TRAUMATOLOGÍA
Coxartrosis
La fragua de Vulcano. Velázquez
Es una obra de pintada, junto a
“La túnica de José”, en 1630 durante su estancia en Roma, a instancia de Pedro
Pablo Rubens, sin ser un encargo, por lo que se mantuvo en su poder hasta 1634
en que la vendió a la corona, para la decoración del nuevo Palacio del Buen
Retiro.
El tema, procede de “Las Metamorfosis de Ovidio” y muestra el
momento en que Apolo, comunica a Vulcano el adulterio de su esposa, la bella
Venus-Afrodita, con el dios Marte, dios de la guerra, para el que está elaborando
sus armas, en su fragua.
Tiene gran importancia la variedad de
expresiones, desde la ira de Vulcano, mostrada en su mirada, a la sorpresa de
los trabajadores, los cíclopes (a los que representa con dos ojos), e incluso
estupor como el que representa con la boca abierta.
La escena trascurre en la propia fragua de Vulcano, por lo que Velázquez
une la mitología (los dioses) con una escena de género (los trabajadores) y la
representación naturalista y detallada de los objetos, como las herramientas,
el hierro incandescente, el yunque, la armadura o la jarrita blanca sobre la
repisa.
El foco central de la luz incide sobre Apolo y el cíclope posicionado de
espalda y se suman focos secundarios, como el hierro incandescente y el fuego
de la fragua, con matices de luces y sombras que sirven para modelar los
cuerpos, y graduación de la luz hacia el fondo para dar sensación de
profundidad, con la difusión de los contornos del trabajador situado en el
fondo del taller. También contribuye a la profundidad, el paisaje de la
izquierda con colores fríos de azul cielo.
Destaca el estudio de los cuerpos desnudos, donde se percibe el dominio
de la anatomía clásica, que el pintor debió estudiar a fondo en Roma. El Dios
Apolo, rodeado de una aureola y con corona de laurel, como dios de la belleza,
la poesía y la música, exhibe un desnudo adolescente, de formas delicadas y
carnes blancas, en apariencia frágil. Los cuerpos de Vulcano y los
cíclopes se corresponden con tipos populares, incluso vulgares, trabajadores
curtidos por el esfuerzo. El estudio técnico realizado por el Museo revela que
Velázquez manchaba desigualmente en zonas “con los mismos pigmentos, muy
diluidos, como ensuciando la superficie” para conseguir un efecto de volumen
ayudado por el juego de luces y sombras.
En la mitología griega, Vulcano
es hijo de Hera y Zeus. Hera lo arrojó del Olimpo por tener alguna tara física,
y por ello Vulcano era cojo y necesitaba muletas para caminar. Velázquez
representa su cojera, con un “contraposto”, término italiano que designa la
oposición armónica de las distintas partes del cuerpo, y se aplica normalmente
a la figura que rompe la simetría al descansar el peso sobre una sola pierna,
de manera que las caderas y hombros no están totalmente horizontales, pero la
figura permanece en equilibrio, lo que sería un “Trendelemburg” en términos
ortopédicos, y que proporciona cierta sensación de movimiento, y que podría
representar la existencia de una artrosis
de cadera (coxartrosis).
Apolo representa la superioridad de las Artes frente a la
Artesanía, representada en Vulcano, Dios romano del fuego y protector de los
herreros, por ello, en esta obra Velázquez pretende elevar la pintura al nivel
de la poesía y la música, distanciándola de la practica artesana, para alcanzar
la altura de las Bellas Artes.