viernes, 30 de junio de 2023

 TRAUMATOLOGÍA  

El dos de mayo de 1808. La carga de los mamelucos. Francisco de Goya.

El 2 de mayo de 1808. La carga de los mamelucos. Francisco de Goya y Lucientes. 1814. Óleo sobre lienzo. 268,5 x 347,5 cm. Museo Nacional del Prado


Las tropas francesas de napoleón entraron en España el 27 de octubre de 1807 y llegaron a Madrid el 23 de marzo de 1808.

El rey Carlos IV abdica a favor de Fernando VII y ambos parten hacia Bayona el 10 de abril, donde Napoleón culmina la “farsa de Bayona” coronando a su hermano José Napoleón, apodado Pepe Botella por su afición al buen vino.

El rey Fernando había designado, en su ausencia, una Junta Suprema de Gobierno presidida por el infante Antonio Pascual de Borbón, pero quien realmente controlaba Madrid eran diez mil soldados franceses apoyados por otros 4.000 acampados en los alrededores.

El 27 de abril el general Murat exigió a la Junta Suprema de Gobierno la entrega de los dos Infantes, hijos de Carlos IV y María Luisa, que quedaban fuera de la custodia francesa, María Luisa y Francisco de Paula.

La mañana del 2 de mayo, los madrileños, con armas improvisadas, intentaron detener la salida de Palacio de estos infantes y su traslado a Burdeos.

Joaquín Murat, que estaba al mando de los franceses, ordenó al General Joseph Lagrange que sofocara la insubordinación, provocando la muerte de la multitud congregada en la zona del Palacio Real.

La noche del 3 de mayo de 1808, a las cuatro de la madrugada, los franceses fusilaron a los detenidos tras el alzamiento del día anterior.  En grupos, los condenados fueron enviados, para su inmediata ejecución, a distintos lugares de Madrid, como el Paseo del Prado, la Puerta del Sol, la Puerta de Alcalá, el portillo de Recoletos y la montaña del Príncipe Pío.  

La oleada de protestas que se extendió por todo el país desembocó en la Guerra de la Independencia, que se alargaría durante seis años.

Finalizada la Guerra de la Independencia, por el tratado de Valençay, entre febrero y marzo de 1814, el consejo de la Regencia, presidida por el infante Don Luis María de Borbón y Villabriga, las Cortes y el Ayuntamiento de Madrid comenzaron la preparación de los actos para la entrada del Rey, haciéndolo coincidir con la conmemoración del alzamiento del pueblo de Madrid contra los franceses del 2 de mayo de 1808.

El 11 de mayo, dos días antes de su entrada en Madrid, Fernando VII detuvo a los ministros del gobierno de la Regencia, desterró a Toledo al Infante, abolió la Constitución e instauró un régimen absolutista

Existen cuatro momentos muy importantes en la insurrección del 2 de mayo de 1808.

El primero fue el ataque del pueblo a las carrozas que se llevaban a los infantes hacia Burdeos.

El segundo fue los enfrentamientos en la calle entre el pueblo y los franceses y la consiguiente reacción violenta por parte del ejército francés (ver).

El tercer episodio lo constituye la defensa heroica del parque de Artillería (ver) por parte de Daoiz (ver) y Velarde.

Y finalmente, el fusilamiento en la madrugada del 3 de mayo (ver).

Sobre estos hechos del 2 de mayo de 1808 Goya pintó dos cuadros, pero entre los expertos no hay acuerdo si son un encargo del Consejo de Regencia o si el trabajo fue propuesto por el propio Goya.

Por un lado, en un escrito de 24 de febrero de 1814, Goya exponía al Consejo de Regencia del Reino “sus ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirado de Europa”, y el Ministerio de la Gobernación aceptó dicha propuesta por “la grande importancia de tan loable empresa y la notoria capacidad del dicho profesor para desempeñarla”, y acordó costearla con cargo a la Tesorería Mayor.

