lunes, 3 de abril de 2023

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

El Cristo de la Paz de la Capilla del Rosario de los Humeros.

Es obra documentada de Jerónimo Roldan de 1761, siendo encarnada por Joaquín Cano en julio de 1762.

El 6 de febrero del citado año recibió "trescientos reales por cuenta de un Señor Crucificado para Vía Crucis”. Tal funcionalidad justifica su reducido tamaño, 85 cms. de alto, adecuado para que una persona pueda portarlo en dicho ejercicio cuaresmal, como sigue aconteciendo en la actualidad.

Según acredita un inventario de 1784, contó con altar propio en la Capilla del Rosario de los Humeros (ver), posteriormente, ocupó el manifestador del retablo mayor, presidiendo en nuestros días el antiguo altar de Nuestra Señora del Carmen, en el lado de la Epístola.

Gómez Millán, en 1928, encontraba semejanzas formales, entre este Cristo y el de la Salud de San Bernardo, que fue destruido en 1936.

La valoración más ajustada de esta obra la realizó en 1979 el profesor Villar Movellán, para quien el Crucificado de la Paz "encaja perfectamente dentro del estilo familiar (Roldan), pero revela ya las suavidades formales de mediados de siglo, patentes por ejemplo en el perizoma caído, resguardado de los fuertes y dramáticos vientos que hacían moverse el sagrado paño cincuenta años antes. Incorrecto de proporciones, está analizado no obstante con esmero en las partes fundamentales de su anatomía".

Jerónimo Roldán representó un Cristo muerto, fijo a una cruz arbórea mediante tres clavos, montando el pie derecho sobre el izquierdo.

Sobre el stipes o madero vertical presenta el tindus o tablilla, donde figuran inscritas las características iniciales I.N.R.I.

El cuerpo inerte de Jesús pende ostensiblemente del patíbulo martirial, su anatomía, de miembros enjutos, está tratada armoniosamente.

El rostro de ese cristo muerto es sosegado y apacible, con nobles facciones muy en la línea del taller Roldán, desterrando todo efecto dramático, dominando la serenidad y el equilibrio compositivos. Se reclina plácidamente sobre el pecho. Antaño llegó a lucir potencias y corona de espinas. La melena bien trabajada descubre su oreja izquierda y oculta con un mechón la derecha.

Se cubre con un escueto paño de pureza cordífero (atado con soga) que se ajusta a las caderas, anudándose en el lado derecho, dejando al descubierto la cadera izquierda.  

En el año 2000 con motivo del Vía Crucis al convento de santa Rosalía José Manuel Bonilla Cornejo realizo una nueva cruz para la imagen, más proporcional al tamaño del cristo.

Pudiera considerarse como el último Crucificado roldaniano de la escuela escultórica sevillana.

Cristo de la Paz

Detalle de la cara

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

Autor: Andrés Carranza Bencano

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

El Santísimo Cristo de la Providencia.

El Oratorio de la Escuela de Cristo (ver) presenta un altar en la cabecera, con un severo retablo neoclásico de mampostería jaspeado en mármoles de colores.

Lo preside una imagen del Cristo de la Providencia, obra de Juan de Astorga, policromado por Juan de Uceda, encargada en el año 1818 y entregado en el año 1820. Sustituyó al Cristo del Calvario (ver) de Francisco de Ocampo (1611), adquirido a la iglesia de san Idelfonso y que luego esta reclamó, a cambio de 4000 reales, por lo que la escuela se vio forzada a encargar el actual que costó 8400 reales.

Francisco Nicolás de la Barrera fue, en nombre de la Escuela, el que encargó a Juan de Astorga un nuevo Cristo en la Cruz, indicándole que "salga lo más dulce y sensible que sea dable, con la circunstancia de que el rostro goce bien desde el pavimento".

Y efectivamente la pieza es de suma belleza y serenidad acorde con el espíritu neoclásico.

La cara no tiene aspecto dramático, predomina el aspecto de la bondad de cristo y su amor al horror del martirio de la Cruz, resaltando la faceta de la entrega de Jesus al género humano y su obediencia al Padre hasta la muerte, por eso se nos muestra sin dramatismo y siguiendo los cañones de la escuela sevillana, con solo los signos imprescindibles de la Pasión.

El paño de pureza no se anuda, sino que se fija sobre un cordel mostrando la cadera derecha.

Presenta solo tres cavos con los pies fijados juntos, el derecho sobre el izquierdo. 

Altar del Oratorio de la Escuela de Cristo

Cristo de Misericordia

Detalle de la cara

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

Autor: Andrés Carranza Bencano