domingo, 31 de diciembre de 2023

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA 

El Cáliz de Valencia (Santo Grial).

El Santo Cáliz de la catedral de Valencia se custodia en la Capilla de su nombre en la Catedral de santa María de Valencia y es identificado como el Santo Grial.  Según la tradición, fue empleada por Jesús de Nazaret para instituir la Eucaristía en la última cena con los apóstoles.

Exterior de la Catedral de Valencia

Interior de la catedral de Valencia desde los pies de la nave central

Frontal de la "Capilla del Cáliz"

Altar del Cáliz

Detalle del Cáliz

El cáliz consta de una copa superior tallada en piedra de ágata, que muestra vetas de colores cálidos cuando refracta la luz. Los arqueólogos consideran que es de origen oriental y de los años 100 a 50 antes de Cristo.

Se apoya en un pie con asas que habría sido añadido posteriormente, en la etapa medieval. Este consta de una columna central hexagonal con una tuerca redonda al medio y terminada en dos pequeños platos, uno donde se apoya la copa superior y otro en la parte inferior que sostiene el pie. Las asas tienen forma de serpiente, con sección también hexagonal. La base, de forma elíptica, es de calcedonia y contiene 28 pequeñas perlas, dos rubíes y dos esmeraldas, todo ello guarnecido en oro.

Su tamaño es de 17 cm de altura por 9 cm de anchura en la copa y 14,5 x 9,7 cm en la base.

En el pie hay una inscripción en árabe cúfico que reza “ALLAH JOSUA” (Jesús Dios”).

Este cáliz es el representado por el pintor valenciano Juan de Juanes en su cuadro de “La Santa Cena” de 1560, y en él se representa la copa con el pie con asas, con lo cual se manifiesta que ya tenía esas partes, en esas fechas. 


Hay muy pocos indicios del recorrido de la sagrada copa desde Jerusalén hasta Roma, pero la tradición cristiana cuenta, que, tras la última cena en Jerusalén, el Santo Grial fue guardado y utilizado por los apóstoles. En manos de San Pedro pasaría a la ciudad de Antioquía y posteriormente a Roma con el objetivo de ser utilizada por los primeros papas en las celebraciones eucarísticas.

En el año 258, el papa Sixto II, para protegerlo de la persecución del emperador Valeriano, se lo entregó a su diacono San Lorenzo.

En la Biblioteca Nacional de Madrid, se conserva un manuscrito del Siglo XVII titulado “Vida y martirio del glorioso español San Laurencio”, obra de Lorenzo Mateu y Sanz , y traducción de otro manuscrito original del siglo VI, obra del abad Donato, en el que se narra la historia de San Lorenzo y cómo este, poco antes de su propio martirio, confió a su compatriota legionario Precelio “algunas memorables reliquias, de forma que pudiera enviarlas a Hispania y entre ellas estaba la copa en la que Cristo consagró su sangre la noche de la Última Cena”.

Así, San Lorenzo envió la reliquia a Huesca, donde vivía su familia, cerca de la actual ermita de la Virgen de Loreto.

La Ermita de Loreto

Durante la invasión musulmana, a partir del año 713, el cáliz fue ocultado en la región del Pirineo, pasando por la cueva de Yesa, san Pedro de Siresa, Santa María de Sasabe (actualmente san Adrián de Sásabe) San Pedro de la Sede Real de Bailio, la catedral de Jaca y finalmente acabó en el siglo XI en el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca), donde un documento del año 1071 menciona un precioso cáliz de piedra: “Calis lapsis exilis Domini. Igualmente, el documento "Vida de de S. Lorenzo", escrito por Carreras Ramírez, Canon de Zaragoza, el 14 de diciembre de 1134, referencia la presencia del Santo Cáliz en el monasterio de San Juan del Peña al escribir (página 109): "En un arca de marfil está el Cáliz en que Cristo N. Señor consagró su sangre, el cual envió S. Laurenzo a su patria, Huesca". 

Monasterio de san Juan de la Peña (Huesca)

La reliquia fue entregada en el año 1399 al Rey de Aragón, Martín I el Humano que lo tuvo en el Palacio Real de la Aljafería de Zaragoza y luego hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410. 

