viernes, 10 de noviembre de 2023

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

SABANA SANTA

Lesiones faciales.

Cuando Jesús está orando en Getsemani, el olivar se llena de gente armada y agitada. Judas le dice a Jesús: "¡Salud, Rabbí!", y el Maestro le responde: "Amigo, ¿a qué vienes?". Jesús recibe el beso de Judas, que sirve para identificarlo, pues según fuentes apócrifas, Jesús tenia gran parecido con Santiago, y las autoridades no lo conocían, y los soldados sabían que tenían que capturar a un hombre, por encargo de los empleados del servicio de orden del Templo (Mt 26:48).


Con las manos atadas con una cuerda y con empujones Jesús es conducido arriba, a la Ciudad Alta, por la misma calle que había recorrido hacía pocas horas.

El prendimiento de Cristo. Vargas, Luis de. Hacia 1562. Óleo sobre tabla traspasado a lienzo. 67 x 109 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. (ver)


Según el evangelio de San Juan (Sj 18:19-23) el Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: “Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas”. “¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho”. 

Apenas dijo esto, uno de los guardias le dió una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Así contestas al Sumo Sacerdote?”. Jesús respondió: “Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?”.

Jesús en casa de Anás. Madrazo y Agudo, José de. 1803. Óleo sobre lienzo. 176 x 226 cm. Museo del Prado. No expuesto. (ver)


Después se dirigen hacia el tribunal que preside el Sumo Sacerdote, en el Palacio de Caifás, tan sólo a unos cientos de metros del Cenáculo, donde ha sido convocada con urgencia una reunión extraordinaria de todos los responsables.

En la Judea romana, la ley judía seguía vigente gracias a la existencia del Sanedrín, el alto tribunal que se encargaba de mantener vivas las esencias judías, que ni los invasores fueron capaces de hacer desaparecer.

Al frente del Gran Sanedrín (se citaban 71 personas) en tiempos de Jesús estaba Caifás. El Sumo Sacerdote, de la secta de los saduceos, estaba casado con una hija de Anás, su antecesor en el cargo, y ante el que también llevaron a Jesús, como hemos comentado, tras su apresamiento.

Jesús calla, hasta que le hace una pregunta clave: “En nombre de Dios vivo, te conjuro a que nos digas si tú eres de verdad el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios” y fijando los ojos en el rostro del inquisidor, responde: “tú lo has dicho”, es decir, “así es”.

Llenos de una rabia, todos gritan que el Hombre ha blasfemado, ha osado profanar el nombre santo de Dios y “Tiene que ser condenado a muerte”.

No obstante, este tribunal no tenía autoridad, durante la ocupación romana, para dictar sentencias de muerte, de ahí que la participación de Pilato en el proceso, que acabó en la condena de Jesús, fuera necesaria.


Cristo ante Caifás. Noort, Juan van. Antes de 1624. Aguafuerte, Buril sobre papel. 206 x 139 cm. Museo del Prado. No expuesto. (ver)


Entonces, cuenta Mateo (Mt 26:57-75), le escupieron a la cara y empezaron a darle puñetazos y bofetadas, por turnos. Como le habían vendado los ojos, podrían reírse de él: “Ahora haz de profeta, Cristo, adivina quién de nosotros te acaba de golpear”. Incluso a través de la venda más espesa, hasta con los ojos bajos y llenos de lágrimas Jesús sería capaz de responder a sus preguntas, pero ha decidido no responder, dejar que el juego continúe. Y precisamente porque Él se comporta serenamente, sin reaccionar, los golpes le llueven encima, cada vez más duros y violentos.

Cada uno le deja su señal, que se manifiestan en la Sabana Santa.

Imagen facial de la Sábana Santa
Estas lesiones se presentan con más realismo, en la fotografía tridimensional efectuada con la tecnología VP-8, un analizador fotográfico que descompone la imagen en millones de puntos, asignando a cada uno sus coordenadas y su grado de iluminación, así como en la reproducción escultórica realizada por el Prof. Miñarro.

Imagen del Prof. Miñarro
Esquema de las lesiones del rostro de la Síndone según Giulio Ricci

Las monjas clarisas, que repararon las quemaduras de la Sabana, tras el incendio de la Santa Capilla de Chambery, en la noche del 3 al 4 de diciembre de 1532, emitieron un documento de la descripción de la Síndone, haciendo alusión al aspecto de la cara: "Ciertamente vemos sobre el bello cuadro los sufrimientos que jamás puedan imaginarse. Trazos de una cara emplastada y martirizada por multitud de golpes”. 


