sábado, 27 de mayo de 2023

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia del Convento de Santa Ana.  

Muro izquierdo

Jesús Atado a la Columna, retablo neoclásico del siglo XVIII, del taller de Roldán, representa la devoción carmelita, tras la aparición de este Cristo a Santa Teresa.

Retablo de Jesús atado a la columna

En el ático un crucificado del que no tengo información.

Crucificado del ático

Detalle de la cabeza

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de San Vicente. 

Retablo Mayor

Es obra de Cristóbal de Guadix (1.690-1.706), contando con banco, un gran cuerpo central dividido en tres calles separadas por dos grandes columnas salomónicas y ático. En la calle central se sitúa, como es costumbre, el Sagrario, sobre el que se dispone la escultura de san Vicente, obra del taller de Roldán, en el interior de un templete y, sobre éste, otro más pequeño, con una Inmaculada, de finales del XVII. En la época de Semana santa se coloca la imagen de la Virgen.

En las calles laterales se disponen relieves con escenas de la vida del titular de la parroquia: La Muerte de san Vicente en la cama y El Martirio en la parrilla en el lado de la Epístola y El martirio en la cruz de san Andrés y San Vicente ante Daciano en el del Evangelio.

Rematan ambas calles esculturas de san Isidoro y san Leandro.

Retablo Mayor

En el ático se sitúa un Calvario formado por un crucificado del siglo XVI del estilo de obra de Roque Balduque, flanqueado por tallas de san Juan y La Virgen del taller de Roldan del 1704.

 

Calvario en el ático

Detalle del crucificado

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de San Lorenzo. 

Retablo Mayor

El 30 de agosto de 1616, se escrituró con Diego López Bueno por 300 ducados de plata un sagrario de dos cuerpos donde se dispondrían las imágenes de san Pedro, San Pablo y la pura y limpia Concepción.

El 12 de junio de 1617 se contrató a Francisco Pacheco que por 250 ducados se encargó de pintar, dorar y estofar esta obra y las dos tablas que representan a los sacerdotes del antiguo testamento Aarón y Melquisedec.

En 1630 se retoma la obra de finalización del retablo, por parte de Juan Martines Montañés, por la autorización del provisor del Arzobispado, pero con la condición que se iniciaría cuando hubiera fondos, por lo cual la firma del contrato se efectuó el 14 de julio de 1632, especificándose su costo de 6000 ducados en un plazo de tres años.

Montañes terminó el primer cuerpo en octubre de 1635, y el tercero en octubre de 1638, y toda la ejecución se caracterizó por desencuentros económicos del escultor con la Fabrica de la parroquia y la intervención de diversos tasadores, por lo que la relación culminó el 24 de octubre de 1639.

El 18 de septiembre de 1645, por medio de escritura pública, Montañes traspasó el trabajo del altar a Felipe de Ribas, que realizó la talla del crucificado que remata el retablo, san Lorenzo, seis ángeles y uno de los relieves que representa al mártir repartiendo limosnas, pero Felipe de ribas falleció en 1648 por lo cual su hermano Francisco Dionisio se encargó de acabar la obra que quedó completamente terminada el 4 de febrero de 1652.

Durante el mes de julio de 2015 se realiza una limpieza, patrocinada por el Arzobispado con la dirección de Agustín Martín de Soto y Antonio Gamero Osuna. 

Este Retablo Mayor está compuesto por banco, dos cuerpos de tres calles y ático. 

Retablo Mayor

En el ático el Crucificado de Felipe de Ribas de 1645.

Crucificado en el ático

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia del Convento de San Clemente. 

Retablo Mayor

El retablo Mayor   es del siglo XVII y consta de sotobanco y bancodos pisos de tres calles y un ático. 

Levantado por los hermanos Felipe y Gaspar de Ribas, puede considerarse como una de las mejores creaciones barrocas sevillanas. Sin embargo, el dorado y el estofado, la policromía, o bien no quedó terminada del todo, o no se llegó a hacer y, habrá que esperar años, para que todo esté concluido. Será Valdés Leal quien se comprometa a hacerlo, a partir de diciembre de 1680, debiendo dorar y estofar todo el conjunto como lo vemos hoy.

Retablo Mayor

En el ático, un Crucificado, imagen barroca, de calidad, de un crucificado muerto fijado a la cruz con tres clavos y con un paño de pureza anudado al lado derecho.

Crucificado del ático

Detalle de la cabeza


Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia del Convento de San Antonio de Padua. 

Retablo Mayor

El retablo mayor proviene del Convento de San Felipe Neri, que estuvo situado en las cercanías de la iglesia de Santa Catalina, recrecido y adaptado al nuevo recinto. El retablo es obra de Jerónimo Balbás, con la colaboración de Pedro Duque Cornejo en 1711. Estructurado mediante estípites como elemento sustentante, se compone de banco, un amplio cuerpo dividido en tres calles y ático.

Retablo Mayor

En el ático del retablo se encuentra un Crucificado del siglo XVII con tres clavos flanqueado por santos terciarios franciscanos.

Crucificado en el ático

EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia del Oratorio de la Escuela de Cristo II. 