Sin embargo, ni los documentos ni los monumentos efímeros de las calles de Madrid recogen las pinturas de Goya, que fueron instaladas directamente en el Palacio Real, por lo que se puede intuir que fueron un encargo de la Regencia, continuado posteriormente por Fernando VII.

Desde las colecciones reales, los cuadros pasaron al Museo Nacional del Prado en 1834, pero no se expusieron hasta 1868.

Durante la Guerra Civil, en un traslado a Valencia en camión, a la altura de Benicarló, sufrió un impacto, con los consiguientes desgarros que fueron reparados provisionalmente en el castillo de Peralada. En estudios posteriores se descubrió que la obra tenía la inscripción “2 de mayo” en el cielo, que fue eliminada con disolventes antes de 1890.  Las restauraciones realizadas entre 2007 y 2008 han devuelto al cuadro su belleza original.

La carga de los mamelucos representa la violencia de la lucha callejera del pueblo de Madrid y las tropas de Murat en la mañana del dos de mayo.

Goya representa a los cuatro cuerpos del ejército francés, los mamelucos junto a Dragones, Marineros de Línea y Granaderos de la Guardia Imperial. Entre los españoles, Goya no solo representa al pueblo madrileño sino a algunos elementos de otras regiones.

Destaca la presencia de los mamelucos, guerreros crueles, con turbantes y cimitarras, caballeros legendarios que se labraron su reputación de grandes guerreros durante los inicios del islam, como esclavos, y que llegaron a ser los señores de Egipto durante siglos. 


Detalle de dos guerreros mamelucos

La composición se centra en el gran escorzo del mameluco muerto, pero sin estar totalmente descabalgado de su caballo blanco, mientras un español lo sigue apuñalándolo, y otro le clava una barra al caballo, haciéndole sangrar. 

 

Detalle del eje central de la composición

En el ángulo superior izquierdo destaca un español con atuendo valenciano, si atendemos a su  calzón y fajín, que salta sobre el cuello de un mameluco. 


Detalle del valenciano

En el suelo yacen muerto tanto soldados como paisanos. 

Detalle de los muertos en el suelo

Los caballos miran al espectador con sensación de pavor.


Detalle de los caballos

En el fondo de la composición destacan imágenes arquitectónicas y son múltiples las interpretaciones sobre el lugar en que Goya sitúa la escena, tales como la Puerta del Sol, la plaza de la Cebada, la calle Mayor, la calle de Carretas con la Iglesia del Buen Suceso y la Casa de Correos, la calle Nueva con el Palacio Real a la derecha y la cúpula de san Francisco el Grande a la izquierda. 

Detalles arquitectónicos de la situación de la escena

Los mamelucos eran originarios de los pueblos turco-mongoles y circasianos y se asentaban en la actual Ucrania y el Cáucaso. Su denominación procedía de la palabra árabe “mamluk” que significa “poseído”, porque eran capturados y llevados a Egipto como esclavos.

Recibían una educación rigurosa, con estudio del Corán, la “Shaira”, equitación, lucha y lealtad a su amo.  

Ilustración de un sultán mameluco de la dinastía Bahrit. | Shutterstock


A partir del siglo IX, el califato “abasí” incorporó a los mamelucos al conjunto de sus tropas y se convirtieron en el corazón del ejercito de la dinastía “ayubi”, y en 1250 derrocaron a esta dinastía y tomaron el poder en Egipto.

En el siglo XIV la dinastía mameluca entró en decadencia por la hambruna y la peste negra, así como el atraso tecnológico en relación con las armas de fuego, por lo que fueron derrotados por los otomanos en 1517.

Napoleón Bonaparte en la batalla de las Pirámides comprobó su capacidad guerrera por lo que creó un regimiento de caballeros mamelucos dentro de su Guardia Imperial. 

jueves, 29 de junio de 2023

 TRAUMATOLOGÍA  

El tres de mayo de Madrid o  "Los fusilamientos". Francisco de Goya.

