PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA
Pie griego
La Última Cena. Juan de Juanes.
Pintado para el banco del retablo mayor de San Esteban, de Valencia, junto a las pinturas sobre la vida de san Esteban.
Siguiendo la iconografía tradicional en la Península, el pintor valenciano centró la escena en torno a Jesús, cuyo rostro denota placidez, dulzura y bondad mientras que su mano se apoya en el pecho como signo de interioridad, reafirmada por el manto rojo. No necesita corona visible ni nombre que lo identifique
Recoge el momento en que consagra la Sagrada Hostia de forma redonda, blanca y plana, no como un trozo del pan de la cena. A ella se dirigen las miradas y la expresividad de los Apóstoles.
En el centro de la mesa aparece el Cáliz, que es una exacta reproducción
del que se guarda en la catedral de Valencia, considerado el auténtico vaso
(Santo Grial) utilizado por Jesucristo en la Ultima Cena. Con esta pintura el
autor apoya la fe del pueblo, en cuanto a la veracidad de la reliquia que se
guarda y venera en el templo catedralicio.
Casi todos los objetos materiales del cuadro son anacrónicos (la
estancia, las mesa, las vasijas, el pan consagrado, la cubertería) con la clara
intención de mostrar la intemporalidad de la escena, pues la “Última Cena” se
hallará siempre por encima del tiempo.
Sorprende el gran tamaño de la bandeja de cobre, pero junto a los cinco
panes simboliza la multiplicación de los panes y los peces, enviando el mensaje
de la Universalidad del don de la Eucaristía:” Comieron y se saciaron
todos”.
La jarra y la jofaina del primer término aluden al Lavatorio
de los pies, previo a la Cena, porque la condición de la Eucaristía es la
humilde servidumbre hacia los hermanos, el hecho de agacharse ante ellos para
limpiar y aliviar el polvo y el cansancio del camino.
Jesús y los doce discípulos se disponen en torno a una gran mesa,
sentados o de pie, pero situándose en el mismo lado de dicha mesa, concentrados
todos en los gestos del Maestro que alza una hostia blanquísima.
Los rostros y
los gestos de los discípulos muestran admiración, sorpresa, devoción,
adoración, particularmente Pedro y Juan, el lado de Jesús, que imitan el gesto
de interioridad del Maestro llevando sus manos cruzadas sobre el pecho. Solo Judas parece echarse hacia atrás.
Todos los Apóstoles llevan nimbo con su nombre excepto Judas Iscariote,
aunque su nombre se escribe dolosamente sólo en el banco que ocupa. Tiene la
barba y el cabello rojos, según la tradición, viste de amarillo (color
simbólico de la envidia), y oculta a sus compañeros la bolsa del dinero.