EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
Crucifixión.
La lanza de Longinos.
En el evangelio de San Juan (Jn 19:33-34): “Fueron pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”. Con ello se cumplían las profecías de las Escrituras: “No será quebrado hueso suyo (Éxo 12:46) “Miraran al que traspasaron” (Zac 12:10).
Según el Evangelio Apócrifo de Nicodemo 10:5 (conocido como “Actas de Pilato”), este soldado se llamaba Longinos, que en arameo y en griego significa "lancero".
El escritor y astrólogo alemán Luis de Whol, en su novela “La Lanza” identifica al soldado como Cayo Casio Longinos.
Pero, no se determina si la lanzada la
realizó estando de pie o montado a caballo.
El nombre de Longinos también aparece en una
miniatura en los Evangelios ilustrados por Rábula (ver) en 586 d. C. . En la ilustración, el
nombre Longinos está
escrito en griego sobre la cabeza del soldado que perfora el costado de Cristo.
Ésta es una de las primeras referencias del nombre, si es que no es una
inscripción hecha posteriormente.
Muchos autores que aseguran que Longinos sufría una infección en los ojos
que lo había hecho bizco, pero de la herida de Jesús, empezó a manar
sangre y agua que salpicaron el rostro de Longinos, que inmediatamente
dejó de ser bizco, por lo que pronunció una frase que pasó a la historia: “Verdaderamente este era el
Hijo de Dios”.
Se convirtió al cristianismo y murió mártir, en la localidad de Gabbala (Capadocia). Fue hecho santo, y se construyó una capilla consagrada a San Longino y la Santa Sangre en la iglesia del monasterio benedictino de Santa Andrea.
Su cuerpo fue hallado en Mantua (Italia) en el año 1303 y se encuentra enterrado en la iglesia de San Agustín de Roma.
En
una de las hornacinas de los pilares de la cúpula de la Basílica de san Pedro se levantó una estatua de
Bernini, que lo representa a pie y no a
caballo, a pesar de que pertenecía a la caballería del ejército romano.
La lanza romana, o pilum, tenía unos dos metros de largo, estaba
formada por un largo eje de hierro, de unos 60 centímetros, con punta piramidal
y cola plana. El eje de hierro se encajaba por su cola en una ranura del mango,
de 120 cm. que era de madera y se sujeta con tres remaches.
En los anales de la historia, la Lanza de Longinos emerge como una
reliquia envuelta en misterio y poder. Su historia se entreteje con leyendas
antiguas y eventos cruciales que han marcado la narrativa de diversas
civilizaciones a lo largo de los siglos.
Muchas son las teorías sobre la historia de la lanza, así se cuenta
que estuvo en manos del rey Herodes, de los emperadores Constantino y Teodosio,
y de los reyes bárbaros Alarico y Teodorico.
La presencia en Jerusalén es atestiguada por Casiodoro (485–585).
En 615, Jerusalén y sus reliquias fueron capturadas por las fuerzas persas del
rey Cosroes II (quien gobernaría entre los años 590 y 628), pero Arculpus la vio en la iglesia del Santo Sepulcro alrededor
de 670 en Jerusalén.
Según el Chronicon Paschale (crónica del mundo cristiano del
siglo VII), la punta de la lanza, que se había quebrado, en el año 615 fue dada
a Nicetas (primo del emperador Heraclio), que la llevó a Constantinopla y la
depositó en la iglesia de Santa Sofía.
Cuando Constantinopla cayó en manos de los turcos, en
1492, el Sultán Bajazet envió la lanza al Vaticano al papa Inocencio VIII, para
que este liberara a Zizim, hermano del sultán y prisionero del papa.
De esta lanza se desconoce su cronología puesto que la
Iglesia no permite hacerle pruebas.
Pero, la parte inferior de la
reliquia en 1244 fue vendida por Balduino II de Constantinopla
al rey francés Luis IX,
que la colocó en la Saint-Chapelle junto a la corona de espinas (ver). Durante la revolución francesa estas reliquias fueron
llevadas a la Bibliothéque Nationale y posteriormente desaparecieron.
La lanza que se encuentra en Echmiadzin (Armenia) fue
descubierta durante la Primera Cruzada por Pedro Bartolomé en 1098 en la
catedral de San Pedro de Antioquía. La
tradición asegura que Pedro, para hacer válida su autenticidad, dijo que no
moriría si se adentraba al fuego con la Santa Lanza. Evidentemente, falleció
quemado vivo.
Por último, está la que se cree es la
verdadera lanza de Longinos. Ella se encuentra en Viena,
Austria, y es utilizada desde 1273 en la ceremonia de coronación del Emperador
de Occidente.
La lanza había estado en poder de monarcas como
Constantino y Carlomagno, que lograron victoria tras victoria militar con la
lanza sagrada en su poder. Finalmente terminó en la ciudad alemana de
Nuremberg.
Cuando
el ejército revolucionario francés de Napoleón Bonaparte se aproximaba a Núremberg, en la primavera de 1796, fue
trasladada a Viena (Austria) confiando su protección al barón von Hügel, pero
este la vendió a los Habsburgo quienes la rebautizaron como "lanza de San
Mauricio" y la conservaron en
el Schatzkammer (Tesorería Imperial) en Viena.
Del 11 al 13 de marzo de 1938, la Alemania nazi se anexó a la
vecina Austria (Österreich). Este hecho se conoce como la Anschluss. "Anschluss" es una palabra alemana que
significa "conexión" o "unión". Al anexarse Austria, los nazis
violaron tanto el Tratado de Versalles como el de Saint-Germain.
Hitler creía que, con la lanza, según la tradición, tendría
poderes únicos, de tal modo que quien la poseía era invencible y que al mismo
tiempo quien la
perdiera su destino sería la muerte. Por ello, la robó de la
Sala del Tesoro del Palacio Hofburg de Viena y el 13 de octubre de 1938 la
lanza y los tesoros de los Habsburgo fueron transportados en un tren blindado
y escoltado por
las SS hasta Núremberg, donde fue escondida en un bunker
antiaéreo.
El 30 de abril de 1945 una compañía estadounidense al
mando del teniente William Horn, de la división Monuments, Fine Arts and
Archives localizó el bunker y tomó posesión de la lanza en nombre del gobierno
de los Estados Unidos. Cuenta la leyenda que, a unos cientos de kilómetros de
allí, en un bunker de Berlín, Adolf Hitler, en ese instante, se suicidaba.
El 7 de enero de 1946, Estados
Unidos devolvió la lanza a Viena. Para comprobar que no se trataba de una
réplica fue sometida a diversos análisis. Con la prueba del Carbono 14 quedó demostrado que se trata de una lanza
del siglo VII, por lo que no es el arma romana que clavaron en el
costado de Cristo.
Actualmente, se encuentra expuesta en el Schatzkammer (Tesoro
Imperial), que es una de las colecciones del Palacio Imperial de Hofburg considerada
como parte del Museo de Historia del Arte de Viena (Kunsthistorisches
Museum).
Lanza de
Viena. Expuesta en el museo Schatzkammer
Otra lanza se ha preservado en Cracovia, Polonia, desde 1200. Aunque se alega que ha estado en esa ciudad por ocho siglos, los registros alemanes indican que es una copia de la lanza de Viena. El emperador Enrique II la mandó hacer con pequeñas astillas de la Lanza original. Otra copia le fue entregada al rey de Hungría al mismo tiempo.