lunes, 15 de enero de 2024

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Cristo del Coral. Iglesia-Convento de santa Paula. 

En el muro de la epístola de la Iglesia de santa Paula, se presenta un retablo realizado por Felipe de Ribas en 1638, coronado por un relieve del Descenso de Cristo al Limbo.

Ático del retablo con un relieve de Cristo

Este retablo acoge la imagen de un Crucificado tardomedieval, el llamado Crucificado del Coral, talla atribuida a Pedro Millán, el autor local que continuó la estética gótica francesa de Lorenzo Mercadante de Bretaña en la transición entre los siglos XV y XVI.

Retablo del Crucificado del Coral

El espacio donde se cobija, con una protección a modo de vitrina, se realizó sobre el Crucificado, lo que imposibilita cualquier tipo de movimiento o traslado.

El crucificado esta flanqueado por pequeñas tallas del siglo XVIII de la Virgen y San Juan.

Hornacina del "Crucificado del Coral" flanqueado por la Virgen y san Juan

Es obra de talla completa en madera, algo poco habitual en Pedro Millán, acostumbrado al modelado del barro.

Presenta todas las características de otros crucificados del autor (VER). Un Crucificado muerto, con la cabeza dirigida hacia abajo y a la derecha. Con la corona de espinas trenzada y tallada sobre la misma cabeza. Un tórax muy abultado con unas costillas muy marcadas. 

Detalle del rostro

El paño de pureza está recogido sobre las rodillas. Con abundante sangre en la llaga de su costado que llega hasta el sudario. Fijado a una cruz plana y cepillada, con tres clavos, el pie derecho sobre el izquierdo. 

Detalle del paño de pureza
Detalle de los pies

La advocación de “Cristo del Coral” se debe a una leyenda que actualmente permanece escrita en el dorso de un cuadro que recoge un rosario de coral: “Se presentaron un día en este Monasterio de Santa Paula dos jóvenes y dejaron en depósito un hermoso cajón cerrado. Pasaban años y años y jamás volvieron los conductores a recoger su tesoro. Entonces las religiosas determinaron abrirlo, quedando gustosamente sorprendidas al descubrir la santa Imagen de Jesús Crucificado que se venera en este Altar y juntamente estos Corales. Por este motivo se titula el Señor de los Corales, que con el paso del tiempo ha quedado reducido a “Coral”.

La devoción al crucificado, ya establecido en Santa Paula, quedó reflejada en las Religiosas estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana del abad Gordillo (VER), en 1612, afirmando que quienes acudían rezaban treinta y tres Padrenuestros y un Ave María o el mismo número de Credos. Además, desde la puerta de la iglesia hasta el retablo en el que se encuentra esta talla acudían de rodillas, celebrando el último viernes misa en el altar. Incluso el abad Gordillo habla de un ramo de coral que estaba a los pies del Cristo y que fue depositado por una mujer cuyo marido se encontraba en el Nuevo Mundo:

“Es también grandemente devota la oración y estación que se hace delante de una imagen de Cristo Nuestro Señor que está en la iglesia del insigne convento de Santa Paula del orden de San, en especial los que pretenden tener estado para salvarse, y los que tienen falta de salud, o desean el buen suceso de personas ausentes y su venida con prosperidad. Hacen esta estación en cinco días de viernes, y se ponen en pie en su presencia y allí rezan treinta y tres Padrenuestros y un Avemaría, en memoria de los años que Jesucristo Señor Nuestro converso en este mundo, o treinta y tres Credos ofrecidos a su Gloriosa Pasión. Y los que van afligidos por muestra de mayor humildad, suelen desde la entrada de la puerta de la Iglesia, hasta el Altar donde la Santa Imagen está ir de rodillas, y el último viernes hacer celebrar una Misa en su Altar donde ponen para ello dos candelas que hasta que se consumen se quedan allí. Hánse visto de esta devoción grandes milagros y en su particular el que se manifiesta con un ramo de coral que está en los pies de la Santa Imagen, de un hombre que estando en las Indias y haciendo su mujer la referida Estación, le trajo Dios a su casa quando menos pensaba movido a ello en el tiempo que por el se hacia la Estación de la Imagen del Santo Cristo”.

Detalle del crucificado

La imagen de este Crucificado se relaciona con los orígenes de la hermandad de Montesión, que en su origen fue de las denominadas de “Luz”, sobre cuyos inicios hay numerosas lagunas y versiones, que pueden ser complementarias en la pertenencia de la imagen.

Una de ellas afirma que la hermandad se fundó en el hospital de las Cinco Llagas, por barqueros y gentes del río que ya tenían una congregación y capilla propia en el convento del Carmen de Belén (actual zona Norte de la Alameda).

La segunda es defendida por el historiador y hermano mayor Hilario Arenas con alusión a la carta de hermanamiento con el convento de las jerónimas conservada en la hermandad, en cuyos cabildos de los días 3 y 7 de Abril de 1591 se dice: “En Monte-Sión, Domingo de Ramos siete días del mes de abril de mil quinientos y noventa y un años, estando juntos como lo han de costumbre los alcaldes y hermanos de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario , se acordó y trató las cosas siguientes: Este día se trajo de las señoras monjas de Santa Paula , nuestras hermanas, una alcancía en que se hallaron setenta reales y más veinte y dos libras de cera nueva en candelas y más unas potencias de plata con piedras engastadas en ellas para el Cristo Crucificado que es nuestro y está en el dicho convento de las señoras monjas”.