Las quemaduras triangulares de la Sábana fueron reparadas por las monjas clarisas, de rodillas y a la luz de las velas 

En la frente, a la altura de la ceja derecha, se identifican contusiones, probablemente por puñetazos, que adoptan la forma de una clara hinchazón del párpado, lo que debió de afectar al cierre parcial del mismo. A un centímetro y medio de la nariz, se observa una excoriación de 6 cm, atribuible a un violento bastonazo, que ha roto la piel contra el hueso del arco supraorbitario. 

En la otra ceja (izquierda) se observa una zona escoriativa-contusiva de 2,5 cm, producida por uno o varios puñetazos.


La ceja derecha en la Sábana Santa

Esta región, al igual que sucede en la región geniana (pómulo), puede sufrir traumatismos muy fácilmente, porque tiene "salientes". 

Los boxeadores, por ejemplo, durante sus entrenamientos, se colocan cascos para proteger especialmente cejas, nariz y pómulos, precisamente las mismas zonas donde aparecen lesiones en el rostro de Jesús.

Las cejas, como toda la cara, están muy irrigadas, pues arterias y venas supraorbitarias dan lugar al nacimiento de los vasos frontales ascendentes, lo que justifica la presencia de hematomas y hemorragias. 


Esquema de la vascularización de la ceja

La Síndone muestra claramente la presencia de una fractura de la nariz o pirámide nasal (huesos propios y tabique nasal), con disyunción ósea (ensanchamiento nasal) y deformidad de “nariz en silla de montar”, que hace que el extremo distal de la nariz esté claramente desviado hacia la derecha. Se acompaña de una gran herida que recorre el surco nasogeniano derecho. 


La nariz en la Sábana Santa

Esquema de la nariz

El traumatismo causante de esta lesión sería producido por un golpe dado por una persona, probablemente un alguacil, que se encontraba a su derecha y que habría actuado con la mano izquierda y hacia arriba, porque los judíos empleaban esa mano para escribir, ya que lo hacían de derecha a izquierda, luego era su mano más hábil y ello explicaría la inclinación del golpe en el rostro y que solo el lado derecho apareciera afectado.

Estas lesiones podrían haber sido provocadas por un instrumento metálico que golpee y corte a la vez, por ejemplo, el mango de una espada. Julio Marvizón Preney, especialista en el tema, lo adjudica al uso habitual de porras o palos cilíndricos como armas.

Dada la profusa vascularización de la zona, debió sangrar abundantemente, manchando y empapando su poblado bigote y su barba, sobre todo en el centro, pues se observan chorros de sangre que salen de los orificios nasales.

Esta lesión y su consecuente sangrado profuso puede impedir la respiración normal, por oclusión nasal, y puede provocar vómitos e incluso, en caso de aspiración pulmonar, puede ser origen de neumonía. 

Esquema de la vascularización de la nariz

También se aprecia un gran hematoma en el pómulo derecho, que indica una fractura malar derecha desplazada con hundimiento de la zona y fractura asociada del suelo de la órbita, con un desplazamiento del ojo hacia medial por hundimiento del mismo. Por su forma, parece un fuerte golpe, propinado probablemente por un gran puñetazo o una barra, un palo o un bastón de 4 o 5 centímetros de diámetro.

Las consecuencias de   estas fracturas son una diplopía (visión doble), por asimetría ocular y por tanto la falta de coincidencia de las imágenes correspondientes a cada ojo. 

El pómulo en la Sábana Santa


Esquema del hueso malar

Un dato nuevo sobre la cara, aportado por Majorana y otros, es la presencia de asimetría mandibular, con desplazamiento de la mandíbula hacia la izquierda.

Diversos autores consideran que el desplazamiento de la mandíbula, mentón hacia el lado izquierdo, puede ser causado por lesiones de la articulación temporo-maxilar (ATM), con una probable   fractura   subcondílea, que se suelen asociar a un fuerte golpe en el lado derecho del mentón, generalmente por caída al suelo.

Puede asociarse a roturas dentales, con mala oclusión dental y dificultad de tragar y respirar y abundante sangrado, además de limitación de la apertura bucal (trismus). 

