miércoles, 6 de diciembre de 2023

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

DESCENDIMIENTO 

El descendimiento de la Cruz. Rogier van der Weyden. 

Se pintó, antes de 1443, para la capilla de Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina,  fundada en el siglo XIV por el gremio de ballesteros, vendida en 1789 y demolida poco después. 

En honor a dicho gremio, el artista incluyó las dos pequeñas ballestas que cuelgan en la tracería de las dos esquinas mayores de la tabla.

La regente de los Países Bajos María de Hungría, hermana de Carlos V, canjeó la pintura original por un órgano y una réplica de la original, pintada por Michel Coxcie, para su palacio de Binche en 1549, y posteriormente la donó a su sobrino Felipe II que la tenía en la capilla del Pardo en 1564.

El pintor Juan Fernández Navarrete (Navarrete el Mudo) creo, por encargo de Felipe II,  dos alas o postigos en grisalla que devolvieron a la obra su estado general de forma de tríptico, aunque se perdieron posteriormente, al igual que los originales.

En 1567, Felipe II encargó a Coxcie una nueva replica para el Pardo mientras el original se enviaría al Monasterio de El Escorial. Actualmente, esta copia pertenece al Museo del Prado y está cedida en depósito al Monasterio del Escorial.

En 1936, al estallar la Guerra Civil Española fue trasladada desde el Monasterio de El Escorial al Museo del Prado. En febrero de 1939 fue llevada a Ginebra junto a otras obras del Museo. Afortunadamente, al terminar la guerra fue devuelta al Museo del Prado donde fue incluida, en 1943, por decreto del gobierno de Franco. Actualmente, permanece en este último Museo bajo la fórmula jurídica de depósito temporal renovable, cuya última actualización es de 1998. 

Esta obra ha sido objeto de innumerables copias. Así, en 1430 un pintor desconocido realizó una réplica para la capilla de una familia de Lovaina, en la Iglesia de san Pedro, que actualmente está en el Museo M de Lovaina, y existe una copia española, que aportó Leonor de Mascareñas en 1563 al fundar el convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Madrid, que pasó al Museo del Prado tras la desamortización de Mendizábal, y que actualmente se exhibe en depósito en la Capilla Real de Granada.  

La obra tiene forma rectangular, con un saliente en el centro de la parte superior y encaja un gran número de personajes en una tabla de dimensiones no muy grandes, estipulada por el comitente.

La obra incluye en una sola escena dos episodios, “el Descendimiento de la Cruz” y “el Espasmo de la Virgen María”, que según el texto apócrifo conocido como “Las Actas de Pilato”, realmente habría ocurrido cuando María vio a Jesús en la Vía Dolorosa, pero se prefirió representarla junto a la Cruz (Stabat Mater), según el evangelio de san Juan.

El fondo es liso, de color dorado, semejando un tablero, con lo que las figuras parecen esculturas policromadas. Este fondo de oro simboliza la eternidad y es propio de lo divino.

En primer término y en la parte inferior de la composición hay un pequeño fragmento de paisaje, un pequeño matorral con una calavera y un fémur que podría aludir a la vida después de la muerte.


Detalle de la calavera y el fémur

Jesús aparece con el cuerpo pálido y en estado de absoluta relajación, como corresponde a su muerte inmediata, sin signos de la flagelación.


Detalle de Jesús

La cabeza muestra la corona de espinas con el sangrado de la frente. Curiosamente solo presenta una barba incipiente y cerrada que debe entenderse como crecida durante los días de tormento. Los ojos cerrados.


Detalle del rostro de Jesús

De la herida del costado mana sangre que desciende hasta la cara interna del muslo y el paño de pureza es tan transparente que permite ver a la sangre fluyendo por debajo pero sin llegar a mancharlo. 


Detalle de la sangre de la herida del costado y el paño de pureza

El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz por tres hombres. El más joven, que parece un criado, tiene los dos clavos sanguinolentos que han quitado de las manos de Cristo   y va vestido con un pañuelo blanco, unas medias también blancas y una casaca de damasco azul claro. 


Detalle del hombre joven

El de más edad es probablemente Nicodemo, fariseo y jefe judío (Juan 3: 1-21; 7: 50). 

Detalle de Nicodemo

La figura que viste de dorado es probablemente José de Arimatea, el hombre rico que consiguió que Pilato le entregasen el cuerpo de Cristo y lo enterró en un sepulcro nuevo que reservaba para sí (Mt 27, 57-60). Destaca la tristeza de su rostro lleno de lágrimas.


Detalle de José de Arimatea

Detalle del rostro de José de Arimatea

José de Arimatea y Nicodemo sostienen el cuerpo exánime de Cristo con la expresión de consternación a que obliga el fenómeno de la muerte.

El hombre barbado y vestido de verde que está detrás de José de Arimatea es probablemente otro criado, que lleva en sus manos el tarro que contendría el perfume de nardo, auténtico y costoso con que Magdalena ungió los pies de Jesús (Juan 12: 3). Su postura está forzada para que su pie derecho y el ribete de piel de su vestido oculten en parte un larguero de la escalera. 


Detalle del hombre con el tarro en sus manos

La Magdalena es representada en el lado derecho con las manos entrecruzadas y los pies cruzados apoyándose en el lateral de la caja dorada para mantenerse de pie, con el cuerpo doblado y una gran expresión de dolor.

Lleva un cinturón que simboliza la virginidad y la pureza. Este cinturón se encuentra alineado con los pies de Cristo y la cabeza de la Virgen, y en él aparece una inscripción que hace referencia a ambos: IHESVS MARIA. 


Detalle de Magdalena

A la izquierda, la Virgen se ha desvanecido y ha caído al suelo en una postura que repite la del cuerpo muerto de Cristo. Tiene los ojos en blanco, entrecerrados. Las lágrimas resbalan por su rostro, y junto a la barbilla una de ellas está a punto de gotear.

En su posición alarga la pierna izquierda, de manera que el pie y el manto esconden la base de la cruz y uno de los largueros de la escalera.


Detalle de la Virgen

Detalle de la cara de la Virgen

La Virgen es sujetada por San Juan Bautista, ayudado por una mujer vestida de verde que es probablemente María Salomé, hermanastra de la Virgen y madre de Juan. La mujer que está situada detrás de Juan puede ser María Cleofás, la otra hermanastra de la Virgen, de la que destaca el ojo lacrimoso.


Detalle de san Juan, la Virgen y dos Santas mujeres

Detalle de las lágrimas de María de Cleofás

Finalmente destacamos el pie cavo de San Juan.

Detalle del pie de San Juan