martes, 23 de julio de 2024

TRAUMATOLOGÍA  

¡ Aún dicen que el pescado es caro ¡. Joaquín Sorolla y Bastida. 

¡Aun dicen que el pescado es caro ¡. Sorolla, Joaquín. 1894. Óleo sobre tela. 151,5 x204 cm. Museo del Prado. Sala A. (CC BY 3.0)

Sorolla nos presenta la dureza y peligrosidad de la vida del pescador y su alto riesgo de accidentes.

Nos muestra a un joven pescador gravemente herido en el costado, yace tendido en el suelo tras sufrir un accidente durante la faena y es socorrido por dos compañeros que muestran el semblante serio y concentrado.  

A la derecha, uno de ellos sostiene el cuerpo inmóvil del chico, mientras que el hombre de camisa amarilla aplica paños de agua mojada, sobre el torso desnudo, previamente mojados en el cuenco del primer plano, intentando frenar la hemorragia de una profunda herida inciso-contusa. 

Del torso desnudo del muchacho cuelga una medalla que podría corresponder a la Virgen del Carmen, protectora de los hombres del mar.

Detalle de los hombres

Detalle de los rostros de los pescadores

La escena se desarrolla en el interior de una pequeña embarcación de pesca, iluminada desde arriba, por una escotilla que se supone su existencia, pero no se incluye en la composición.  La luz se refleja en la camisa amarilla del pescador más anciano, en la escalera y en el pecho del joven herido.

Alrededor de los personajes se muestran diversos objetos habituales en una embarcación como un candil, un tonel para el agua dulce, cuerdas y varios peces. 

Detalle de los peces

La sensación de movimiento se consigue con un cierto desequilibrio espacial pues la escalera de la izquierda, por la que han descendido el cuerpo del joven pescador herido, está algo inclinada y sobre ella el farol da la impresión de estar en constante vaivén. 

Detalle del farol inclinado


El título del cuadro procede de la novela “Flor de Mayo” escrita por Vicente Blasco Ibáñez que se desarrolla en las playas del barrio del Cabañal en Valencia. 

Incluso en esta obra literaria se encuentra recogido el título del lienzo, concretamente en el capítulo final, cuando la tía de Pascualet llora la muerte de su nieto en las labores de pesca. Decía así: "¡Que viniesen allí todas las zorras que regateaban al comprar en la pescadería! ¿Aún les parecía caro el pescado? ¡A duro debía costar la libra...!".