INTOXICACIONES
Hasta verte Cristo mío. José García Ramos
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Hasta verte, Cristo mío ¡¡. García Ramos, José. Hacia 1895. Óleo sobre lienzo.
95 x 63 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala XII
El protagonista de la
escena es un santero. Personaje de
la época que se dedicaba a trasladar una imagen de devoción por las casas de la
feligresía, tras recoger los donativos, y que en este caso se trata de la imagen de un Niño Jesús.
La escena representa el
momento en que hace una parada en la taberna para saciar su sed. Deja caer al
suelo su sombrero castoreño y su capa, pero no suelta la escultura, que
mantiene agarrada con el brazo izquierdo, mientras empina la escudilla de vino
con la mano libre y un ligero movimiento del cuerpo, flexionando las rodillas y
torciendo típicamente el tronco hacia atrás, para apurarla hasta el final.
Es observado por el goyesco personaje de al lado, que igualmente disfruta de un vaso de vino situado en la mesa junto a una
jarra de agua.
El tabernero, de aspecto tosco y gesto huraño, sostiene en su mano derecha una jarra metálica y golpea, con los nudillos de su mano izquierda, el mostrador, reducido al alfeizar de una ventana, instándole a que termine y vuelva a poner la escudilla para servirle otra ronda.
La escena se completa con un cuadrito con la advertencia “hoy no
se fía aquí, mañana sí”, que aún puede verse en algunos bares sevillanos, la pequeña
jaula con su jilguero y, al fondo a la izquierda, el altarcito de cerámica con
una imagen de la Virgen.
Esta pintoresca figura del
santero ha desaparecido en nuestros días, pero recuerdo, en mi casa de Alcalá
del Río, la tradición de circular entre los devotos ciertas “capillas”, de la
Milagrosa, de San Antonio, del Corazón de Jesús, de San José, etc. Se le
reservaba un lugar preeminente en el salón principal de la casa, se le encendía
una velita, y al cabo de unos días el santero la recogía y se la pasaba a otro
vecino.
El título de la obra hace referencia a que el
santero está bebiendo de un cuenco en cuyo fondo aparece la imagen de Cristo crucificado, por lo
que el “rito” es beber el tazón de un solo trago, y de ahí la frase “Hasta verte Cristo mío”, que
puede parecer irreverente pero que en realidad muestra la cercanía y llaneza
del trato con lo divino.
Interesante escena.Genial descripción como siempre.Felicidades por tu gran trabajo y por compartirlo.
ResponderEliminarConocía el cuadro, pero no me había fijado en tanto detalle, que se disfrutan mejor con tus explicaciones tan jugosas. Yo también recuerdo en mi pueblo extremeño el traslado de unas pequeñas capillas de una casa a otra con imágenes sagradas y como se las colocaba en lugares preeminentes.
ResponderEliminarConocía el cuadro pero nunca supe el porqué de su nombre ni me lo podía imaginar. Deliciosa tu descripción y las imágenes de los detalles
ResponderEliminarMuy instructivo
ResponderEliminarEfectivamente yo he vivido cuando en casa traían una imagen de la virgen en una cajita de madera donde mi madre la depositaba en el mueble de la salits y allí permanecía durante una semana y luego la recogían , bonito y detallado relato , gracias Andrés por compartirlo, un abrazo A Iglesias
ResponderEliminarGenial la descripción de los detalles. Muy interesante
ResponderEliminarGracias por esas explicaciones maravillosas.
EliminarGenial Andrés
ResponderEliminarConozco el cuadro,me había fijado en el pajarito,la figura del santero,pero no lo del cuenco y hasta ver...
Mil gracias