EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
Lignum Crucis.
Muerte de Adán. Piero
de Benedetto dei Franceschi. 1452-66. Fresco. 390 x 747 cm. Iglesia de San
Francisco de Arezzo (ver)
Todo lo que se conoce de la vida y muerte de Adán procede de textos apócrifos, por la ausencia de datos en la Biblia.
Un conjunto conocido como “Literatura Primaria de Adán” contiene los libros “Apocalipsis de Moisés”, “El libro de la vida de Adán y Eva” (versión latina y eslava), “La Penitencia Armenia de Adán”, “El
Georgiano Libro de Adán” y algunos fragmentos de origen desconocido escritos en
copto. Se cree que todos ellos se debieron basar en una misma fuente semita de
origen cristiano escrita alrededor del siglo I d.C.
Según el Genesis (5: 3-4) Adán murió a la edad de 930
años y tenía 130 años cuando engendró un hijo a su semejanza, a quien puso por
nombre Seth.
Pero, hay discrepancias sobre el lugar en que fue
enterrado Adán, pues se cita una cueva en la montaña sagrada de Abü Qubays, y
la mezquita de Al-Jayfi, ambos cercanos a la Meca en Arabia Saudí. También se
dice que se enterró en una de las laderas del llamado Monte de Adán, en la isla
de Ceilán, hoy Sri Lanka.
La mayoría de los textos coinciden en que Noé sacó los
restos de Adán, Abel y Eva y los colocó en un ataúd, dentro del arca, para enterrarlos en Jerusalén, una vez pasado el Diluvio Universal.
Este enterramiento se relaciona con el lugar de la crucifixión de Jesús, pues la palabra “Gólgota” puede proceder de la palabra aramea que significa “Monte de las Ejecuciones” refiriéndose a un lugar de Jerusalén destinado a las ejecuciones públicas o que había un cementerio cercano.
En los cuatro Evangelios Canónicos se refiere al “Lugar de la Calavera” de donde derivó a la palabra castellana “Calvario”, quizás por ser un monte en forma de calavera y se habla del Gólgota como lugar extramuros, muy cercano a la ciudad.
Realmente, no es un lugar geográfico concreto y conocido a
lo largo de los siglos, sino que la asignación del montículo es puramente
tradicional y carece de base científica.
En el Evangelio apócrifo de Nicodemo y en la Leyenda
Áurea de Jacobo della Voragine se narra que el arcángel San Miguel visitó el
Paraíso, y entregó a Seth tres simientes del árbol de la sabiduría que fueron
plantadas en la boca del difunto Adán donde germinaron y dieron lugar al
nacimiento de un gran árbol.
El rey Salomón (siglo X a. C) ordenó talarlo para
usarlo en el templo que estaba construyendo, pero misteriosamente no se
adaptaba a ningún espacio, por lo que lo empleó como pasarela sobre un arroyo
cercano.
La reina de Saba, en una de las visitas a la corte del rey Salomón, al pisar la pasarela profetizó que en aquel madero se ajusticiaría a un inocente y que supondría el fin del reino de los judíos.
Por ello, el rey David ordenó enterrarlo a gran profundidad, en la Piscina Probática o estanque de Bethesda, donde permaneció oculto durante siglos, hasta que apareció flotando en la piscina, poco antes del “Prendimiento de Jesús”, de donde fue sacado, secado y usado para construir la cruz donde fue crucificado, como había profetizado la reina de Saba.
Entre los años
325 y 327, tras el Concilio de Nicea, Elena, madre del emperador Constantino,
se trasladó a Jerusalén, con una delegación imperial, con el objetivo de
encontrar la cruz de la crucifixión de Jesús.
En
la “Historia de la Iglesia” de Rufino se cita que: “Elena, la madre del
emperador Constantino (…), se fue
de viaje (…) a Jerusalén y allí se informó entre sus habitantes acerca del
lugar en el que el cuerpo de Jesús había sido clavado a la cruz. Este lugar era
muy difícil de identificar porque los primeros perseguidores habían erigido
allí una estatua a Venus, de modo que, cuando un cristiano quería venerar allí
a Cristo, pareciera que rendía culto a Venus”.
Efectivamente,
se trataba de un templo dedicado a Venus, levantado por orden del emperador
Adriano, alrededor del 130 d.C., dentro de un proceso de romanización de la
ciudad de Jerusalén, consistente en construir edificios representativos justo
encima de lugares sagrados para los judíos.