Palacio Real de la Aljafería de Zaragoza

Hacia 1424, el segundo sucesor de Don Martin, el Rey Alfonso V el Magnánimo, llevo el relicario al palacio de Valencia.

La conquista del reino de Nápoles le supuso a este rey contraer una gran deuda con la jerarquía eclesiástica y para condonar dicha deuda, el Santo Cáliz fue entregado a la iglesia en 1437.

El 3 de abril de 1744, durante el servicio de Semana Santa, el cáliz escapó de las manos del canónigo Vicente Frígola y Brizuela   y cayó, partiéndose en dos. El maestro platero Luis Vicent efectuó una reparación, en presencia del notario Juan Claver, y solo se observan dos pequeñas grietas. La impresión del accidente fue tal que el canónigo Frígola enfermó y murió días después.

Fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma sagrada en el “monumento del Jueves Santo”.

En el año 1916 fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz, a los pies de la nave de la epístola.

Desde entonces, solo en dos ocasiones ha abandonado la catedral de Valencia. Durante la Guerra de la Independencia (1809-1813) fue trasladado a Ibiza para salvaguardarlo de las tropas napoleónicas y posteriormente durante la Guerra Civil Española fue ocultado en el municipio de Carlet.

Muro en la Casa del Carlet donde el Cáliz permaneció entre 1937 y 1939

Es difícil de asegurar, pero es completamente posible que este vaso sea el “Santo Cáliz”, pues es una auténtica copa judía de bendición del siglo I, y como tal ha sido aceptada por la Iglesia. El Beato Juan XXIII concedió indulgencia plenaria en el día de su fiesta anual. El Papa Juan Pablo II celebró la Eucaristía con el Santo Cáliz durante su visita a Valencia el 8 de noviembre de 1982. Su Santidad Benedicto XVI celebró la Eucaristía con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, el 8 de Julio de 2006. Finalmente, el Papa Francisco concedió la celebración de un Año Jubilar Eucarístico en honor del Santo Cáliz, cada cinco años a partir de 2015.

Real Colegiata de san Isidoro de León

A través de dos documentos hallados en la biblioteca de Al-Azhar en El Cairo, los investigadores defienden que en el siglo XI, Egipto atravesaba una gran hambruna motivada por una sequía, ante lo cual el califa Al Mutansir pidió ayuda al pueblo musulmán. El Emir de Denia, un pequeño taifa de la península, responderá enviando barcos con alimentos.

Como agradecimiento el Califa egipcio regala al emir de Denia diversos presentes entre los cuales se encontraban los cuencos de onix que componen un cáliz. Durante el viaje, a uno de los cuencos le fue arrancada una esquirla con una gummia, pequeño cuchillo curvo de tipología árabe, cuyo corte se puede apreciar en el cuenco de la parte superior.

El reino de León se encontraba gobernado por Fernando I el Grande, uno de los reyes más poderosos en la cristiandad, que se encontraba atacando Valencia, ante lo cual el Emir de Denia le regalará al rey leonés los cuencos que forman el cáliz a fin de gozar de su favor.

Al morir Fernando I decidió dividir su reino entre sus hijos, entregando León a Alfonso, Castilla a Sancho, Galicia a García, Toro a Elvira y haciendo a Urraca señora de Zamora.

Doña Urraca era la hija primogénita y por tanto era la dómina del Infantado de León, una institución jurídica por la que le competía el patronato y las rentas de todos los monasterios pertenecientes al patrimonio regio.  Y donó sus joyas para decorar los cuencos de Fernando I para darle forma de Cáliz. 

En la parte superior se introduce un cuenco áureo con decoración al exterior a base de cabujones de perlas, zafiros, esmeraldas, aljofares y un camafeo de pasta vítrea de estética romana entre otras.

Ambos cuencos de ónix se unen por un grueso nudo de oro de gran calidad y ocho tirantes. El nudo, organiza su decoración a base de cuatro placas romboidales con cruces flordelisadas de esmaltes de color verde, completándose con cabujones de piedras preciosas y las filigranas de caracolillos y tallos. En la base de este nudo, Urraca nos dejó constancia de que ella fue la donante, con una inscripción de filigrana de oro que reza: IN NOMINE DOMINI URRACA FREDINANDI, (en nombre del Señor, Urraca hija de Fernando).

El pie del cáliz está decorado con arquillos de medio punto y cordoncillos de oro.