lunes, 9 de enero de 2023

 EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA

Nuestro Padre Jesús de las Penas


La talla estuvo hasta el siglo XIX presidiendo las lecturas de oraciones de los padres carmelitas descalzos, en una hornacina del patio del convento Casa Grande del Carmen, situado en la calle Baños.

Con la invasión francesa el convento quedó clausurado en 1810 y la imagen fue abandonada.

En 1845 se volvió a abrir el cenobio carmelitano y la talla pasó a ocupar un lugar preferente en el altar del Santísimo.

En 1868 se cerró definitivamente el convento, por lo que la imagen del Señor se trasladó en 1870 a la Iglesia de san Vicente, donde quedó igualmente olvidada.

Posteriormente, Rafael Alba, religioso exclaustrado carmelita y cura propio de la parroquia, admirador y devoto de la misma, la instaló en un altar a los pies de la nave de la Epístola

En 1946 se dispuso en la capilla que perteneció a los Ponce de León, situada en la cabecera del templo, en la nave de la Epístola, siendo restaurada bajo la supervisión del arquitecto José Granados. Esta capilla fue construida en 1.584 y ampliada en el siglo XIX, y en realidad, se trata de dos antiguas capillas unidas, pudiéndose observar aún el arco toral que las separaba.

En un principio la imagen del Señor fue instalada en el testero izquierdo de esta capilla, y tras la restauración de 2.001, se ha situado delante del retablo, en un pedestal de mármol, pasando la Virgen de los Dolores al muro de la Epístola de dicha capilla.

Así, no es una efigie procesional sino de retablo, es una imagen decorativa, concebida para ser venerada en una hornacina o retablo del templo o claustro conventual.

Representa a Cristo caído en tierra, o en el momento previo a la caída total, de ahí que responda a un concepto esencialmente dinámico de movimiento inestable. Según el Prof. Hernández Díaz, podría corresponder a la primera o segunda caída del Redentor, porque está representado doliente, angustiado, pero con la fortaleza, careciendo de Cireneo, para continuar el Calvario y es quizás la escultura que mejor representa la caída de Cristo en tierra.

Iconográficamente se apoya de forma indirecta en los textos evangélicos, tanto los sinópticos, como San Juan, que dicen que Jesús se dirigió al Calvario para ser crucificado, pero las caídas propiamente dichas son descritas en los llamados evangelios apócrifos.

Es una obra anónima, del círculo de Pedro Roldán (hacia 1.700). Se trata de una talla completa en madera de cedro policromada, con una túnica tallada de tonalidad verde, con rico estofado en el frente visible, y solo dibujado en el dorso, sobre el fondo grisáceo.

Talla completa de madera policromada

Al ser una talla completa, para poderla vestir, con una túnica morada, en el siglo XVIII fue mutilada, haciendo desaparecer los pliegues tallados del cuello, tórax y mangas de la vestidura y seccionándole el brazo derecho. La hermandad tiene dos túnicas de terciopelo moradas con bordados en oro para serle colocadas en diversas ocasiones.

Mide 1,34 metros desde la cabeza al talón, su mano derecha se apoya en el suelo.

Detalle de la mano derecha

Tiene una cruz de madera, una cruz arbórea y una cruz rectangular de carey para la salida procesional y cultos en su honor.

Cruz de madera


Cruz arbórea

Cruz de carey

La cabeza esta girada hacia el lado derecho, coronada de espina al estilo mesino. La mirada es serena y expresiva, dulce y angustiada a la vez, fija al frente. Los ojos cristalinos se encuentran en la actualidad pintados. Sobre su cabeza lleva las tres Potencias de oro, símbolo de su Divinidad, labradas por Jesús Domínguez.  Se dispone abrazando a la Cruz con la mano izquierda. 

Detalle

Detalle facial

Solamente se aprecia el pie derecho al tener atrasada esta pierna, el izquierdo no se pormenoriza por caer bajo la túnica. 

Detalle del pie

Hay tres Cruces de carey en la Semana Santa sevillana: la del silencio, la de la O y la de las penas de San Vicente.

La de san Vicente se diferencia de las demás porque los apliques de plata, que forma un dibujo romboidal, no están superpuestos sobre el carey, sino encastrados en él, empleando una técnica que actualmente se desconoce.  

La cruz fue creada para la hermandad de Jesús Nazareno de Écija, encargada por su hermano mayor Manuel de Villavicencio Castrillo. Se encomendó en 1734 a Juan Francisco de Pareja, maestro ebanista de Andújar. En 1967, la hermandad astigitana la vendió a la Hermandad de las Penas de San Vicente. 

Sobre la composición, Bernales Ballesteros apunta una posible inspiración en un grabado veneciano, dada la figuración doliente de Jesús caído con tres puntos de apoyo y la posición frontal. Puede estar inspirado, también, en el famoso cuadro de Rafael Sanzio titulado El Pasmo de Sicilia.

El Pasmo de Sicilia o Caída en el camino del Calvario. Rafael Sanzio. 1515-1517. Óleo sobre madera pasado a lienzo. 318 x 229 cm. Museo Nacional del Prado

Fue restaurado por Rafael Barbero Medina en 1980. Resanó ensambles, repuso espinas perdidas, encarnó la nariz y limpió la frente y pabellones auditivos.


Autor: Andrés Carranza Bencano