EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
VÍA DOLOROSA.
Cristo con la cruz a cuestas. Vellecio di Gregorio Tiziano.
El Museo del Prado posee dos obras de Tiziano sobre el pasaje evangélico
que narra cómo Simón Cireneo fue obligado a llevar la cruz de Cristo, cuando
este ya estaba exhausto en su camino al Gólgota (Mateo 27:32.33; Marcos 15:
21-22 y Lucas 23:26-27)
Esta
segunda obra estuvo en el Alcázar de Madrid hasta el incendio de 1734. En 1746
aparece en el inventario de él Buen Retiro y en 1794 en el Palacio Real Nuevo,
de donde pasó al Museo del Prado en 1843.
Esta segunda obra tiene una concepción muy diferente,
lo que muestra la originalidad creativa del autor al afrontar el mismo tema, por
un sorprendente primer plano, algo poco habitual en su producción.
La escena es tremendamente emotiva por la mirada de
Cristo, soportando el peso de madero, mostrando unos ojos cargados de lágrimas
e inyectados en sangre.
Un anciano Simón de Cirene apoya sus barbas sobre la cruz del
Señor, mientras su mano derecha sostiene el peso del madero. Curiosamente es una
mano elegante con signos de la moda veneciana con un encaje blanco que asoma
bajo la túnica oscura del personaje evangélico y llevando un anillo en el pulgar.
Este anillo sugiere que quien lo
encargó se hizo retratar como tal, o quiso identificarse con él, lo que permite
traer a colación que Ridolfi citó un “Cristo con la cruz a
cuestas” donde el Cireneo era un retrato de Francesco
Zuccato, amigo de Tiziano.
Como es habitual en obras tardías, se reutilizó un lienzo donde previamente había pintado un Ecce-Homo con caña. Se aprecian igualmente cambios en la posición de los dedos de ambos personajes, visibles incluso en la superficie.