MUERTE EN LA PINTURA
San Francisco de Borja atendiendo a un moribundo. Francisco de Goya.
San Francisco de Borja atendiendo a un moribundo. Goya, Francisco de. 1788.
Óleo sobre lienzo. 350 x 300 cm. Capilla de san Francisco de Borja. Catedral de
Valencia.
Entre 1787 y 1788 la condesa-duquesa de
Benavente y Gandía (y también duquesa de Osuna) promovió la renovación de la
capilla de su patronazgo en la Catedral de Valencia, dedicada a San Francisco
de Borja (ver), su ilustre antepasado, quien había sido en vida duque de Gandía y
marqués de Lombay.
Intervino en primer lugar el pintor
valenciano Mariano Salvador Maella, autor del lienzo principal de altar bajo el
tema de “La conversión de San Francisco de Borja”. Posteriormente se encargaron
a Goya los dos cuadros laterales.
Este cuadro se desarrolla en una habitación oscura, tan
solo iluminada por el vano circular medio cubierto por una cortina.
A la derecha, a una distancia prudencial del enfermo,
encontramos a San Francisco de Borja, vestido con un sencillo hábito negro y
sujetando un crucifijo como si fuera un arma.
A la izquierda, el moribundo en su lecho, con el pecho hinchado por albergar al demonio que lucha contra el santo por el alma del
desgraciado. Su rostro parece ya el de un muerto, también el color de su piel.
Desde el crucifijo arroja la sangre de Cristo para atacar
el demonio que posee al moribundo blasfemo.
En el
rostro nimbado de Francisco de Borja se
puede leer el miedo.
Es la
primera obra de Goya en la que aparecen monstruos fantásticos, tan propios del
imaginario goyesco, de tal modo que el artista ha sustituido los querubines que
solían acompañar a sus religiosos por estos monstruos bestiales.
El pie fuera del colchón simboliza la ausencia
de conexión con la tierra, en relación con la muerte.