EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
El Santísimo Cristo del Amparo. Iglesia de san Lorenzo.
Retablo del Cristo del Amparo
El crucificado se
encuentra en la parroquia de san Lorenzo (ver), y se sitúa en la zona hastial de la
nave izquierda (del Evangelio), sobre un retablo de estilo
barroco, obra de Fernando Barahona (1682), muy oscurecido y con muy mala
iluminación, por lo que es muy fácil que pase desapercibido al visitar el
templo, sobre todo teniendo en cuenta, además, que no procesiona y que no es
titular de ninguna cofradía de penitencia ni de gloria.
Detalle del retablo del Cristo del Amparo
Es una talla de madera policromada atribuida
primitivamente a Francisco Dionisio de Ribas (aunque no de forma unánime) y de
la misma época que el Retablo Mayor de la Iglesia.
Santísimo Cristo del Amparo
Según María Teresa Dabrio
González, historiadora de arte y estudiosa del taller escultórico de los Ribas
“la atribución no puede mantenerse, ya que los pocos crucificados conocidos de
Francisco Dionisio de Ribas no guardan relación con la imagen en cuestión. El
maestro cordobés concibe de modo diferente la caída del sudario, el tratamiento
del torso y la colocación de los pies, que Francisco nunca cruza”.
Adicionalmente, se viene
afirmando que la imagen fue concebida para residir en el Altar Mayor, pero no tenía
las dimensiones adecuadas para desempeñar tal función, al ser de un tamaño
demasiado pequeño, por lo que se mandó hacer una nueva de mayor tamaño.
Este nuevo crucificado sería
el que actualmente remata el ático del Retablo Mayor de san Lorenzo, obra
documentada de Felipe de Ribas.
De todas maneras, es
difícil pensar que un maestro escultor calculase erróneamente las dimensiones
adecuadas para un crucificado de retablo, por lo que esta afirmación carece de
sentido y es más una leyenda popular.
Se trata de un Cristo
muerto de un canon esbelto, sin estridencias anatómicas en general, que se fija
con tres clavos a una cruz arbórea.
Su leve inclinación de la cabeza refleja la muerte con menor realismo que en otros crucificados de la misma época.
De la cabeza, destaca el trabajo cuidadoso tanto de la barba como del
pelo. El pelo se divide en dos mitades por encima de la cabeza, con la raya en
el centro y caído fundamentalmente hacia el lado derecho, dejando al
descubierto la oreja izquierda. Está formado por mechones largos y ondulados,
de color castaño oscuro, lo que contribuye a estilizar el rostro de la
escultura. La barba es discretamente bífida.
No presenta corona de espinas, aunque si tiene heridas en la frente.
Presenta discreta flexión
de las piernas y el torso en un plano absolutamente frontal, sin
contrabalanceo, lo que resta realismo a la imagen.
En este caso
un escueto paño de pureza envuelve las caderas de Cristo, cubriendo mínimamente
la desnudez del crucificado, se ciñe con una o dos vueltas a la cintura, se
sujeta con un lazo a la cadera derecha y cae oblicuamente, lo que recuerda más
a modelos manieristas que a los típicamente barrocos de su época.
Los pies se cruzan al
fijarse con un solo clavo, el derecho por delante del izquierdo, y adoptan una
postura algo antinatural.
Los dedos del pie derecho se
representan frontalmente mientras que el tobillo y talón se resuelven
lateralmente, adoptando una postura forzada.