El tres de mayo de Madrid o “Los fusilamientos”. Goya y Lucientes, Francisco de. 1814. Óleo sobre lienzo. 268 x 347 cm. Museo Nacional del Prado. Sala 064


Las tropas francesas de Napoleón entraron en España el 27 de octubre de 1807 y llegaron a Madrid el 23 de marzo de 1808.

El 10 de marzo de 1808 el rey Carlos IV abdica a favor de Fernando VII y ambos parten hacia Bayona el 10 de abril, donde Napoleón culmina la “farsa de Bayona” coronando a su hermano José Napoleón, apodado Pepe Botella por su afición al buen vino.

El 27 de abril el general Murat exigió a la Junta Suprema de Gobierno la entrega de los dos Infantes, hijos de Carlos IV y María Luisa, que quedaban fuera de la custodia francesa, María Luisa y Francisco de Paula.

La mañana del 2 de mayo, los madrileños, con armas improvisadas, intentaron detener la salida de Palacio de estos infantes y su traslado a Burdeos.

Joaquín Murat, que estaba al mando de los franceses, ordenó al General Joseph Lagrange que sofocara la insubordinación, provocando la muerte de la multitud congregada en la zona del Palacio Real.

La noche del 3 de mayo de 1808, a las cuatro de la madrugada, los franceses fusilaron a los detenidos tras el alzamiento del día anterior.  En grupos, los condenados fueron enviados, para su inmediata ejecución, a distintos lugares de Madrid, como el Paseo del Prado, la Puerta del Sol, la Puerta de Alcalá, el portillo de Recoletos y la montaña del Príncipe Pío.  

Finalizada la Guerra de la Independencia, por el tratado de Valençay, se esperaba y se preparaban los fastos para el regreso a España de Fernando VII.

Sobre estos hechos del 2 de mayo de 1808 Goya pintó dos cuadros, pero entre los expertos no hay acuerdo si son un encargo del Consejo de Regencia para recibir al rey o si el trabajo fue propuesto por el propio Goya.

Se conoce que el 9 de marzo, un oficial de Tesorería contestaba a Goya por orden del Regente:" en consideración a la grande importancia de tan loable empresa y la notoria capacidad del dicho profesor para desempeñarla, ha tenido á bien admitir su propuesta y mandar en consecuencia que mientras el mencionado Don. Francisco Goya este empleado en este trabaxo, se le satisfaga por Tesorería Mayor, además de lo que por sus cuentas resulte invertido en lienzos, aparejos y colores, la cantidad de mil y quinientos reales de vellón mensuales por via de compensación…..para que á tan ilustre y benemérito Profesor no falten en su avanzada edad los medios de subsistir”.

En este cuadro se refleja este fusilamiento masivo de la madrugada del 3 de mayo de 1808.

En la derecha de la composición, formando una diagonal, se sitúan los soldados franceses. Por su uniforme se les puede identificar como pertenecientes al Batallón de Marineros de la Guardia Imperial. Todos portan su sable y chacó (morrión) sin visera y llevan el capote reglamentario, en relación con la lluvia y el frio de la madrugada. Aparecen alineados, ordenados en perfecta formación militar, con sus fusiles en absoluta y perfecta posición horizontal. Todos están “deshumanizado” pues no presentan su rostro y le dan la espalda al espectador que se convierte en testigo de la escena.


Detalle de los soldados franceses

En la diagonal izquierda, se sitúan las victimas condenadas a muerte y se presentan mal vestidas y dispuestas de forma desordenada, sin atributos de guerra como puede ser un uniforme, por lo que se trata de gente normal del pueblo, no soldados ni representantes de la elite. 

Se distribuyen claramente en tres grupos:

En el centro, los personajes del grupo principal se presentan arrodillados, y sus rostros muestran el valor, el miedo, el horror y la resignación ante la muerte, solo dos personajes esconden su rostro entre sus manos.