En la “Leyenda
Áurea” de la Jacobo della Voragine, del siglo XIII, se dice que Elena, al
llegar a Jerusalén, tenía ochenta años y se reunió con los judíos pues le habían
dicho que ellos tenían escondida la cruz.
Pero, había una profecía que indicaba que si era encontrada por los
cristianos “desde ese momento la gente judía no reinaría más”.
Elena amenazó con quemar a todos los judíos, por lo que estos le entregaron
a un tal Judas que le indicó el lugar. Ordenó derribar el templo de Venus y
excavar en el solar resultante donde aparecieron tres cruces. Casualmente, pasó por
delante de ellas el cortejo fúnebre de un joven que acababa de morir, y que
resucitó milagrosamente a la altura de una de ellas, identificándose
inmediatamente como aquella en la que se había clavado a Jesús. Otra versión describe el milagro decisorio para reconocer a la Cruz de
Cristo, no como una resurrección, sino como la curación de una enferma.
Este Judas, renombrado Ciriaco tras su bautizo,
habría sido después obispo de Jerusalén sucediendo a Macario, que era el que
ostentaba el obispado en ese momento.
Pedro
Berruguete: La verificación de la cruz. Retablo de Paredes de Nava
Ambrosio de Milán y Juan Crisóstomo afirman que se encontró
el “titulus”(INRI) sobre
la cruz del centro y eso fue concluyente para identificar la cruz de Jesús.
También es razonable que se considerara como tal la que estaba
taladrada, dado que el enclavamiento de Cristo es una excepción en la ejecución
de la condena a muerte mediante la crucifixión. Precisamente, en el “lignum crucis” que
se conserva en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana se observa el agujero
de unos de los clavos.
También es posible que el descubrimiento de la Cruz por Santa Elena fuera una “invención” y que, el leño de la Cruz fuera venerado en Jerusalén desde los primeros tiempos, de tal modo que ella mandó levantar la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén para trasladar la Santa Cruz para su adoración.
Se afirma que el descubrimiento sucedió un 3 de mayo y, por
ello, la Iglesia Católica celebra y conmemora en ese día “LA INVENCIÓN DE LA
CRUZ”.
Santa Elena
dividió, al menos, en dos trozos (igual hizo con el “titulus”) el madero de la Cruz,
quedando inicialmente uno en Jerusalén y llevándose consigo el otro a la
capital imperial. Hay narraciones acerca de trozos de la
cruz desde fines del siglo iv,
cuando se comenzó la repartición de fragmentos de ella.
Los fragmentos destinados a las iglesias eran
conservados en cajas llamadas “estauroteca” que tenían forma de cruz y tenían
en el centro un vano para colocar la reliquia. Sobre el vano se solía poner una
piedra preciosa que impedía el contacto visual con el trozo de madera. Desde el
siglo VI las
estaurotecas colocan un cristal en vez de la piedra.
Las más famosas estaurotecas son: la de
Limbourg (datada en el siglo X), la de la Catedral de Cosenza, la de la
Catedral de Nápoles (siglo XII) y la de la Catedral de Génova (siglo XIII).
La reliquia (Lignum Crucis) más grande conservada se encuentra en el Monasterio de Santo
Toribio de Liébana, Cantabria, España. La tradición la relaciona con el origen
del monasterio, pero es posible que fuese traída junto a los restos de Santo
Toribio de Astorga, alrededor del siglo VIII.
Según el Padre Sandoval, cronista de la orden
benedictina, esta reliquia corresponde al "brazo izquierdo de la Santa
Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de
Cristo".
La madera se encuentra dentro de un relicario
en forma de cruz de plata dorada, con cabos flordelisados de tradición gótica,
realizada en un taller vallisoletano en 1679.
Las medidas del leño santo son de 635 mm. el
palo vertical y 393 mm. el travesaño, con un grosor de 40 mm.
El análisis científico de la madera determinó que la especie botánica es "Cupressus Sempervivens", una madera extraordinariamente vieja siendo Palestina una de sus áreas geográfica.
Lignum crucis del monasterio de Santo Toribio de Liébana
La “Cruz de Caravaca” es custodiada por la
Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz en la basílica del Real
Alcázar de Vera Cruz, en Caravaca de la Cruz (Murcia). Se conserva en un relicario gótico de oro y plata del
siglo XVIII de doble brazo horizontal (7 cm el superior y 10 cm el inferior) y uno vertical (17 cm).