Sacristía

En la sacristía observamos una cajonera del siglo XIX y sobre ella un pequeño retablo con Cristo en la Cruz a tribuido a Cristóbal Ramos.

Mueble cajonera

Se trata de una pequeña escultura de madera de 37 x 32 cm, que muestra el cuerpo alargado. 

Crucificado

La cabeza del crucificado se inclina hacia el lado derecho, con los ojos dirigidos al cielo con expresión agonizante y la boca abierta, dejando ver la lengua y dientes.  Los cabellos caen por la espalda en el lado izquierdo y por el hombro derecho.  Muestra la gran curiosidad de que tanto los ojos como los regueros y gotas de sangre son de cristal, lo que hace que aumente el efecto dramático de la escultura.


Detalle de la cabeza

Se cubre con un discreto paño de pureza anudado en la cadera derecha. 

Detalle del paño de pureza

Los pies fijados con un solo clavo, el pie derecho sobre el izquierdo.

Detalle de los pies

La cruz se clava en un monte, con un dragón con una manzana en la boca y una calavera, simbolizando ambos elementos la redención del hombre y la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.

Detalle del monte

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia del Oratorio de la Escuela de Cristo I. 

Muro del Evangelio

En el segundo tramo, un retablo hornacina de madera en su color presidido por un cuadro de san Pablo. Aquí estaba la lanzada de Lucas Cranach el Viejo (1538), actualmente en el Museo de Bellas Artes. 

Retablo

Sobre este retablo, destaca un crucificado de pequeño tamaño, del circulo de Pedro Millán de finales del siglo XV, que según la tradición fue el regalo de un canónigo de la catedral de Sevilla con motivo de su ingreso en esta institución.

Crucificado

Es una pieza de madera de 70 x 80 cm. que muestra un crucificado anatómicamente correcto, aunque sin mucho detalle, en el que llama la atención sus brazos extendidos en línea recta entre sí y formando un ángulo recto con su cuerpo, así como la inflamación del tórax.

Brazos estirados en ángulo recto

Su rostro, inclinado a la derecha, es alargado, con pómulos marcados, nariz aguileña, boca entreabierta y barba bífida. Los mechones de pelo tiene forma espiral y terminan  en el pecho y en la espalda.

La corona de espinas esta tallada sobre la cabeza y tiene forma de ramas trenzadas con clavos de metal que simulan púas. 

Detalle del rostro

Cubre su desnudez con un paño de pureza que se anuda a su izquierda y se pliega a su derecha formando olas.

Detalle del paño de pureza

Los pies fijados con un solo clavo, el pie derecho sobre el izquierdo.

Detalle de los pies

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de Ómnium Sanctorum III.

Nave del Evangelio

Dos arcosolios con arcos apuntados que presentan un sepulcro cada uno con una escultura yacente de terracota. Encima de ellos se aprecia un crucificado de piedra, junto a varios cuadros.

Nave del Evangelio

Detalle del rostro

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de Ómnium Sanctorum II.

Presbiterio

A cada lado del presbiterio hay un pulpito y en el de la derecha destacamos la presencia de un crucificado, fijado a la cruz con cuatro clavos.

Pulpito

Crucificado

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de Ómnium Sanctorum I.

Nave de la Epístola.

En la cabecera de la nave de la epístola, entre dos arcos de medio punto cegados, se sitúa un Crucificado de mediano tamaño, del que no tengo ninguna información.

Cabecera de la Nave de la Epístola

Crucificado


Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza


Detalle de los pies

  EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de los Luises.

El Retablo Mayor es de caoba tallada en su color, sin dorar, en el que aparecen escenas de las vidas de los Santos de la Compañía de Jesús, siendo tallado por Adolfo López, junto con la imagen de la Inmaculada, que preside el retablo, que es una copia de la Cieguecita, de Martínez Montañés, que se conserva en la Catedral de Sevilla

Vista general del retablo

Encima del sagrario un pequeño crucificado muerto fijado al madero con tres clavos y con un paño de pureza cordifero. 

Crucificado

viernes, 26 de mayo de 2023

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

Las Tres Gracias. Rubens, Pedro Pablo.

Las tres Gracias. Rubens, Pedro Pablo. 1630-1635. Óleo sobre tabla de madera de roble. 220,5 x 182 cm. Museo Nacional del Prado. Sala 029

Las tres Gracias es un cuadro muy personal. Rubens debió pintarlo para sí mismo, pues formaba parte de su colección en el momento de su muerte y no existe un boceto preparatorio, cuando Rubens solía hacerlos para mostrar sus ideas a sus clientes o a sus ayudantes, pero no cuando pintaba para él. 

Venus es la diosa del amor, la belleza y la fertilidad en la mitología romana. Desde el siglo III a.c. la creciente helenización de las clases altas romanas la identificó con la diosa griega Afrodita. Era la esposa de Vulcano, Dios del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de armas y armaduras para dioses y héroes.

