EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
La leyenda del rey Adgar.
Osroena (Osrhoene,
Osrohene, Malkuṯā d-Bēt Ōsrā Īnē), llamada Aram-Naharaim en el Antiguo
Testamento, es una región perteneciente
actualmente a Turquía, fronteriza con Siria, al este de la gran curva
occidental del río Éufrates.
Su capital era Edesa, (hoy día
Sanliurfa). Era uno de los muchos reinos que se originaron después de la caída
del Imperio seléucida, que era un imperio helenístico, es decir, un estado
sucesor del Imperio de Alejandro Magno.
Osroena fue conquistada en 114 por los romanos, se mantuvo como Estado satélite semiautónomo hasta que en 214 fue declarada provincia del Imperio romano.
País de cultura aramea, se mantuvo en situación
fronteriza entre el Imperio Romano y el Imperio Parto, que se extendía desde el
norte del Éufrates, en lo que ahora es el centro-este de Turquía, hasta el este
de Irán.
Provincia romana de Osroene (ver)
Un gobernante histórico de este pequeño reino era Abgar o Abgaro V de Edesa (4 a.C. hasta 7 d.C. y del año 13 hasta 50 d.C.) que sufría de una enfermedad incurable.
Tenía conocimiento de los milagros de Jesús, por lo que
envió una embajada, presidida por Anan, con una carta para solicitarle la curación de su enfermedad,
reconociendo su divinidad, y ofreciéndole refugio seguro en su reino contra cualquier persecución por parte de los judíos.
La leyenda declara que Jesús le contestó
la carta, elogiando al rey por su fe, pero declinando la invitación y prometiéndole que después de terminar sus obligaciones, enviaría a uno de sus
discípulos, dotado con Su Poder.
Durante la Edad Media esta leyenda se popularizó, tanto en Oriente como en
Occidente, por lo que la carta se replicaba en diversos formatos como
pergamino, mármol y metal, y se usaba como talismán o amuleto.
Dentro
de los testimonios que han llegado a nosotros sobre esta leyenda, que demuestra
la derivación mágica que sufrió, destaca la
inscripción encontrada en la ciudad de Filipos (Macedonia), datada en torno al
s. V. La inscripción presenta ambas cartas y se encontró en la puerta de la
antigua muralla.
La correspondencia había sido declarada como apócrifa por el Decretum Gelasianum del 494 (Gurinov, 2019:84-114), y la leyenda posiciona este intercambio de cartas durante los últimos años de la vida de Jesús, y tres documentos se relacionan con ésta correspondencia:
La carta del Rey Adgar dirigida a Jesús de Nazarete.
La respuesta de Jesús de Nazaret.
El retrato de Jesucristo en la tela.
Las únicas dos obras de consulta, referentes a esta leyenda, son la “Historia Eclesiástica” de Eusebio
de Cesarea, realizada en la primera mitad del siglo IV, y la “Enseñanza de Adai,” la cual afirma
pertenecer a la época apostólica.
Eusebio, obispo de Cesarea, historiador de la Iglesia
del siglo IV, estaba convencido de que las cartas originales, escritas en
idioma siriaco, fueron guardadas en los archivos de Edesa y publicó una
traducción en griego.
Los “Hechos de
Tadeo” o “Enseñanza de Adai” es un documento en griego en la cual aparece,
igualmente, la correspondencia intercambiada entre Jesucristo y Abgar de Edesa.
En la actualidad, según Leclercq, H (1907), no solo se tiene el texto siríaco, sino también una traducción armenia, dos versiones griegas independientes, más cortas que el siríaco, y varias inscripciones en piedra, todas las cuales, según indica el autor, se discuten en dos artículos en el “Dictionnaire d’archéologie chrétienne et de liturgies “. cols. 88 sq. y 1807 sq. Igualmente, Henri Leclercq afirma que son diferentes las versiones de Eusebio y de San Adai (Tadeo).
Carta del rey Adgar a Jesús tomada de la “Enseñanza de Adai”:
"Abgar Ouchama a Jesús, el Buen Doctor,
quien ha aparecido en el territorio de Jerusalén, saludos:
He oído de Vos, y de Vuestra sanación; que Vos
no usáis medicinas o raíces, sino por Vuestra palabra abrís (los ojos) de los
ciegos, hacéis que los paralíticos caminen, limpiáis a los leprosos, hacéis que
los sordos oigan, cómo por Vuestra palabra (también) curáis espíritus
(enfermos) y aquellos atormentados por demonios lunáticos, y cómo, de nuevo,
resucitáis los muertos a la vida.
Y, al darme cuenta de las maravillas que Vos
hacéis, me he dado cuenta de que (de dos cosas, una): o habéis venido del
cielo, o si no, sois el Hijo de Dios, quien hace que sucedan todas éstas cosas.
