viernes, 20 de diciembre de 2024

 TRAUMATOLOGÍA

Herida por mordedura

La riña en la Venta Nueva. Francisco de Goya y Luciente.



Esta obra es un cartón para tapiz que forma parte de una serie de diez cartones para tapices de temática campestre, destinados al comedor de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el palacio de El Pardo.

Junto a este cartón Goya entregó, el 12 de agosto de 1777, otros tres de la serie: “La maja y los esbozados”, “El quitasol” y “El bebedor”. Debió de realizarlos entre el 3 de marzo, fecha en que entregó el anterior cartón, “Baile a orillas del Manzanares”, y el mencionado 12 de agosto. Parece tiempo más que suficiente para acometer cuatro cartones y la razón de esta demora fue la enfermedad de Goya, conocida gracias a su correspondencia con Martín Zapater.

Hacia 1856 o 1857 este cartón se trasladó desde la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara al Palacio Real de Madrid y en 1870 ingresó en el Museo del Prado.

La escena parece situarse en las cercanías de Madrid, pues al fondo se aprecia la sierra de Guadarrama, en la zona conocida en la actualidad como “Ventas”, y entonces como “Ventas del Espíritu Santo”, donde paraban arrieros, caleseros, comerciantes, camorristas y jugadores, como los representa aquí Goya.

La venta, situada en una encrucijada de caminos, se define como “Venta Nueva” aunque sus muros están agrietados y la cruz que la corona, ladeada, lo que con ironía proporciona a la escena un sentido metafórico sobre la intemporalidad de la violencia humana. Del ventanuco circular situado en el hastial asoma un cartel que reza "venta nueva”.

Detalle de la "Venta Nueba"


La escena representa una pelea, ocasionada por una partida de naipes, entre personajes que por sus atuendos revelan su procedencia de diversas provincias de España, murcianos y valencianos entre otros, así como un joven bien vestido, de clase social más elevada.

En un segundo plano a la derecha vemos la mesa con los naipes, con los oros y los bastos bien visibles, indicando el motivo de la contienda, mientras el ventero recoge el dinero y tras él ha llegado un policía a caballo, con una pistola en la mano. 


Detalle de la mesa con los naipes, el ventero y el policía a caballo

La disputa ocupa el primer plano y el centro de la imagen, en la que sus protagonistas emplean todas las armas posibles, piedras, palos, cuchillos y una pistola, así como las propias manos. Así, un grupo de cinco hombres luchan en el centro. El personaje que está de espaldas, que pelea a puñetazos, se identifica perfectamente con un murciano, por sus pantalones cortos y sus sandalias.

Detalle del grupo de cinco hombres


Junto a este grupo, hay otras dos figuras peleando y una de ella muerde en el brazo a su contrincante, produciendo una herida por mordedura

Detalle de un hombre mordiendo a su contrario

Cierra el "escenario", a la izquierda, un personaje, mejor vestido, que parece dispuesto a lanzar una piedra.

Detalle del hombre lanzando una piedra

Un perro en el centro mira al espectador con expresión de asombro ante las acciones de sus amos. 

Detalle del perro

La escena costumbrista nos hace testigos de esta disputa provocada por el juego de cartas, que se puede interpretar como una lección de moralidad.

Por Andrés Carranza Bencano