viernes, 10 de noviembre de 2023

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

ORACIÓN EN EL HUERTO 

Oración en el Huerto. Juan de Juanes. 

La oración en el huerto. Juanes, de Juan. Segunda mitad del siglo XVI- Primer tercio del siglo XVII. Óleo sobre tabla. 110 x 98 cm. Museo del Prado. Deposito en otra institución


La obra pasó de la Colección Real al Museo del Prado  figurando atribuida a Juan de Joanes, hasta 1920 en que, por opinión de Tormo, aparece correctamente catalogada como obra de su hijo Vicente Joanes.  

La Pasión de Jesús comienza tras la celebración de la Pascua y la ultima cena con los apóstoles, cuando Jesús se retira a orar al huerto de los olivos.

El evangelio de Juan dice que Jesús entró en un jardín con tres de sus discípulos. 

El nombre de “Getsemaní” viene del arameo “Gath-`Smané”, que significa “Prensa de aceite”, refiriéndose al aceite de oliva, pues, al parecer, había una gran cantidad de árboles de olivo que rodeaban el área en aquellos días, y todos los evangelios hacen referencia a este lugar.


Según el relato de Lucas, Jesús se apartó de sus discípulos, como un tiro de piedra, pero muy pronto se durmieron, por lo que puesto de rodillas oraba solo, diciendo: “Padre, si quieres, aparta de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42).


Jesús orando

Así, Vicente de Joanes nos presenta a Cristo arrodillado, con los brazos en alto, mirando hacia el cielo, donde asoma un ángel con los atributos de la pasión, un cáliz (símbolo de la sangre que ha de verter) y una cruz (donde se va a crucificar).



El ángel

En segundo plano, detrás de Jesús y a la izquierda, aparecen representados los Apóstoles dormidos,  y San Pedro duerme con la espada en la mano.


Los apóstoles dormidos

Jesús va descalzo. En los Evangelios no se refiere si Jesús caminó hasta el calvario con o sin calzado, como muestra todas las representaciones artísticas.

En la mayoría de las religiones, la exposición de los pies es considerada como señal de humildad, pero también simbolizan el estatus divino, pues andar descalzos requiere una resistencia sobrehumana al dolor.


Jesús descalzo

Claramente Jesús sentía miedo, angustia y tristeza como situación comprensible pues conocía todo lo que le iba a llegar, y el terror se mezcla con el amor infinito que le hizo aceptar voluntariamente su Pasión, en una grave situación de tensión y amargura.

Según Lucas (Lc 22,44) mientras Jesús rezaba a solas en el huerto “su sudor se hizo como gotas espesas de sangre”.


Detalle de la cara de Jesús con "Sudor de sangre", así como en cuello y brazo 

Algunos investigadores han interpretado que la palabra “como” indica que la sangre no era literal, sino figurativa.

En el libro de Mormón, el rey Benjamín lo declara literalmente “Pues he aquí la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia” (Mosíah 3:7).

Pero con la imagen que resulta de este hecho el autor quiso subrayar la naturaleza humana de Jesús, que siendo Dios se hizo plenamente hombre para salvar a los hombres.

Pero, este hecho, aunque raro, no es desconocido desde el punto de vista científico, que lo llama “Hematohidrosis”.

Se trata de una afección de etiología desconocida que se puede incluir en el grupo de enfermedades sistémicas, pues se ha informado en caso de purpura trombocitopenia primaria.

También, puede ocurrir en el entorno de estrés extremo, cuando el paciente se enfrenta a situaciones de gran ansiedad, prolongado estado de angustia o síntomas afectivos.

Respecto a su patogenia se relaciona con la presencia de una red de múltiples vasos sanguíneos alrededor de las glándulas sudoríparas, que se contraen ante situaciones de gran estrés. Posteriormente, cuando se va aliviando la ansiedad estos vasos sanguíneos se dilatan por exceso de presión, hasta su ruptura con lo que la sangre extravasada penetra en las glándulas sudoríparas y se expulsa hacia el exterior la mezcla de sudor con sangre

Se comprende así la relación de la “Hematohidrosis” o “sudor de sangre” con la situación de máximo estrés de Jesús, ante su visión profética de las torturas que habría de padecer y que libremente había aceptado, en defensa del hombre. 

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