También me doy cuenta que los judíos murmuran en contra Vuestra, y Os persiguen, que buscan crucificaros y destruiros. Poseo únicamente una pequeña ciudad, pero es bella, y lo suficientemente grande para que nosotros dos vivamos en paz."
Cuando Jesús recibió la carta, en la casa del sumo sacerdote de los judíos, le dijo a Hanán, el secretario:
“Id, y decid a vuestro amo, quien os envió a
Mí: Feliz seáis, vos que habéis creído en Mí, sin haberme visto, porque está
escrito de mí que quienes me vean no creerán en Mí, y que aquellos que no me
vean creerán en Mí.
En cuanto a lo que habéis escrito, que debería
ir a vos, (he aquí, que) todo a lo que fui enviado aquí está terminado, y subo
de nuevo a Mi Padre quien me envió, y cuando haya ascendido a Él os enviaré a
uno de Mis discípulos, quien sanará todos vuestros sufrimientos, y (os) dará la
salud de nuevo, y convertirá a todos aquellos con vos a la vida eterna. Y
vuestra ciudad será bendecida por siempre, y el enemigo nunca prevalecerá sobre
ella.’”
Según Eusebio, no fue Hanán quien escribió la
respuesta, sino el mismo Jesús.
Unos historiadores, sostienen que la carta fue
escrita en pergamino, aunque algunos se inclinan por el papiro.
Igualmente, los historiadores discuten sobre la
naturaleza de la enfermedad de Abgar, unos sostienen que era gota, otros que
era lepra, los primeros diciendo que había durado siete años, los últimos
descubriendo que el enfermo había contraído su enfermedad durante una visita a
Persia.
Por otra parte, en la carta, Nuestro Señor
promete la victoria de la ciudad de Edesa sobre todo enemigo, por lo que cuando
fue conquistada creó confusión entre los creyentes.
Finalmente, diferentes estudiosos piensan que las cartas probablemente fueron creadas a principios del siglo IV, y que son ficticias. Bart D. Ehrman, menciona evidencias de Han Drijvers y otros autores según las cuales toda esta correspondencia habría sido realizada en el siglo III por los cristianos ortodoxos. Leclercq, H. dice “El hecho relatado en la correspondencia desde hace tiempo dejó de tener algún valor histórico. En dos lugares, el texto está tomado del Evangelio, lo cual de por sí es suficiente para refutar la autenticidad de la carta. Por otra parte, las citas son hechas no de los propios Evangelios, sino de la famosa concordancia de Taciano, compilada en el siglo II, y conocida como el “Diatesarón”, fijando así la fecha de la leyenda en aproximadamente mediados del siglo III.”
Respecto al tercer documento referente al retrato de Jesucristo:
Hay que
tener en cuenta que Hanán, además de ser el embajador del rey Abgar era
archivero en Edesa y pintor del rey, por lo que llevó de regreso una pintura de
Nuestro Señor, que sería objeto de veneración general dando origen a la leyenda
del “Santo Rostro de Edesa”, que se conservó en el palacio Real, formando parte del oscuro tema de la iconografía de Cristo, y de las
pinturas de origen milagroso llamadas acheiropoietoe o aquiropita (“hecho sin manos”).
Siguiendo la promesa de Jesús al rey Adgar, Eusebio de
Cesarea, en su libro, asegura que tras la Resurrección, el apóstol Tomás envió
a Tadeo (uno de los setenta y dos discípulos que Jesús envió por parejas para
predicar en ciudades y territorios) a Edesa para curar al rey, al que no solo
sanó sino que también convirtió al cristianismo, y según la tradición
apócrifa el reino de Osroene se convirtió en el primer Estado cristiano de la
historia.
Cuenta la
leyenda que fue entonces cuando Tadeo entregó a Agbar la Síndone, a la que
llamaron "Mandylion" ( lienzo), y que ésta quedó en Edessa hasta el año 944,
en que llegó a Constantinopla.
El "Mandylion" es el rostro de Jesús que aparece en la Síndone. Ésta ha sido plegada ocho veces, y el cuarto pliegue, empezando por los pies de la Sábana, corresponde al rostro de Jesús.
Ocho dobleces de la Sabana Santa. La marcada se
corresponde con el Santo Rostro. Es lo único que puede contemplarse al presentarla
públicamente. De esta forma, se dio origen al llamado “Mandylion”, nombre con
el que llamaron a la Imagen de Edessa los primeros cristianos.
Según
parece, así fue entregada al rey Agbar, que la guardó sin desdoblarla. El "Mandylion" o "Tetradiplo" (doblado en cuatro) permaneció en Edessa como reliquia, y fue motivo de ostensiones (presentaciones) públicas y adoración por los osroenitas.
Antigua pintura que representa a Tadeo entregando la Sabana Santa, plegada en forma de “Mandylión” al rey Agdar de Osroene, en la capital, Edessa