EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
VÍA DOLOROSA.
Cristo camino del Calvario. Vellecio di Gregorio Tiziano.
El Museo del Prado posee dos obras de Tiziano sobre el pasaje evangélico
que narra cómo Simón Cireneo fue obligado a llevar la cruz de Cristo, cuando
este ya estaba exhausto en su camino al Gólgota (Mateo 27:32.33; Marcos 15:
21-22 y Lucas 23:26-27)
La primera, Cristo camino del Calvario, de 1560, ingresó en el Escorial
en 1574, en el oratorio privado de Felipe II. Siguenza afirma: “en las noches pasaba allí el pío Rey don Felipe
buenos ratos, contemplando lo mucho que debía al Señor que tan pesada carga
llevaba sobre sus hombros por los pecados de los hombres y los suyos”.
Permaneció en el Escorial hasta su ingreso en el Museo del Prado en 1845.
Esta obra muestra la caída de Cristo, que, de rodillas, apoya la
mano izquierda en una piedra con la firma del pintor, y mira a un anciano Simón
de Cirene que le ayuda a portar la cruz. La escena transcurre al margen del espectador, mero testigo del
intercambio de miradas entre Cristo y el Cireneo.
Aunque parece tener un diseño plano, cuando se realiza un análisis detenido
se pueden observar tres planos. Un plano próximo con Cristo y el Cireneo, un
plano intermedio y un tercero con el Gólgota y un tenue reflejo de la luz
crepuscular.
Una radiografía de la obra
muestra que, originalmente, Tiziano concibió al Cireneo portando un turbante,
un elemento exótico habitual en las representaciones “a la turca” de la época,
tocado que luego eliminó en la versión definitiva. Además, sugiere que la cruz
no descansaba en el suelo, sino que era llevada en alto por los dos personajes,
con la mano derecha de Cristo más elevada y situada bajo el tramo largo de la
cruz, y la derecha del Cireneo, ahora no visible, asiera el madero a la altura
de la cintura de Cristo.
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