PEDIATRIA
El niño enfermo. Arturo Michelena.
El niño enfermo, perteneciente a la colección de la Galería de
Arte Nacional, es un “boceto definitivo” de la obra realizada en París por Arturo
Michelena, que finalmente fue concluida y premiada con medalla de oro de
segunda clase, en el Salón de la Sociedad de Artistas Franceses de 1887 en el
Palais des Champs Élysées de Paris.
La
obra muestra una escena íntima familiar, en un dormitorio de un domicilio
particular. La luz mortecina y tenebrosa
de la escena contribuye al tono trágico de la pintura, pues la luz natural se
cuela a través de la cortina semiabierta de una ventana cerrada, ubicada en el
lado derecho del recuadro.
A
primera vista, parecen estar en época invernal por la gruesa vestimenta que
exhiben las figuras.
En
primer plano, hacia el centro, en la cama, yace un muchacho, con la cara demacrada en clara muestra de enfermedad y con la mirada dirigida
hacia la madre. Su frente, cubierta con una tela blanca, permite inferir
que presenta un cuadro febril; además, está arropado con mantas de donde
sobresalen sus dedos de la mano derecha. La luz recae sobre él, en tanto el
resto de la habitación luce bañado por las sombras.
A la
izquierda se halla la madre, una mujer joven sentada a los pies de la cama, con
el cabello oscuro recogido, vestida con un traje negro de mangas completas y
falda larga de donde sobresale el pie izquierdo. Con una mano apoyada sobre esa
pierna, observa con semblante de preocupación al médico
La figura del
médico es la que tiene tal vez más protagonismo en esta obra. Se trata de un hombre anciano con barba blanca poblada, gafas y
vestido con levita, un pañuelo blanco en el bolsillo izquierdo, un anillo en su
mano izquierda, y un pequeño objeto (no definido) en la mano derecha. Se sitúa de
pie en una
zona de contraluz creada por la ventana a sus espaldas, por lo que vemos más su
ademán que sus rasgos faciales. Parece
estar dando instrucciones a la mujer, como se deduce del gesto de su mano, aunque por
la expresión de la cara de la madre no da demasiadas esperanzas.
En el borde derecho de la tela figura una
niña que bien puede ser hermana del niño, delante de la ventana, de traje negro
hasta la rodilla y con el pulgar derecho sobrepuesto a los labios en actitud
temerosa, contempla
contrita y pensativa la escena en marcado contraluz.
Delante de la niña se presenta una parte
de una mesa que sostiene una taza, un plato y una botella que probablemente
contenga algún medicamento
Detrás
de la cama, apoyado al borde superior con las manos entrelazadas, se muestra en
la oscuridad, casi
oculto por la penumbra, al padre
del niño, un hombre joven, de traje y bigotes que observa atentamente al
doctor, con muestras de gran preocupación.
En un
saliente de la pared izquierda y en el borde derecho de la cama que se
encuentra pegada a la pared se observan unas pequeñas figuras que parecen ser
juguetes de tela. Igualmente, en esa pared se muestran adheridas sin mayores
detalles lo que parecen ser algunas ilustraciones.
El cuadro nos
proporciona mucha información sobre cómo debía ser la práctica médica en el s.
XIX. Los enfermos graves eran atendidos en sus domicilios, sin grandes medios
para hacer frente a la situación. La mortalidad infantil era muy alta y los
recursos muy limitados. El pronóstico médico tenía en estos casos una gran
importancia.
Autor: Andrés Carranza Bencano