Fachada barroca de la Basílica de la Vera Cruz.
La cruz de Caspe perteneció al Papa Clemente
VII que en 1394 se lo regaló Juan Fernández de Heredia, político del siglo XIV,
que lo donó a la ciudad de Caspe, donde construyó un convento dedicado a la
Orden de san Juan de Jerusalén. Posteriormente la reliquia fue trasladada a la
Colegiata Santa María la Mayor. En el
año 1936 fue trasladada a un lugar desconocido para que no fuera destruida
durante la Guerra Civil. Terminada la Guerra fue guardada en la caja fuerte de
una entidad bancaria, por el mal estado de la colegiata. Recientemente, tras la finalización de las obras de acondicionamiento de la “Capilla de la
Vera Cruz” de la Colegiata de Santa María la Mayor de Caspe (Zaragoza), vuelve
a ser expuesta al público y sale
en la procesión de la Semana Santa, custodiada por la Cofradía de la Vera Cruz.
La Hermandad de Vera-Cruz de Sevilla posee un
Lignum Crucis entregado a la hermandad por D. José Sebastián y Bandaran en
1954, insertado en un relicario de plata con forma de cruz arbórea realizado en
los talleres de Villarreal en 1965.
La hermandad posee una segunda reliquia
insertada en la Cruz de Guía procesional.
En Sevilla La hermandad de la
Lanzada y la Hermandad de la Estrella, así como el Grupo de Devotos de Salud y
Esperanza también cuenta con un relicario con el "lignum crucis", anterior al
siglo xvii y debidamente
certificado con la "auténtica" correspondiente, datada el 6 de febrero
de 1754, así como por el lacre y sello pontificio correspondiente. La reliquia
se presenta protegida en una cruz realizada en cristal de roca, rematada las
cantoneras con una laminilla de plata de ley que sirve de cierre lacrado para
el sello pontificio.
El de la catedral de Valencia fue regalado
por el papa Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, al rey Martín el
Humano, y llegó a la Catedral de Valencia en 1437 gracias al rey Alfonso el
Magnánimo. Es una pieza de orfebrería, realizada con cristal y plata
sobredorada, con un formato de cruz doble patriarcal.
La Hermandad de la Vera-Cruz de Alcalá del Rio
(Sevilla) desde 1991 incluye en su Estación de Penitencia del Jueves Santo una
reliquia del “santo lignum crucis”,
donada por el sacerdote Antonio González de la Cueva que pertenecía a su
familia desde su nacimiento y procedía del Hospital del Cristo de los Dolores o
Pozo Santo de Sevilla. El sacerdote predicó en 1991 el Quinario de
la Hermandad en honor al Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, y viendo la devoción
popular decidió donar esta reliquia a la Hermandad.
Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la
Santa Vera Cruz de León fue donada por el obispo Luis Almarcha en 1959.
En la ciudad de Vélez-Málaga la Archicofradía de
Nuestro Padre Jesús Nazareno “el Pobre” y María Santísima de la Esperanza y la
Cofradía del Santísimo Cristo de los Vigías y Nuestra Señora del Mayor Dolor, un
nazareno porta la reliquia sobre una cruz o reliquario.
En Alhaurín el Grande, la Real Hermandad de Nuestro
Padre Jesús Nazareno procesiona
un elegante relicario de madera de cedro, de color oscuro, con remates de
orfebrería plateados, con una reliquia otorgada en Roma en 1871 por el Obispo
de Arada, Rvd. P. Rizzolati.
La Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz de Gijón,
fundada en 1645, posee un lignum
crucis formado por dos fragmentos o astillas de madera dispuestos
en forma de cruz. En el anverso de la reliquia se observa un sello de lacre
rojo y sobre él se encuentra grabado un escudo heráldico que atestigua que la
reliquia perteneció a Alessandro Vincenzo Luigi d'Angennes (Turín,
1781-Vercelli, 1869), ordenado sacerdote en la iglesia de la Santa Cruz de
Turín.
A la cofradía de la Vera Cruz de Salamanca pertenece un
relicario en plata con forma de cruz labrado por Pedro Benítez en 1675 que
contiene, en la intersección de los brazos, una reliquia de la Cruz donada por
fray Juan de San Antonio.
La Venerable Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias de Andújar (Jaén) porta un Lignum crucis dentro de un relicario de plata de ley que data del siglo xv.