SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA
La Casta Susana. Gonzalo Bilbao.
La Casta
Susana. Gonzalo Bilbao. Hacia 1914. Óleo sobre lienzo. 293 x 228 cm. Museo de
Bellas Artes de Sevilla. Sala XIII. Donación de María Roy
Esta obra se basa en un
pasaje de la Biblia, del Antiguo Testamento, del libro de Daniel (ver-leer mas), aunque parece ser que tiene varios orígenes.
Este pasaje ha inspirado a
numerosos artistas, especialmente durante el Manierismo y el Barroco, porque
permite estudiar la anatomía femenina y representar el desnudo femenino, no
consentido en los temas religiosos.
Susana, hija de Helcías y esposa del rico Joaquín, hermosa como pocas y temerosa
de Dios, es perseguida por dos ancianos, ambos habituales invitados de la casa
de Joaquín, pero ambos con el juicio perdido por la pasión que en ellos había despertado
la belleza de la mujer.
Espiada cuando se desnuda para bañarse, los viejos la amenazaran con
difamarla por yacer con un joven, sino atendía a sus requerimientos lascivos.
Susana atribulada por su incierto destino (verse castigada por adultera o
entregarse a ellos) decidirá mantener su integridad y será llamada a juicio,
los viejos la obligarían a desnudarse ante sus padres y sus hijos para saciarse
de su hermosura.
Susana sería condenada a muerte por lapidación. Pero, tras encomendarse al
señor, un jovencito llamado Daniel, prueba la falsedad de la imputación, y haría
ver al pueblo la injusticia cometida por aceptar el falso testimonio de los dos
viejos lascivos, pues, cuando fueron llamados a declarar aparte, entraron en contradicción
al preguntárseles bajo que árbol se había producido el pretendido adulterio. Los
ancianos fueron condenados a muerte y se salvó aquel día la sangre inocente.
Gonzalo Bilbao, elije el momento en que Susana ha
dejado su ropa en un banco y se dispone a despojarse de su velo blanco para
entrar en el estanque del jardín de su casa a tomar un baño, a mediodía de un día
caluroso, cubriendo su sexo aun pudoroso.
Nadie había en el lugar salvo los dos ancianos acechando escondidos pues
Susana había despedido a sus doncellas después de que le trajeran el aceite y
los ungüentos para su baño, que han dejado en una bandeja. Será solo una
ajorca, unos zarcillos, y un brazalete sus atavíos.
Los viejos cuchichean excitados ante la sublima presencia de la mujer de turgentes
senos, negros cabellos y contorneada figura, preparados para asaltarla.
El alma incorruptible de Susana es simbolizada por el pavo azul de la pintura.
El símbolo erótico por excelencia es la ausencia de calzado en los pies, pues los pies desnudos enfatizan aún más su desnudez.