EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
El Cristo de la Paz de la Capilla del Rosario de los Humeros.
Es obra documentada de Jerónimo Roldan de 1761, siendo encarnada por Joaquín
Cano en julio de 1762.
El 6 de febrero del citado año recibió "trescientos reales por
cuenta de un Señor Crucificado para Vía Crucis”. Tal funcionalidad justifica su
reducido tamaño, 85 cms. de alto, adecuado para que una persona pueda portarlo
en dicho ejercicio cuaresmal, como sigue aconteciendo en la actualidad.
Según acredita un inventario de 1784, contó con altar propio en la
Capilla del Rosario de los Humeros (ver), posteriormente, ocupó el manifestador del
retablo mayor, presidiendo en nuestros días el antiguo altar de Nuestra Señora
del Carmen, en el lado de la Epístola.
Gómez Millán, en 1928, encontraba semejanzas formales, entre este Cristo
y el de la Salud de San Bernardo, que fue destruido en 1936.
La valoración más ajustada de esta obra la realizó en 1979 el profesor
Villar Movellán, para quien el Crucificado de la Paz "encaja perfectamente
dentro del estilo familiar (Roldan), pero revela ya las suavidades formales de
mediados de siglo, patentes por ejemplo en el perizoma caído, resguardado de
los fuertes y dramáticos vientos que hacían moverse el sagrado paño cincuenta
años antes. Incorrecto de proporciones, está analizado no obstante con esmero
en las partes fundamentales de su anatomía".
Jerónimo Roldán representó un Cristo muerto, fijo a una cruz arbórea
mediante tres clavos, montando el pie derecho sobre el izquierdo.
Sobre el stipes o madero vertical presenta el tindus o tablilla, donde
figuran inscritas las características iniciales I.N.R.I.
El cuerpo inerte de Jesús pende ostensiblemente del patíbulo martirial, su
anatomía, de miembros enjutos, está tratada armoniosamente.
El rostro de ese cristo muerto es sosegado y apacible, con nobles
facciones muy en la línea del taller Roldán, desterrando todo efecto dramático,
dominando la serenidad y el equilibrio compositivos. Se reclina plácidamente
sobre el pecho. Antaño llegó a lucir potencias y corona de espinas. La melena
bien trabajada descubre su oreja izquierda y oculta con un mechón la derecha.
Se cubre con un escueto paño de pureza cordífero (atado con soga) que se
ajusta a las caderas, anudándose en el lado derecho, dejando al descubierto la
cadera izquierda.
En el año 2000 con motivo del Vía Crucis al convento de santa Rosalía José
Manuel Bonilla Cornejo realizo una nueva cruz para la imagen, más proporcional
al tamaño del cristo.
Pudiera considerarse como el último Crucificado roldaniano de la escuela
escultórica sevillana.