En las fuentes mitológicas, comenzando con la Teogonía de Hesíodo, las Gracias se consideran hijas de Zeus y Hera y representan virtudes como la alegría, el encanto y la belleza, símbolos inequívocos de belleza y sensualidad, y acompañan frecuentemente a Venus, añadiendo estos factores al amor, la belleza y la fertilidad, que ella representa. Sus nombres eran Aglaya (Belleza, Esplendor), Eufrosina (Alegría, Jubilo) y Thalía (Florida, Abundancia).

Las Gracias también se asociaron con la generosidad y la gratitud y tanto en el idioma español como en el italiano, las palabras “Gracias” y “Grazie” se utilizan para expresar gratitud por algo recibido y Rubens con esta pintura nos dice “gracias al mundo y a la vida”.

El paisaje se extiende hacia un lejano fondo azul, desde donde una luz intensa se filtra a través de los árboles.

Un riachuelo mana de la fuente, coronada por un niño que sujeta el cuerno de la abundancia, se puede identificar con Cupido, hijo de Venus y de Marte (Dios de la guerra), ayudante de su madre para dirigir la fuerza primordial del amor hacia los mortales. En este caso, para Rubens, encarna una noción positiva puesto que el agua que mana de su fuente es una bendición para el mundo. 

Detalle de Cupido con el “Cuerno de la Abundancia”

De la cornucopia y de la rama de un árbol cuelga una guirnalda de rosas blancas y rojas en plena floración. Replican el esplendor de las Gracias, del mismo modo que las formas de la fuente replican sus cuerpos.

Del árbol cuelgan las ropas de una sola persona, que son contemporáneas de Rubens y no antiguas, como correspondería a las diosas, de este modo el artista relaciona los mitos antiguos con su propia vida. 

Detalle de las guirnaldas y de la ropa

Rubens nos muestra a las tres Gracias abrazadas, formado un circulo, y con ello, inmortalizó a sus dos esposas.

Isabella Brandt, la primera esposa del Pintor, rubia y hermosa, es la Gracia de la derecha. 

Detalle de Isabella Brandt

Presenta una tumoración en el pecho izquierdo en el cuadrante superior izquierdo, que llega hasta el hueco axilar izquierdo. Unos pliegues en la axila podrían corresponder a una afectación de los ganglios linfáticos regionales. Además, el pezón está retraído hacia la axila homolateral y el volumen general de la mama parece menor que la del otro lado. La tumoración entre la mama y la axila izquierda es exofítica, irregular y muestra una tonalidad rojiza, eritematosa, que puede indicar una cierta inflamación. Este aspecto es compatible con la presencia de un cáncer de mama localmente avanzado. Murió muy joven, a los 34 años, durante la peste que afectó a la población europea, pero pudo ser de su tumoración mamaria, pues, el cuadro fue comenzado antes de 1626, fecha de la muerte de Isabella, y terminado en 1639.

Detalle de las mamas

La Gracia de la izquierda se parece a los retratos de su segunda esposa, Helena Fourment. Rubens pintó diversos retratos de Suzanne Fourment, la hermana de Helène, su segunda mujer, que también le sirvió en muchas ocasiones de modelo. 

Su fisonomía coincide bastante con la de la diosa afecta por la tumoración mamaria. Y también coinciden sus pendientes, que el pintor dejó plasmados en diversas obras con gran detalle. Esto hace suponer, que tal vez, fuera su cuñada Suzanne la modelo que padecía un cáncer de mama.

Detalle de Helena Fourment

Si observamos con atención su mano derecha aparece deformada como en una artritis reumatoide. Pero, el pintor se casó con Helena   en diciembre de 1630, cuando ella contaba con apenas dieciséis años y él cincuenta y tres y cuando sirvió de modelo para esta pintura tenía 23 años y no existen datos bibliográficos que indiquen que la joven esposa haya padecido la enfermedad. Por ello, esta representación podrían ser un reflejo de sus propios padecimientos, pues en varias de sus pinturas se muestra luciendo elegantes guantes. Tradicionalmente se puede interpretar como un símbolo de riqueza; sin embargo algunos autores creen que constituye un medio para ocultar las secuelas directas de la Artritis Reumatoides.

Detalle de la mano

La Gracia del centro, de espaldas al espectador, no está identificada, pero pasó también a la posteridad sin nombre. Presenta una marcada escoliosis asociada al signo de Trendelenburg positivo (la cadera derecha baja en vez de elevarse cuando la pierna izquierda permanece apoyada). Algunos autores han sugerido que podrían corresponder a un posible síndrome de hipermovilidad familiar benigna que afectó a Helene Fourment y a su hermana.  Pero, también hay que tener en cuenta que puede ser un recurso utilizado en la pintura y escultura, que  se denomina “contraposto”, término italiano en que la figura rompe la simetría, pero permanece en equilibrio, proporcionando cierta sensación de movimiento.

Escoliosis. Trendelemburg. Contraposto

Rubens nos muestra a las tres Gracias abrazadas, formado un circulo y la posición de los pies son los que proporcionan la sensación de que bailan suavemente.

Posición de los pies

Con este lienzo, el gran Rubens relaciona la belleza con la enfermedad.

Autor: Andrés Carranza Bencano