EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
CONDUCCIÓN AL SEPULCRO
La conducción de Cristo al sepulcro. Antonio Ciseri.
Se encuentra en un retablo de la tercera
capilla del lado norte de la Iglesia de Santa María de la Asunción, en el
complejo arquitectónico del Santuario de la Madonna del Sasso, en Lucarno
(Suiza).
La obra representa la escena evangélica
conocida como “Lamentación sobre Cristo muerto”, representando el traslado del
cadáver de Cristo desde la cruz hacia el sepulcro propiedad de José de
Arimatea.
Aparecen representados ocho personajes,
divididos en dos grupos. Uno es el que forman el cuerpo de Cristo, en el
centro, trasladado por Nicodemo, José de Arimatea y San Juan; la Virgen María,
acompañada de María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás forman el
segundo grupo, que sigue al primero.
La figura del Salvador presenta la rigidez
de una persona muerta, con el brazo izquierdo sobresaliendo de la sábana y
cayendo hacia el suelo. Está cubierto con el sudario, que deja descubierta la
cabeza y el brazo izquierdo, tapándole el resto del cuerpo y los pies. El
rostro, sereno, cae hacia el pecho, ladeado un poco a la derecha.
A la izquierda de la pintura, abriendo
la marcha, aparece José de Arimatea, de edad avanzada y barba oscura, vestido
con túnica ocre y azul, con el pie derecho adelantado sobre la pierna
izquierda.
Le acompaña al frente del grupo Nicodemo, también de edad avanzada, barba blanca, túnica de color verde y gorro amarillo. Adelanta la pierna derecha, dejando atrás la izquierda, en un marcado contraposto.
En la parte de atrás de la sábana,
sujetándola por los hombros, se encuentra San Juan, de apariencia más joven,
mirando hacia el espectador y vestido, según su iconografía, de verde y rojo,
con el pie derecho adelantado.
El grupo de mujeres es de gran patetismo. La Virgen, vestida con anchos
ropajes azul y rojo, aparece en actitud exhausta, con el brazo derecho
extendido en dirección al Salvador y mirada implorante al cielo.
A su izquierda aparece María Magdalena, descalza y vestida de blanco y amarillo, con los hombros desnudos,
cabizbaja y con el pelo cayendo, tapándose el rostro con ambas manos.
En un segundo plano aparecen las otras
dos mujeres, María Salomé, que oculta su rostro con la mano derecha, y María
Cleofás, ubicada detrás de la Virgen y sosteniéndola por debajo de los brazos.
El fondo se aprecia vagamente un paisaje y un cielo gris, como corresponde a los textos de las Escrituras.