jueves, 30 de octubre de 2025

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

LAMENTACIÓN SOBRE CRISTO MUERTO 

Llanto sobre Cristo muerto. Anónimo flamenco. Museo de Bellas Artes. 

Llanto sobre Cristo muerto. Anónimo flamenco (Maestro de las Medias Figuras). Hacia 1550. Óleo sobre lienzo. 115 x 148,5 cm. Museo de Bellas Artes. Sala II. Procede de la Desamortización de 1845

Muy apreciable es la colección de maestros menores flamencos del siglo XVI que posee el Museo, siendo la mayor parte de ellos de notable calidad dentro de su orden secundario. En ocasiones el buen nivel de las pinturas permite atribuirlas a algún artista concreto o en todo caso al círculo de sus más inmediatos seguidores.

En la pintura flamenca de la primera mitad del siglo XVI destaca, por su definida personalidad, un artista anónimo al que se denomina "Maestro de las medias figuras".

Otto Benech intentó relacionar a este Maestro con el pintor de Brujas Hans Vereycke aunque esta propuesta no ha sido unánimemente aceptada.

Detalle sin marco

El grupo de la Virgen de la Piedad se compone, estrictamente, de dos personajes: María y su Hijo desclavado de la cruz, cuyo cuerpo inanimado ella sostiene sobre las rodillas. Pero, a veces ocurre que la Virgen esté rodeada o enmarcada por san Juan, Magdalena, las tres Marías e incluso por los donantes; pero casi siempre está sola con el cadáver de su Hijo, y esta concentración refuerza el poder emotivo del tema. Así es como se distingue de la escena de la Lamentación al pie de la Cruz (Beweinung Christi) que comporta numerosas figuraciones.

El grupo se desarrolla en la dimensión horizontal, crece en ancho. El cadáver de Cristo está dispuesto horizontalmente, como el cuerpo de un nadador que flota de espaldas, con la herida del costado bien visible.

Detalle de la cara de Jesús

Detalle de los pies de Jesús

Esta escena, que se intercala entre la Deposición de la cruz y el Enterramiento no está relatada en ninguno de los Evangelios. Y es desconocida en el arte cristiano primitivo.

Fue en el siglo XII cuando apareció, por la influencia de las meditaciones de los místicos, salvo que se haya inspirado simplemente en el rito popular de las Lamentaciones fúnebres que perdura hasta hoy en el oriente mediterráneo.

Los himnógrafos de esa época atribuyen a la Virgen lamentos desgarradores: “Permite a tu madre besar tu diestra. Oh, amada mano que he tenido tantas veces, a la que me aferro como la hiedra al roble. Oh, queridos ojos, y tú, boca bien amada.”

El dolor maternal de María se expresa de la manera más conmovedora. En las Grandes Horas de Rohan (siglo XV), quiere echarse sobre el cadáver de su Hijo; San Juan la coge por medio del cuerpo para impedírselo.

Detalle de la Virgen

Alrededor del muerto, extendido sobre la piedra, se muestran a José de Arimatea, a la cabeza, y Nicodemo, a los pies, se lamentan la Virgen, San Juan, la Magdalena y las Santas mujeres.

Detalle de José de Arimatea

Detalle de Nicodemo

Detalle de san Juan

Detalle de la Magdalena y las Santas Mujeres

Por Andrés Carranza Bencano