lunes, 13 de marzo de 2023

 PEDIATRIA

El niño enfermo. Arturo Michelena. 


El niño enfermo. Arturo Michelena. 1886. óleo sobre tela. 80,4 x 85 cm. Fundación Museos Nacionales/Galería de Arte Nacional. Caracas

El niño enfermo, perteneciente a la colección de la Galería de Arte Nacional, es un “boceto definitivo” de la obra realizada en París por Arturo Michelena, que finalmente fue concluida y premiada con medalla de oro de segunda clase, en el Salón de la Sociedad de Artistas Franceses de 1887 en el Palais des Champs Élysées de Paris.

La obra muestra una escena íntima familiar, en un dormitorio de un domicilio particular.  La luz mortecina y tenebrosa de la escena contribuye al tono trágico de la pintura, pues la luz natural se cuela a través de la cortina semiabierta de una ventana cerrada, ubicada en el lado derecho del recuadro.

A primera vista, parecen estar en época invernal por la gruesa vestimenta que exhiben las figuras.

En primer plano, hacia el centro, en la cama, yace un muchacho, con la cara demacrada en clara muestra de enfermedad y con la mirada dirigida hacia la madre. Su frente, cubierta con una tela blanca, permite inferir que presenta un cuadro febril; además, está arropado con mantas de donde sobresalen sus dedos de la mano derecha. La luz recae sobre él, en tanto el resto de la habitación luce bañado por las sombras.

A la izquierda se halla la madre, una mujer joven sentada a los pies de la cama, con el cabello oscuro recogido, vestida con un traje negro de mangas completas y falda larga de donde sobresale el pie izquierdo. Con una mano apoyada sobre esa pierna, observa con semblante de preocupación al médico

La figura del médico es la que tiene tal vez más protagonismo en esta obra. Se trata de un hombre anciano con barba blanca poblada, gafas y vestido con levita, un pañuelo blanco en el bolsillo izquierdo, un anillo en su mano izquierda, y un pequeño objeto (no definido) en la mano derecha. Se sitúa de pie en una zona de contraluz creada por la ventana a sus espaldas, por lo que vemos más su ademán que sus rasgos faciales. Parece estar dando instrucciones a la mujer, como se deduce del gesto de su mano, aunque por la expresión de la cara de la madre no da demasiadas esperanzas.

En el borde derecho de la tela figura una niña que bien puede ser hermana del niño, delante de la ventana, de traje negro hasta la rodilla y con el pulgar derecho sobrepuesto a los labios en actitud temerosa, contempla contrita y pensativa la escena en marcado contraluz. 

Delante de la niña se presenta una parte de una mesa que sostiene una taza, un plato y una botella que probablemente contenga algún medicamento

Detrás de la cama, apoyado al borde superior con las manos entrelazadas, se muestra en la oscuridad, casi oculto por la penumbra, al padre del niño, un hombre joven, de traje y bigotes que observa atentamente al doctor, con muestras de gran preocupación.

En un saliente de la pared izquierda y en el borde derecho de la cama que se encuentra pegada a la pared se observan unas pequeñas figuras que parecen ser juguetes de tela. Igualmente, en esa pared se muestran adheridas sin mayores detalles lo que parecen ser algunas ilustraciones.

El cuadro nos proporciona mucha información sobre cómo debía ser la práctica médica en el s. XIX. Los enfermos graves eran atendidos en sus domicilios, sin grandes medios para hacer frente a la situación. La mortalidad infantil era muy alta y los recursos muy limitados. El pronóstico médico tenía en estos casos una gran importancia.  

Autor: Andrés Carranza Bencano

 

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

El martirio de san Sebastián. Antonio y Piero Pollaiuolo.

El martirio de san Sebastián. Antonio y Piero Pollaiuolo. 1475. Óleo sobre tabla. 291,5 x 202cm . National Gallery de Londres.

El cuadro muestra la leyenda de San Sebastián,  protector contra la peste, en el momento de la condena a muerte por ser descubierto como cristiano. Murió atado a un árbol y por el disparo de flechas.

El cuadro fue encargado para el oratorio de la familia Pucci en la iglesia de Florencia de la orden de los Siervos de María. Era una familia muy rica con lazos con la familia los Médecis.

La composición está representada en un triángulo, con los elementos organizados en una perfecta simetría, jugando con sus colocaciones:

En primera fila, dos hombres apuntando a San Sebastián, uno de frente y otro de espaldas, y dos hombres agachados, uno de frente u otro de espaldas, apuntando hacia abajo.

En la segunda fila, están los dos arqueros mirando hacia San Sebastián apuntándole con sus arcos.

Detrás de ellos, están colocados dos caballos a cada lado, a la izquierda, uno negro de espaldas y el blanco de frente, y en la derecha aparecen al revés, es el blanco el que está de espaldas y el marrón de frente.

El arco del triunfo aparece en la izquierda de la composición, y en la derecha para equilibrar el peso visual, aparece una montaña.

En la pintura, San Sebastián se muestra pasivo como ajeno a la actividad que hay debajo de él en el grupo que lo está saeteando. 

Detalle de los pies de los arqueros

Los pies tienen una función compositiva esencial pues los 6 pares de pies de los asesinos forman la base de una pirámide que tiene como vértice superior la cabeza del Santo.