La teoría de Joaquín Rodríguez Mateos insiste en el origen de la corporación en torno a la orden dominica y a la fundación del convento de Montesión, versión que no elimina la vinculación de la talla a la hermandad. De hecho, consta la presencia del culto al Crucificado en los primeros documentos de la hermandad, con la advocación de la Salud. La primitiva imagen hoy conservada en Santa Paula fue probablemente sustituida por la donación de una hermana que residía en el Nuevo Mundo, una imagen de origen indiano, que tuvo altar propio en la capilla y que desapareció en el asalto a la capilla en julio de 1936.

Cristo de la Salud de Ortega Bru

Después, en 1954 llegaría el actual Cristo de la Salud de Monte-Sión (VER), obra de Luis Ortega Bru, inspirado en el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, de Montserrat. Este segundo crucificado presidiría el altar mayor hasta 1605, cuando se acordó que la imagen de la Virgen presidiera este espacio, pasando el crucificado a ocupar el altar que se encuentra a la izquierda. El crucificado haría estación de penitencia hasta 1668, cuando el 15 de abril de aquel año se acordó suprimir este paso, ya que “dijo Don Francisco Lobo Santaella que el paso del Santo Cristo Crucificado que se lleva en la estación, que es imperfecto, y que no es menester más que el paso de la Oración del Huerto, por ser el primero de los cinco misterios dolorosos del Rosario, y el paso de Nuestra Señora, y que así si les parecía se vendiese. A que determinaron los señores alcaldes y mandaron se venda. Y se da poder al dicho mayordomo Don Francisco Lobo Santaella para que disponga de él y el dinero entre y se le dé a Bernardo Simón, maestro de ensambladura, para ayuda de un paso que está haciendo de la Oración del Huerto. Y así lo acordaron los señores alcaldes…”.

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Cristo de la Reja. Pedro Millán. Segura de León. Badajoz.

Altar del Cristo de la Reja. Pedro Millán. Segura de León. Badajoz.

Es datada a principios del s. XVI por el imaginero sevillano Pedro Millán. Sus medidas son de 1,80 metros de alto por 1,82 de extensión en los brazos.

Presenta gran semejanza con el Cristo del Buen Fin (VER), del mismo autor, de la Iglesia de la Consolación del Pedroso en Sevilla.

Cristo de la Reja

Su nombre se debe a que una leyenda cuenta que un crucifijo fue encontrado por un labrador cuando araba en ese lugar con la reja de su arado y que esa pequeña imagen la lleva dentro este Cristo.

El Cristo de la Reja es la principal seña de identidad religiosa de la población, alimentada por la fama de sus milagros y da pie a la celebración de las “Capeas” o “Fiestas Mayores de Segura”.

La cabeza está inclinada hacia la derecha, sus ojos están entornados, la boca aparece entreabierta y su nariz es prominente.


 

EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Cristo del Buen Fin. Pedro Millán. Iglesia de Consolación. El Pedroso. Sevilla 

Cristo del Buen Fin. Pedro Millán. Iglesia de la Consolación del Pedroso. Sevilla


La imagen del Cristo del Buen Fin está realizada en madera de álamo policromada y representa a Jesús Crucificado muerto, de tamaño natural. Es obra atribuida con mucho fundamento al escultor Pedro Millán, fechable hacia 1490, y que se puede relacionar perfectamente con la estética tardogótica de tradición borgoñona o flamenca. El autor sigue el prototipo establecido por Van der Weyden en la representación de Cristo en la cruz.

Cristo del Buen Fin.

La cabeza está inclinada hacia la derecha, sus ojos están entornados, la boca aparece entreabierta y su nariz es prominente.

La corona de espinas es color verde y aparece como una trenza compacta.

El pelo cae sobre el pecho por el lado derecho, mientras que por el izquierdo se recoge hacia atrás.  

El rostro, no está exento de dramatismo, transmite una gran humildad y mansedumbre, recordándonos los pasajes del Siervo de Isaías (53,7): “como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca”.


Detalle de la cabeza

Destaca el tratamiento de su anatomía estilizada, que presenta las costillas muy prominentes, el vientre algo abultado y el característico rehundimiento epigástrico que comparten todos los crucificados del círculo de Pedro Millán.

Detalle de las costillas prominentes, el epigastrio hundido y el vientre abultado

El paño de pureza presenta numerosos pliegues y recuerda los representados en la pintura flamenca, presentando además en las vueltas que dejan ver dichos pliegues un rico estofado en oro. Es un gran "perizoma" que cubre ambas caderas y muestra la sangre que cae desde el costado.

Detalle del paño de pureza o perizoma

Tiene los brazos prácticamente en horizontal, por lo que presenta una composición en forma de T, y está unido a la cruz por tres clavos, el pie derecho sobre el izquierdo.

Detalle de la horizontalización de los brazos

Detalle de los pies con un solo clavo y el pie derecho sobre el izquierdo