PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA
Hallux Valgus interfalángico
Noli me tangere. Antonio Allegri da Correggio.
Realizada en la
etapa de madurez de Correggio, esta pintura constituye una de sus obras más
emblemáticas y ocupa un lugar singular dentro de su trayectoria, pues, según
parece, fue la primera que el artista ejecutó para un cliente ajeno a Correggio
y Parma, ciudades en las que concentró casi toda su producción.
La
primera mención documental de la obra aparece en la “Graticola
di Bologna” de Pietro Lamo (1560), donde se señalaba que en la
residencia del conde Augustino Orcolani se conservaba “un bellísimo Cristo en
el huerto con la Magdalena a sus pies, de mano de Correggio”. Allí continuaba
todavía en 1568, cuando Giorgio Vasari, en la segunda edición de sus Vidas, la elogió
subrayando la extraordinaria suavidad y delicadeza de su ejecución. Según el
propio Vasari, el cuadro fue encargado para el oratorio privado de los
Hercolani en Bolonia, probablemente por Vincenzo Hercolani, miembro de la
cofradía del Buon Gesù. Los estatutos de esta congregación instaban a sus
hermanos a colocar imágenes devocionales en sus hogares y a practicar
meditaciones centradas en la Pasión de Cristo, lo que encuadra perfectamente
con el tema de la obra.
El recorrido
coleccionista del lienzo fue complejo. Pasó de la familia Hercolani al cardenal
Pietro Aldobrandini en 1598 y, posteriormente, al cardenal Ludovisi en 1621. En
1632 lo heredó el príncipe Lodovico Ludovisi, quien, según la tradición, lo
habría entregado a Felipe IV como compensación por el feudo de Piombino. Sin
embargo, Velázquez dejó testimonio de que la pintura llegó a España a través de
Ramiro Núñez de Guzmán, II duque de Medina de las Torres, quien la depositó en
la sacristía del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde fue registrada
por el padre Francisco de los Santos en 1657.
Allí
permaneció hasta la Guerra de la Independencia, cuando se trasladó
temporalmente a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, retornando a
El Escorial en 1813. Finalmente, en 1839 ingresó en el Museo del Prado.
Investigaciones
recientes, como las de Morán Turina (2024), han sacado a la luz un dato inédito
que modifica sustancialmente esta trayectoria: en el reverso de la tabla
original (pasada a lienzo en 1934) se conserva el sello al fuego de Carlos I de
Inglaterra. Este detalle, olvidado tras el cambio de soporte y apenas
mencionado en guías antiguas del Museo, vincula la pintura con el interés del
monarca inglés por adquirir obras de la colección Ludovisi en 1635. De hecho,
entre los bienes subastados tras su ejecución en 1649 aparece inventariada una
obra de Correggio descrita como “Christ in ye Garden”.
Vendida en marzo de ese año a Remigius van Leemput, fue comprada poco después
por Alonso de Cárdenas, agente de Felipe IV en Londres, quien la remitió a la
corte española en 1650.
Esta
circunstancia abre una hipótesis novedosa: que la pieza enviada por Ludovisi a
Felipe IV fuera una copia, mientras que el original entró en la colección real
a través de la compra en Inglaterra. Ambas versiones habrían llegado a El
Escorial, y, tras comprobarse la autenticidad, la copia quedó relegada en favor
del original.
El tema
representa el pasaje evangélico en el que Cristo resucitado se aparece a María
Magdalena y le dice: Noli
me tangere "No me toques, porque aún no he subido al Padre" (Jn. 20:
14-18). La escena, cargada de simbolismo, subraya que la relación con el
Resucitado no puede entenderse en términos físicos, sino espirituales. Maurice
Zundel, en el siglo XX, interpretó estas palabras como una invitación a un
encuentro interior “de corazón a corazón”, aludiendo a la fe como único camino
de acceso a Cristo glorificado.
Iconográficamente,
Jesús suele representarse con atributos de hortelano, en alusión a la confusión
inicial de Magdalena, que lo toma por el jardinero (Jn 20, 15). Correggio, sin
embargo, introduce variaciones: sustituye el manto blanco o rosado habitual por
uno azul, quizá en alusión al cielo, y omite los estigmas, símbolo de la
perfección alcanzada en la Resurrección. La composición está construida
mediante una diagonal ascendente que une el brazo derecho de Cristo, que
contiene con suavidad a la Magdalena, con el izquierdo, que apunta hacia lo
alto, gesto reforzado por la presencia del árbol que estructura la escena.
Detalle de Jesús
María
Magdalena, visiblemente conmovida por el encuentro con Cristo, aparece
representada ataviada con un vestido de color amarillo, característico de las
meretrices. Este detalle la aproxima, además, a la iconografía de la “Santa Cecilia” de Rafael
(Pinacoteca Nazionale, Bolonia), lo que sugiere que Correggio pudo haber tenido
presente dicho modelo.
Siguiendo un
recurso habitual en versiones anteriores del mismo pasaje, y aunque no lo
requiere el texto evangélico, la Magdalena se muestra arrodillada, en actitud
de súplica, como si acabara de dejarse caer al suelo. El dinamismo de la escena
se acentúa con el movimiento perceptible en su cabello suelto y en el pliegue
agitado de las vestiduras.
Su aspecto
responde, además, al ideal de belleza femenina difundido en la Venecia del
primer tercio del siglo XVI, en particular a los tipos creados por Palma el
Viejo: mujer rubia, de cabello suelto y abundante, dotada de una hermosura
serena pero intensamente sensual.
Los estudios
radiográficos han revelado que Correggio ensayó tres ubicaciones distintas para
la figura de la Magdalena, optando finalmente por situarla en una posición más
elevada, lo que refuerza la diagonal ascendente que organiza toda la
composición.
Detalle de Magdalena
En la
parte inferior derecha de la composición aparecen un sombrero de paja, una pala
y un azadón, atributos propios de un hortelano que remiten directamente al
pasaje evangélico en el que María Magdalena, al encontrar a Cristo resucitado,
lo toma por el jardinero.
Correggio,
siempre atento al contexto en el que iban a contemplarse sus obras, cuidó con
especial detalle tanto el esplendor del paisaje como la minuciosa
representación de estos útiles de labranza. El resultado es un magnífico
ejemplo temprano de naturaleza muerta, concebido con tal precisión que parece
pensado para ser admirado de cerca.
Detalle de los atributos de hortelano
Finalmente, hay que destacar la
deformidad del pie de Jesus que presenta una deformidad en Halux Valgus
interfalangico.
Detalle del pie de Jesús
Muestra de un pie en Hallux Valgus interfalangico