sábado, 22 de abril de 2023

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Hallux Valgus

Aparición de Cristo a san Ignacio camino de Roma. Juan de Valdés Leal

Aparición de Cristo a san Ignacio camino de Roma. Juan de Valdés Leal. Hacia1662. Óleo sobre lienzo. 217 x 150 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla. Sala VIII. Procede de la desamortización (1840)de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús


Este lienzo forma parte de la serie que, sobre la vida de San Ignacio de Loyola, encargaron los jesuitas a Valdés con destino al claustro de la Casa Profesa de Sevilla.

Realizada entre 1660 y 1664, subraya la intención moralizante de los Jesuitas, pues refleja la función didáctica y ejemplar que siempre dieron al arte.

La serie está basada en grabados procedentes de los libros que narran la vida del santo, entre ellos la Vida de san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesus, del jesuita Pedro de Rivadeneyra.

Independientemente de la sugerencia de los textos y los grabados que hubo de consultar Valdés Leal, se advierte como Valdés interpreta de forma muy personal el desarrollo de los episodios, en su aspecto compositivo,  descripción de los personajes y aspectos arquitectónicos o paisajistas.

Para este cuadro en concreto, Valdés Leal se inspira en un grabado anónimo incluido en una vida del santo publicada en Roma en 1609.

Este episodio milagroso sucede durante un viaje de san Ignacio y los primeros jesuitas, sus compañeros Fabra y Laínez, desde Venecia a Roma, para defender su proyecto ante el Papa Paulo III.

En las cercanías de esta última ciudad, el santo fundador, se detiene en un templo en ruinas para orar, implorando amparo para los miembros de la recién creada Compañía de Jesús. San Ignacio tiene aquí la visión de Dios Padre y Cristo cargado con la cruz, que le anuncia su protección: “Yo os seré propicio en Roma”. Este episodio es conocido como La Storta (la curva) por el lugar en que tuvo lugar el prodigio.

Es uno de los temas más importantes de la iconografía jesuítica y sin duda de la vida de San Ignacio. Es una escena que para los jesuitas significó una especie de bautismo de la Compañía, ya que a petición del Padre la Orden se llamaría “Compañía de Jesús”.

Destacamos la presencia de Dios Padre en la parte superior de la composición.

Dios Padre

Igualmente, destaca la expresividad del rostro de Jesús, mezcla de sufrimiento y amor.

 
Rostro de Jesús

Y por supuesto, la expresión de entrega y agradecimiento de san Ignacio.


San Ignacio de Loyola

En el paisaje que vemos al fondo a la izquierda, detrás de san Ignacio,  se puede observar a un jesuita huyendo de un soldado a caballo, escena que podríamos relacionar con la hostilidad dirigida hacia los primeros miembros de la Compañía de Jesús. 

Pero, según Valdivieso, es una escena descrita por Ribadeneira en la “Vida de San Ignacio de Loyola”. Se refiere al episodio acontecido al padre jesuita Simón Rodríguez, que llega a dudar de su vocación y decide abandonar la compañía de Jesús para dedicarse a la vida aislada de un ermitaño.

Camino de su retiro, se topó con un hombre a caballo armado con una espada que le persiguió. El padre Simón, consideró que este hecho era un castigo divino, por lo que huyó despavorido a refugiarse en una posada donde se encontraba san Ignacio, a quien le narró el episodio. Este, después de escucharle, le repitió lo que Cristo le dijo a san Pedro cuando lo negó “Hombre de poca fe. ¿Por qué dudaste? De esta manera Simón Rodríguez se confirmó en su vocación de Jesuita, a la que ya nunca renunció.  


Monje huyendo de un hombre armado a caballo

Finalmente, la desnudez de los pies, en la mayoría de las religiones es considerada como señal de humildad, y al mismo tiempo representa la divinidad de Jesús, pues se necesita una fuerza sobrehumana para caminar descalzo por el terreno irregular que conlleva los más de 600 metros que separan el pretorio del monte Calvario.

Valdés nos presenta un pie potente de tipo griego (el primer dedo más corto que el segundo) y con un discreto Hallux Valgus o “Juanete”.

Detalle de los pies de Jesús

Autor: Andrés Carranza Bencano

 EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA

Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes. Iglesia de san Juan de la Palma

La imagen de “Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes”, cotitular de la Hermanad de la Amargura, se atribuye a Roldan y se fecha entre 1696 y 1697. Representa el momento en el que Jesús fue enviado por Pilatos a Herodes y este, tras varias preguntas lo desprecia y le ciñe una vestidura blanca (Lucas 23, 8-11). Por ello, el nombre del silencio le viene por el que guardó Cristo ante el interrogatorio de Herodes, de ahí también la denominación cofradiera del Silencio Blanco, que asimismo se utilizó incluso para título de una marcha de cornetas y tambores de Julio Vera.

La imagen se presenta sobre una peana de madera policromada, descalzo y maniatado frontalmente, con la mano derecha sobre la izquierda, vestido von la túnica representativa del pasaje, en posición andante tras el desprecio realizado por el tetrarca. Es una imagen para vestir de 185 cm, per el cuerpo no es el original, pues Juan Luis Vasallo realizó uno nuevo en 1951 cambiando la posición de las manos, pasando de detrás hacia adelante. 

Imagen actual