EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Cristo del Coral. Iglesia-Convento de santa Paula.
En el muro de la epístola de la Iglesia de santa Paula, se presenta un retablo realizado por Felipe de Ribas en 1638, coronado por un relieve del Descenso de Cristo al Limbo.
Este retablo acoge la imagen de un Crucificado
tardomedieval, el llamado Crucificado del Coral,
talla atribuida a Pedro Millán,
el autor local que continuó la estética gótica francesa de Lorenzo Mercadante
de Bretaña en la transición entre los siglos XV y XVI.
El espacio donde se cobija, con una protección a modo
de vitrina, se realizó sobre el Crucificado, lo que imposibilita cualquier tipo
de movimiento o traslado.
El
crucificado esta flanqueado por pequeñas tallas del siglo XVIII de la Virgen y
San Juan.
Es obra de talla completa en madera, algo poco
habitual en Pedro Millán, acostumbrado al modelado del barro.
Presenta todas las
características de otros crucificados del autor (VER). Un Crucificado muerto,
con la cabeza dirigida hacia abajo y a la derecha. Con la corona de espinas trenzada y tallada sobre la misma cabeza. Un
tórax muy abultado con unas costillas muy marcadas.
El paño
de pureza está recogido sobre las rodillas. Con abundante sangre en la
llaga de su costado que llega hasta el sudario. Fijado a una cruz plana y
cepillada, con tres clavos, el pie derecho sobre el izquierdo.
La
advocación de “Cristo del Coral” se debe a una leyenda que actualmente
permanece escrita en el dorso de un cuadro que recoge un rosario de coral: “Se presentaron un día en este
Monasterio de Santa Paula dos jóvenes y dejaron en depósito un hermoso cajón
cerrado. Pasaban años y años y jamás volvieron los conductores a recoger su
tesoro. Entonces las religiosas determinaron abrirlo, quedando gustosamente
sorprendidas al descubrir la santa Imagen de Jesús Crucificado que se venera en
este Altar y juntamente estos Corales. Por este motivo se titula el Señor de
los Corales, que con el paso del tiempo ha
quedado reducido a “Coral”.
La devoción
al crucificado, ya establecido en Santa Paula, quedó reflejada en las Religiosas
estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana del abad Gordillo (VER), en 1612,
afirmando que quienes acudían rezaban treinta y tres Padrenuestros y un Ave
María o el mismo número de Credos. Además, desde la puerta de la iglesia hasta
el retablo en el que se encuentra esta talla acudían de rodillas, celebrando el
último viernes misa en el altar. Incluso el abad Gordillo habla de un ramo de
coral que estaba a los pies del Cristo y que fue depositado por una mujer cuyo
marido se encontraba en el Nuevo Mundo:
“Es también grandemente devota la oración y estación que se hace
delante de una imagen de Cristo Nuestro Señor que está en la iglesia del
insigne convento de Santa Paula del orden de San, en especial los que pretenden
tener estado para salvarse, y los que tienen falta de salud, o desean el buen
suceso de personas ausentes y su venida con prosperidad. Hacen esta estación en
cinco días de viernes, y se ponen en pie en su presencia y allí rezan treinta y
tres Padrenuestros y un Avemaría, en memoria de los años que Jesucristo Señor
Nuestro converso en este mundo, o treinta y tres Credos ofrecidos a su Gloriosa
Pasión. Y los que van afligidos por muestra de mayor humildad, suelen desde la
entrada de la puerta de la Iglesia, hasta el Altar donde la Santa Imagen está
ir de rodillas, y el último viernes hacer celebrar una Misa en su Altar donde
ponen para ello dos candelas que hasta que se consumen se quedan allí. Hánse
visto de esta devoción grandes milagros y
en su particular el que se manifiesta con un
ramo de coral que está en los pies de la Santa Imagen, de
un hombre que estando en las Indias y haciendo su mujer la referida Estación,
le trajo Dios a su casa quando menos pensaba movido a ello en el tiempo que por
el se hacia la Estación de la Imagen del Santo Cristo”.
La imagen de este Crucificado se relaciona con los orígenes de la hermandad de Montesión,
que en su origen fue de las denominadas de “Luz”, sobre cuyos inicios hay
numerosas lagunas y versiones, que pueden ser complementarias en la pertenencia
de la imagen.
Una de ellas afirma que la hermandad se fundó en el hospital
de las Cinco Llagas, por barqueros y gentes del río que ya tenían una
congregación y capilla propia en el convento del Carmen de Belén (actual zona
Norte de la Alameda).
La segunda es defendida por el historiador y hermano mayor
Hilario Arenas con
alusión a la carta de hermanamiento con el convento de las jerónimas conservada
en la hermandad, en cuyos cabildos de los días 3 y 7 de Abril de 1591 se dice: “En
Monte-Sión, Domingo de Ramos siete días del mes de abril de mil quinientos y
noventa y un años, estando juntos como lo han de costumbre los alcaldes y
hermanos de la cofradía de Nuestra Señora del
Rosario , se acordó y trató las cosas siguientes:
Este día se trajo de las señoras monjas de Santa Paula ,
nuestras hermanas, una alcancía en que se hallaron setenta reales y más veinte
y dos libras de cera nueva en candelas y más unas potencias de plata con
piedras engastadas en ellas para el Cristo Crucificado que es nuestro y está en
el dicho convento de las señoras monjas”.
La
teoría de Joaquín Rodríguez Mateos insiste
en el origen de la corporación en torno a la orden dominica y a la fundación
del convento de Montesión, versión que no elimina la vinculación de la talla a
la hermandad. De hecho, consta la presencia del culto al Crucificado en los
primeros documentos de la hermandad, con la advocación de
la Salud. La primitiva imagen hoy conservada en Santa
Paula fue probablemente sustituida por la donación
de una hermana que residía en el Nuevo Mundo,
una imagen de origen indiano,
que tuvo altar propio en la capilla y que desapareció en el asalto a la capilla
en julio de 1936.
Después, en 1954 llegaría el actual Cristo de la Salud de Monte-Sión (VER), obra de Luis Ortega Bru, inspirado en el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, de Montserrat. Este segundo crucificado presidiría el altar mayor hasta 1605, cuando se acordó que la imagen de la Virgen presidiera este espacio, pasando el crucificado a ocupar el altar que se encuentra a la izquierda. El crucificado haría estación de penitencia hasta 1668, cuando el 15 de abril de aquel año se acordó suprimir este paso, ya que “dijo Don Francisco Lobo Santaella que el paso del Santo Cristo Crucificado que se lleva en la estación, que es imperfecto, y que no es menester más que el paso de la Oración del Huerto, por ser el primero de los cinco misterios dolorosos del Rosario, y el paso de Nuestra Señora, y que así si les parecía se vendiese. A que determinaron los señores alcaldes y mandaron se venda. Y se da poder al dicho mayordomo Don Francisco Lobo Santaella para que disponga de él y el dinero entre y se le dé a Bernardo Simón, maestro de ensambladura, para ayuda de un paso que está haciendo de la Oración del Huerto. Y así lo acordaron los señores alcaldes…”.