EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Crucificados menores. Hermandad de Vera Cruz.
Crucifijo. Escuela hispano-filipina. Siglo XVI. Marfil. 45 x 45 cms
(Cristo) 92 x 68 cms (Cruz). Real Monasterio de San Leandro. Madres Agustinas.
Sevilla.
A través de las rutas
comerciales marítimas llegaban a España los apreciados productos orientales,
que satisfacían la gran demanda de objetos lujosos y exóticos.
El marfil, material de lujo y
alta estima, significaba prestigio, poder económico y social para su poseedor,
siendo especialmente apreciadas las obras de imaginería religiosa trabajadas en
este material, pensadas para la devoción privada.
En este sentido, se conserva en
la ciudad de Sevilla un valioso conjunto de Crucificados hispano-filipinos de marfil,
tallados entre los siglos XVI al XVIII.
Los sangleyes, “artistas de
todos los oficios”, o chinos de Filipinas, urgidos por la demanda de obras
religiosas cristianas, atendían los pedidos españoles teniendo como modelos
esculturas, estampas o grabados enviados desde la metrópoli, pero sin olvidar
los rasgos de la anatomía oriental.
Por ello, los ojos de esta pieza se muestran rasgados,
con párpados abultados realizados en doble brida, configurando un rostro de pómulos
salientes que se aparta del ideal clásico de la Europa contemporánea.
Detalle
del crucifijo
La cruz se enmarca en los
cánones de la escultura oriental, tratada a modo de tronco arbóreo.
Se trata de un Cristo muerto con el cuerpo está muy
estilizado y adaptado a la curvatura natural del colmillo de elefante.
La cabeza esta inclinada hacia la derecha, y está
coronada por una gruesa y trenzada corona de espinas.
En el rostro destacan los ojos almendrados con los párpados
abultados y cerrados, la incurvación del rabillo del ojo de raíz oriental, la nariz alargada y la boca
cerrada, comn una gran
expresividad de serenidad.
El cabello se dispone fundamentalmente hacia el lado
derecho dejando al descubierto la oreja izquierda.
La barba es bífida y enroscada.
Detalle
del rostro
El vientre se presenta abultado y
el paño de pureza es muy sencillo y sin nudo, cubriendo ambos costados, aunque más
el izquierdo.
Detalle
del paño de pureza
Las rodillas semiflexionadas en paralelo y simetría con
el
pie derecho que monta
sobre el siniestro,
fijado con un solo clavo.
Detalle
de los pies
Esta pieza del Real Monasterio de San Leandro, se arroga al patrimonio del Dulce Nombre de Jesús, ya que, según una petición de una antigua huésped del convento de Jesús de los Baños, con fecha de 14 de febrero de 1870, se reclamó un crucifijo de marfil, “que al ocurrir la Revolución del 68 se hallaba en la iglesia del convento”, y que era de su propiedad. El mismo “no hubo tiempo de recogerlo y está hoy depositado en la Catedral”. Por la documentación conservada, sabemos que se le concedió su petición y la devolución en 1870.
Por Andrés Carranza Bencano