miércoles, 1 de enero de 2025

SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La habitación azul. Pablo Picasso.

La habitación azul. Picasso, Pablo. 1901. Óleo sobre lienzo.  50,49×61,6 cm.  Phillips Collection. (CC BY 3.0)

Esta obra corresponde a la etapa azul de Picasso que transcurre entre 1901 y 1904.

 El nombre proviene del color que domina la gama cromática de las pinturas y se define por la preocupación del artista por las imágenes del sufrimiento humano.

La habitación en la que se desarrolla la escena es la vivienda-estudio del propio Picasso, situado en el número 130 del bulevar de Clichy. Un estudio que hacía también las veces de sala, dormitorio y cuarto de baño, y que el artista compartía, frecuentemente, con amigos y modelos. 

Según el poeta y buen amigo del pintor, Jaume Sabartés, en la habitación se recogía todo lo que Picasso lograba subir a ella. Nos dice que era “necesario vaciar la mesa para comer, que muchas cosas, por falta de espacio, acababan en el suelo y que, en las paredes, se apilaban multitud de cuadros”.

Sin embargo, el desorden descrito por el poeta no está presente en “La habitación azul”, tal vez porque, como dice Roland Penrose, la obra fue pintada antes o, simplemente, debido a que a la hora ordenar los espacios del cuadro, Picasso fue eliminando todo aquello que resultaba accesorio.

La obra contiene referencias a pintores como Edgar Degas, Cézanne o Toulousse Lautrec. Así, en el fondo de la pintura, se aprecia parte del cartel de May Milton, cantante y bailarina inglesa que actuaba en el Moulin Rouge. 

Detalle del cartel de May Milton

Las flores de la mesa recuerdan a los jarrones con flores de Paul Cézanne.

Detalle del jarrón de flores

Desde la década de 1950, se había especulado que la pintura tenía algo escondido debajo de su superficie y en 2008 fue examinado por un equipo de conservadores de The Phillips Collection de Washington,  propietaria de la obra desde 1927, en colaboración con la National Gallery of Art de Washington, el Wintherthur Museum de Delaware y la Universidad de Cornell (estado de Nueva Yorky al estudiarlo con rayos X y con un “escáner hiperespectral”, se descubrió que bajo las capas de pintura se encontraba el retrato de un hombre barbudo con pajarita, en posición sentada, que reposa la cabeza sobre una mano en la que pueden apreciarse tres anillos.

No se sabe, con seguridad, la identidad del fantasma, pero se supone que podría ser el crítico Gustave Coquiot, o bien Ambrose Villard, el marchante que organizó la primera exposición de Picasso en París, en 1901.

Detalle del retrato de un hombre con la cabeza reposando en su mano. (CC BY 3.0)

Es relativamente frecuente, por parte de Picasso, la reutilización de un lienzo, debido a que en su época de penuria económica no se podía permitir el lujo de comprar todos los lienzos que necesitaba.

Esta reutilización es diferente a los "pentimenti", que   son correcciones realizadas por el autor sobre lo que estaba pintando, o cambios de idea (por eso el término "arrepentimiento") durante la realización de la obra.

En cuanto al tema principal es el mismo que desarrolló Dagas en las distintas versiones que hizo de “La tina”, pues la obra muestra a una mujer desnuda bañándose en una “tina” (un barreño, circular, metálico o de barro cocido).

La modelo utilizada podría tratarse de una prostituta, pero también se especular que la mujer está inspirada en Germain, la bailarina de la que Casagemas, el gran amigo de Picasso, estaba perdidamente enamorado y por la que se suicidó, cuando la joven le rechazó. 

Por ello, la mujer es representada como epicentro de pecado y tentación, como alegoría que limpia con el agua su pecado.

Detalle de la mujer

Lavarse los pies en los tiempos bíblicos era una forma necesaria de higiene, pues los caminos eran polvorientos y sucios y el calzado eran sandalias. 

Ello creó la necesidad de lavarse los pies constantemente, pero también era una cuestión de ceremonia o actividad religiosa, de limpieza o purificación de las impurezas del camino, ya que al igual que el polvo se pega a los pies de los viajeros, muchas cosas también se pueden adherir a nuestras vidas.

Detalle de los pies en el barreño

Por Andrés Carranza Bencano

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

Mujer en su baño esponjándose la pierna. Edgar Degas.

