martes, 8 de agosto de 2023

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

El columpio. Fragonard, Jean-Honoré.



El columpio. Fragonard, Jean-Honoré. 1767. Óleo sobre lienzo. 81 x 65 cm. Colección Vallace. Londres. (Ver crédito)

El "Rococó" se desarrolla tras el "Barroco,  durante el siglo XVIII en Francia, coincidiendo con el reinado de Luis XV, y posteriormente se extiende  a otros países.

Su nombre deriva de la palabra francesa “Rocaille”, método decorativo que utilizaba guijarros, conchas marinas y cemento, por lo que consiste en el dominio de las formas curvilíneas y brillantes coloridos dorados en la decoración de interiores, como en muebles, lámpara, tapices etc.

En la pintura es un arte mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y las relaciones humanas, intentando reflejar situaciones agradables con el uso de colores luminosos, suaves y claros.   

Durante este periodo las clases más altas de la sociedad francesa aceptaba, en muchas ocasiones, los matrimonios de conveniencia para seguir manteniendo el linaje y concentrar el poder y riqueza. Y por ello, una vez asegurada la descendencia, era claramente aceptada la situación del adulterio.  

Este cuadro de Fragonard titulado “El columpio” pero también conocido como “Los felices azares del columpio”, es una obra emblemática pues resume estas dos circunstancias, simbolizando una época, una sociedad y una moral, mostrando la belleza de la alegría de vivir.

La obra fue encargada por un cortesano, desconocido según algunos expertos, pero identificado por otros como el barón Louis-Guillaume Baillet de Saint-Julien que además de ocupar cargo en la corte era el "receptor general del clero francés", y que deseaba un retrato como homenaje a su amante, pero representado una escena de gran sensualidad.

Por ello, el encargo fue aceptado por Fragonard, autor poco conocido en ese momento, tras el rechazo de otros autores, entre ellos su maestro el pintor François Boucher, por considerarlo excesivamente atrevido.

Las instrucciones eran muy claras pues la pintura debía representar a la amante del barón en un columpio, mecido por un obispo mientras él secretamente la miraba desde abajo por debajo de su vestido.

La obra aparece por primera vez como propiedad del recaudador de impuestos Marie-François Menage de Pressigny, cuando fue guillotinado en 1794 y la obra incautada por el gobierno revolucionario. Posiblemente, sería más tarde propiedad del marqués de Razins de Saint-Marc y del duque de Morny y tras la muerte de este último, en 1865, fue comprada en una subasta por Lord Hertford, el principal fundador de la colección Wallace.   

El cuadro representa una escena galante en un ambiente idílico, en un frondoso jardín repleto de vegetación y ornamentos con figuras escultóricas.  

El centro de la composición lo ocupa la joven amante que se balancea en un columpio, que constituye un símbolo convencional de infidelidad.

En la esquina inferior derecha, se observa un hombre maduro que impulsa el columpio con dos cuerdas, sentado en un banco de mármol. Se trata del marido “cornudo” con el que Fragonard sustituye al obispo que quería el barón. Aparece oculto, relegado tras la sombra de la arboleda, que es una metáfora de su desconocimiento de la situación. Su expresión es sonriente, tranquila y bonachona, dirigiendo su mirada a la muchacha, totalmente ajeno a la situación que está sucediendo. 

Detalle del hombre maduro de la esquina inferior derecha

Detalle de la cara sonriente del hombre maduro

Delante y debajo del hombre mayor, en la esquina inferior derecha, se observa un perrito faldero. El perro, símbolo de fidelidad, ladra en dirección a la dama, intentando avisar a su amo del engaño que se está cometiendo. 

Detalle del perrito

Debajo de la dama y delante del hombre maduro se incluye una estatua de dos putti (ver) o cupidos abrazados y apoyados sobre un delfín, alusión a la diosa Venus y su nacimiento en el mar, enfatizando la temática amorosa de la escena, poniendo de manifiesto que el hombre mayor ama a la muchacha.  Uno de los putti dirige la mirada hacia ella mientas que el otro tiene los ojos cerrados.   

Detalle de los putti

En la esquina izquierda, se localiza una media columna con un relieve de ménades (ver) danzando, y sobre ella una escultura de Cupido, el dios romano del amor y el deseo, que se lleva un dedo a los labios, en señal de silencio, aludiendo a que se trata de un amor secreto.


Detalle de la media columna con el relieve de ménades bailando


Detalle de Cupido con el dedo en los labios

Bajo la estatua de Cupido, aparece un joven recostado, mucho más iluminado que el hombre maduro, que mira pícaramente a las piernas, medias y liguero de la joven, induciendo al “vouyerismo” y remarcando la sensualidad. 

Se apoya sobre un brazo, para mantener el equilibrio mientras que el otro brazo se alarga pretendiendo tocar el vestido de su amante, detalle que ha sido interpretado, por algunos expertos, como un símbolo fálico dirigido al interior del vestido de la dama.  

El hecho de estar escondido entre los rosales, con ramas rotas por el suelo y junto a una verja que ha tenido que saltar, refuerza el carácter oculto de la relación. 

Detalle del hombre joven

Como hemos comentado, el centro de la composición y el protagonismo corresponde a la señorita que se balancea, en un elegante columpio de cojines de terciopelo rojo, entre los dos hombres.

Se capta el momento del máximo balanceo de dicho columpio, pues enseguida volverá a hacia atrás, hacia el hombre de edad avanzada, representado “un segundo de arrebato erótico, tan voluptuoso y frágil como el Rococó mismo”.

La chica mira con candidez al joven de la izquierda, ataviada con un espléndido vestido de color rosa y blanco que flota al viento, mientras que la falda se levanta permitiendo que su admirador vea sus piernas, con una actitud muy sensual. 

Detalle del columpio con la señorita

El símbolo erótico por excelencia lo constituye el momento en que la joven deliberadamente lanza el elegante zapato de tacón al aire mostrando el pie desnudo, como la Olimpia de Manet (ver)

Detalle del zapato en el aire y el pie desnudo