Esquema de la articulación Temporo-Maxilar

La barba aparece parcialmente arrancada, “le mesaron la barba” (Isaías 50:6), lo que le da una forma bífida (este hecho también queda reflejado en las obras de los artistas a partir del siglo VI) . Ocho siglos antes, Miqueas ya había dicho que “herirán con vara en la mejilla al Mesías de Israel” …


La barba bífida en la Sábana Santa

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

ORACIÓN EN EL HUERTO 

Oración en el Huerto. Juan de Juanes. 

La oración en el huerto. Juanes, de Juan. Segunda mitad del siglo XVI- Primer tercio del siglo XVII. Óleo sobre tabla. 110 x 98 cm. Museo del Prado. Deposito en otra institución


La obra pasó de la Colección Real al Museo del Prado  figurando atribuida a Juan de Joanes, hasta 1920 en que, por opinión de Tormo, aparece correctamente catalogada como obra de su hijo Vicente Joanes.  

La Pasión de Jesús comienza tras la celebración de la Pascua y la ultima cena con los apóstoles, cuando Jesús se retira a orar al huerto de los olivos.

El evangelio de Juan dice que Jesús entró en un jardín con tres de sus discípulos. 

El nombre de “Getsemaní” viene del arameo “Gath-`Smané”, que significa “Prensa de aceite”, refiriéndose al aceite de oliva, pues, al parecer, había una gran cantidad de árboles de olivo que rodeaban el área en aquellos días, y todos los evangelios hacen referencia a este lugar.


Según el relato de Lucas, Jesús se apartó de sus discípulos, como un tiro de piedra, pero muy pronto se durmieron, por lo que puesto de rodillas oraba solo, diciendo: “Padre, si quieres, aparta de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42).


Jesús orando

Así, Vicente de Joanes nos presenta a Cristo arrodillado, con los brazos en alto, mirando hacia el cielo, donde asoma un ángel con los atributos de la pasión, un cáliz (símbolo de la sangre que ha de verter) y una cruz (donde se va a crucificar).



El ángel

En segundo plano, detrás de Jesús y a la izquierda, aparecen representados los Apóstoles dormidos,  y San Pedro duerme con la espada en la mano.


Los apóstoles dormidos

Jesús va descalzo. En los Evangelios no se refiere si Jesús caminó hasta el calvario con o sin calzado, como muestra todas las representaciones artísticas.

En la mayoría de las religiones, la exposición de los pies es considerada como señal de humildad, pero también simbolizan el estatus divino, pues andar descalzos requiere una resistencia sobrehumana al dolor.


Jesús descalzo

Claramente Jesús sentía miedo, angustia y tristeza como situación comprensible pues conocía todo lo que le iba a llegar, y el terror se mezcla con el amor infinito que le hizo aceptar voluntariamente su Pasión, en una grave situación de tensión y amargura.

Según Lucas (Lc 22,44) mientras Jesús rezaba a solas en el huerto “su sudor se hizo como gotas espesas de sangre”.


Detalle de la cara de Jesús con "Sudor de sangre", así como en cuello y brazo 

Algunos investigadores han interpretado que la palabra “como” indica que la sangre no era literal, sino figurativa.

En el libro de Mormón, el rey Benjamín lo declara literalmente “Pues he aquí la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia” (Mosíah 3:7).

Pero con la imagen que resulta de este hecho el autor quiso subrayar la naturaleza humana de Jesús, que siendo Dios se hizo plenamente hombre para salvar a los hombres.

Pero, este hecho, aunque raro, no es desconocido desde el punto de vista científico, que lo llama “Hematohidrosis”.

Se trata de una afección de etiología desconocida que se puede incluir en el grupo de enfermedades sistémicas, pues se ha informado en caso de purpura trombocitopenia primaria.

También, puede ocurrir en el entorno de estrés extremo, cuando el paciente se enfrenta a situaciones de gran ansiedad, prolongado estado de angustia o síntomas afectivos.

Respecto a su patogenia se relaciona con la presencia de una red de múltiples vasos sanguíneos alrededor de las glándulas sudoríparas, que se contraen ante situaciones de gran estrés. Posteriormente, cuando se va aliviando la ansiedad estos vasos sanguíneos se dilatan por exceso de presión, hasta su ruptura con lo que la sangre extravasada penetra en las glándulas sudoríparas y se expulsa hacia el exterior la mezcla de sudor con sangre

Se comprende así la relación de la “Hematohidrosis” o “sudor de sangre” con la situación de máximo estrés de Jesús, ante su visión profética de las torturas que habría de padecer y que libremente había aceptado, en defensa del hombre.