Mujer en su baño esponjándose la pierna. 1883-1884. Edgar Degas.  Pastel sobre monotipo a la tinta negra en papel vitela blanco. 19 x 41 cm. Museo de Orsay. París. (CC BY 3.0)


A finales de la década de 1870 y a comienzos de la de 1880, el interés de Degas parece orientarse más hacia la representación de mujeres desnudas, captadas en una actividad cotidiana, como el aseo o el peinado, o también el momento de reposo, tras el baño. La representación repetida de estas actividades, por oposición al trabajo del desnudo clásico que hace referencia a la Antigüedad, se convierte entonces en determinante, en el planteamiento de Degas.

A lo largo de su carrera, Degas exploró el tema del desnudo femenino en varias ocasiones, desde sus famosas bailarinas hasta estas escenas más íntimas de la vida doméstica. En "Mujer en un baño frotándose la pierna con una esponja", se observa una continuación de su búsqueda por humanizar a la mujer más allá del papel de la musa o el objeto de deseo, posicionándola en su propio mundo de intimidad y autocuidado.

En esta pintura, la figura femenina se presenta envuelta en la atmósfera del baño, un espacio asociado a la intimidad y la introspección.

La mujer, se presenta de espaldas en un desnudo semioculto, sin rostro y absorta en la tarea de esponjarse la pierna.

Degas utiliza un ángulo elevado, indicando una especie de voyeurismo que invita al espectador a ser partícipe, no solo de la acción visible, sino de una experiencia íntima.

El uso de la luz que atraviesa el espacio, al igual que los reflejos en el agua, brindan dinamismo a la obra, sugiriendo que no sólo se trata de una representación estática, sino de un momento que fluye en el tiempo.

La curvatura de la pierna de la mujer, la forma del brazo que sostiene la esponja, contribuyen a la fluidez de la composición.

La mujer en su baño se convierte así en un reflejo de las complejidades de la vida femenina y el deseo de la artista de capturar su realidad.

Detalle del pie

El lavado de pies (en latín mandatum, “orden, mandamiento”) es un acto ritual que simboliza la hospitalidad, proporcionando agua para la limpieza y bienestar de los viajeros después de un largo camino.  

Por Andrés Carranza Bencano

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

El barreño. Edgar Degas.


El tema del desnudo se generaliza en la obra de Degas a partir de la década de 1880, pero en forma de un desnudo banal, expuesto casi siempre en distintas actitudes de aseo y siempre bajo una mirada sensual, en la que no falta una cierta actitud de voyeur. 

Él mismo lo expresa en relación a este cuadro: El desnudo se ha representado siempre en posturas que suponen un público, pero mis mujeres son honestas, gente sencilla, despreocupadas de cualesquiera otros intereses que los envueltos en su condición física. Esta se está lavando los pies. Es como si la estuviera mirando por el ojo de la cerradura.

La mujer adopta una postura forzada, en un desnudo semioculto, sin rostro, del que solo muestra la espalda, con un cierto grado de pudor femenino.

La joven se agacha para coger la esponja en un escorzo que recuerda imágenes de Rubens.

La posición de sus pies e incluso la manera de alargar el brazo recuerda a las bailarinas que tanto atraían a Degas.

El color rojo del cabello otorga una destacada nota cromática al conjunto.

En la zona del fondo se aprecia una ventana con visillos blancos por la que penetra una fuerte luz solar, que ilumina toda la estancia y resbala por el cuerpo de la muchacha. 

Detalle de los pies y la mano con la esponja


El origen del lavatorio de pies radica en el comienzo de la costumbre de lavar partes del cuerpo como práctica medicinal. 

Los lavatorios no eran solo de pies, sino para todas las partes del cuerpo que eran necesarias para evitar enfermedades.

En los tiempos bíblicos, el acto de lavarse los pies no era una cuestión de ceremonia o actividad religiosa, sino una forma necesaria de higiene. Los caminos polvorientos y sucios crearon la necesidad de lavarse los pies constantemente.

De esta forma, la práctica del lavado de pies nos lleva a una actitud de arrepentimiento y humildad limpiándonos de todo orgullo y de ciertas cosas que nos ensucian al aferrarse a nosotros en nuestro caminar espiritual, ya que al igual que el polvo se pega a los pies de los viajeros, muchas cosas también se pueden adherir a nuestras vidas.

Por Andrés Carranza Bencano