EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
PRENDIMIENTO
El Prendimiento de Cristo. Luis de Vargas.
Luis de Vargas
es el primer pintor del siglo XVI nacido en Sevilla que alcanzó a consagrarse
como gran maestro en su propia ciudad.
Nació en torno
a 1505 y se formó con su padre el también pintor Juan de Vargas, quien le
inició en el oficio.
Con 21 años,
viajó a Italia, residió principalmente en Roma durante unos siete años, tras
los cuales regresó a Sevilla.
En 1541 retornó
de nuevo a Italia por un periodo de ocho años y en 1550, después de haber
acumulado una gran experiencia artística en Roma, volvió definitivamente a
Sevilla, donde trabajó hasta la fecha de su muerte en 1567.
Según
nos informa Pacheco, Vargas fue hombre humilde, modesto y piadoso, que se debió
de mover en Roma en el círculo de los artistas que siguieron e imitaron el
estilo de Rafael.
Esta obra representa el momento
del prendimiento de Cristo, según el Evangelio de San Juan, cuando describe el inicio de la Pasión de Cristo en
el episodio acontecido en el huerto de Getsemaní de Jerusalén.
Estando allí Cristo orando
en compañía de sus discípulos, apareció un tropel de soldados y sayones
conducidos por Judas, el apóstol traidor.
Según el
Evangelio de Juan, después que Jesús dijera a los soldados que llegaban para
prenderlo: “¿A quién buscáis? Respondieron le: “A Jesús Nazareno”. “Yo soy”. “retrocedieron
y cayeron en tierra”. Aunque, como lo escribiera el P. Lagrange, es difícil pensar
que toda la tropa fuera derribada ante la vista de Jesús, debe entenderse que
aquellos que iban en cabeza, intimidados por la majestad de Jesús,
retrocedieron momentáneamente.
Judas besa a Cristo en
la mejilla para identificarle, pues según fuentes apócrifas, Jesús
tenia gran parecido con Santiago y, las autoridades no lo conocían y los
soldados sabían que tenían que capturar a un hombre, por encargo de
los empleados del servicio de orden del Templo (Mt 26:48).
Luego se
dejó atar las manos sin oponer la menor resistencia. Destaca la violencia del sayón
semidesnudo que le sujeta el brazo derecho, así como la descripción de la indumentaria
de los soldados romanos que participan en la escena, que poseen un adecuado
rigor científico.
Al requerir
una iluminación nocturna, Vargas ha colocado a un soldado, difuminado en el
fondo de la composición, que lleva una antorcha con la cual alumbra el oscuro
ámbito del huerto.
En el Angulo inferior derecho del cuadro, Pedro, presa de la cólera, para defender a su maestro, se precipita sobre Malco, criado del sumo sacerdote, que llevaba una linterna en la mano derecha para alumbrar el camino a los soldados.
El apóstol lo derriba y le corta una oreja
con una enorme espada o sable corvo con forma de cimitarra.
Jesús le
ordenó con calma que envainara la espada (Mitte gladium tuum in vaginam)
y volvió a pegar la oreja de la víctima.
Es uno de los episodios más populares
del Prendimiento, imaginado para destacar la divina mansedumbre de Cristo
mediante la oposición de éste a la reacción instintiva de uno de sus
discípulos.
La
historicidad de este episodio es tanto más sospechosa por cuanto Lucas es el
único evangelista que lo menciona.
En los Evangelios no se refiere si Jesús caminó
hasta el calvario con o sin calzado, como muestra todas las representaciones
artísticas.
En la mayoría de las religiones, la exposición de
los pies es considerada como señal de humildad, pero también simbolizan el
estatus divino, pues andar descalzos requiere una resistencia sobrehumana al
dolor.
Finalmente destacamos la morfología de pie griego con que se
representa a Jesús. Este tipo de pie se
caracteriza por tener el segundo dedo más largo que el pulgar. Se conoce como
griego debido a que en la mitología griega está asociado a las diosas y sus poderes.
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