sábado, 27 de abril de 2024

INTOXICACIONES

Hasta verte Cristo mío. José García Ramos

¡¡ Hasta verte, Cristo mío ¡¡. García Ramos, José. Hacia 1895. Óleo sobre lienzo. 95 x 63 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XII


El protagonista de la escena es un santero. Personaje de la época que se dedicaba a trasladar una imagen de devoción por las casas de la feligresía, tras recoger los donativos, y que en este caso se trata de la imagen de un Niño Jesús.

Detalle del Niño Jesús

La escena representa el momento en que hace una parada en la taberna para saciar su sed. Deja caer al suelo su sombrero castoreño y su capa, pero no suelta la escultura, que mantiene agarrada con el brazo izquierdo, mientras empina la escudilla de vino con la mano libre y un ligero movimiento del cuerpo, flexionando las rodillas y torciendo típicamente el tronco hacia atrás, para apurarla hasta el final.

Detalle del sombrero y la capa en el suelo

Detalle de la postura del santero

Es observado por el goyesco personaje de al lado, que igualmente disfruta de un vaso de vino situado en la mesa junto a una jarra de agua.

Detalle del personaje sentado en la mesa

El tabernero, de aspecto tosco y gesto huraño, sostiene en su mano derecha una jarra metálica y golpea, con los nudillos de su mano izquierda, el mostrador, reducido al alfeizar de una ventana, instándole a que termine y vuelva a poner la escudilla para servirle otra ronda.

Detalle del tabernero

La escena se completa con un cuadrito con la advertencia “hoy no se fía aquí, mañana sí”, que aún puede verse en algunos bares sevillanos, la pequeña jaula con su jilguero y, al fondo a la izquierda, el altarcito de cerámica con una imagen de la Virgen. 

Detalle del cuadrito

Detalle de la jaula con el jilguero

Detalle del altarcito 

Esta pintoresca figura del santero ha desaparecido en nuestros días, pero recuerdo, en mi casa de Alcalá del Río, la tradición de circular entre los devotos ciertas “capillas”, de la Milagrosa, de San Antonio, del Corazón de Jesús, de San José, etc. Se le reservaba un lugar preeminente en el salón principal de la casa, se le encendía una velita, y al cabo de unos días el santero la recogía y se la pasaba a otro vecino.

El título de la obra hace referencia a que el santero está bebiendo de un cuenco en cuyo fondo aparece la imagen de Cristo crucificado, por lo que el “rito” es beber el tazón de un solo trago, y de ahí la frase “Hasta verte Cristo mío”, que puede parecer irreverente pero que en realidad muestra la cercanía y llaneza del trato con lo divino. 


Detalle del cuenco con la imagen de Cristo crucificado en su fondo

Por Andrés Carranza Bencano