De este grupo destaca, en primer término, un hombre con camisa blanca que extiende sus manos en cruz, mostrando un estigma en una de ellas. Se interpreta como un “crucificado” que muere por la independencia y libertad de sus semejantes. Destaca su expresión de entrega a su sacrificio y al mismo tiempo de reto a sus verdugos. La camisa blanca simboliza la pureza e inocencia como la túnica blanca del “Señor de la Fatigas”(ver) en el camino al calvario. El foco de luz determina que sea el centro de atención del espectador. 


Detalle del grupo central

Detalle de la mano estigmatizada

El grupo de la derecha lo forman los que esperan su turno. Entre ellos, destaca un personaje ataviado con sotana, pero sin signos de poder eclesiástico, que representa a don Francisco Gallego y Dávila, el único sacerdote que se ejecutó ese día. 


Detalle del grupo de la derecha con el sacerdote agachado en primer plano

En la base de la composición yacen los ya asesinados.


Detalle de los personajes asesinados

A la izquierda, en el fondo, y en área de penumbra, se distingue una sombra imprecisa que parece una mujer sosteniendo amorosamente a un niño en sus brazos. 


Detalle de la mujer 

En el centro del lienzo, sin clara definición, aparece una muchedumbre que según Concha Jerez puede representar a las elites que se mantuvieron alejadas y ajenas al esfuerzo del pueblo para conseguir su independencia.


Detalle de la zona central del cuadro

La franja superior del cuadro muestra una noche oscura sin estrellas como si el cielo madrileño estuviera de luto.  


Detalle de la franja superior del cuadro

En cuanto a la situación de la escena, en el siglo XIX Charles Yriarte lo asocia a la zona de los Cuarteles del Príncipe Pío, pero otros expertos consideran que se corresponde con la zona de la Puerta de la Vega, derribada en 1820 y situada al final de la calle Mayor. 

La torre más alta podría ser la Iglesia de santa Cruz o “Atalaya de Madrid”. 

La torre de menor altura sería la de Santa María la Real, la iglesia de Palacio o el convento de Doña María de Aragón y el cuartel del Prado Nuevo, actualmente inexistentes. 

El monte contra el que se realiza el fusilamiento podrían ser los terrenos cercanos al Palacio, emplazados a la izquierda, fuera de la escena.    

 

Detalle del fondo de la composición

sábado, 3 de junio de 2023

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

Sansón y Dalila. Pedro Pablo Rubens.

Sansón y Dalila. Rubens, Pedro Pablo. 1609-1610. Óleo sobre lienzo. 185 x 205 cm. National GallerY. Londres


Sansón representa la lucha del pueblo judío contra los filisteos. Era hijo de Manoa y de una mujer estéril, pero un ángel se les apareció y predijo que tendrían un hijo que liberaría al pueblo de Israel de los Filisteos.

Efectivamente, Sansón creció fuerte y alto, dotado de gran cólera y una fuerza extrema y milagrosa que solo podía perder si le cortaban el cabello.

Sansón se enamora de una filistea y la toma como esposa en contra de la opinión de sus padres ya que los filisteos eran enemigos del pueblo de Israel, pero más tarde se cansó de ella y se la entregó a uno de sus compañeros.

Más tarde, Sansón fue a visitarla, pero sus padres se lo impidieron, por lo que entró en cólera y quemó toda la cosecha de cereales de los filisteos. Cuando estos averiguaron quién había sido el autor de tal desmán, se vengaron quemando a su esposa y al padre de esta, y se establece una gran enemistad de Sansón con los filisteos. Para evitar la contienda, los filisteos pidieron que se les entregase a Sansón, para juzgarlo por sus delitos, prometiendo respetar su vida. 

Los israelitas, para evitar la guerra, entregaron a Sansón, maniatado, a sus enemigos, pero su fuerza era tan descomunal que rompió fácilmente sus ligaduras y con una quijada de asno mató a mil filisteos.

Tras esta hazaña, Sansón fue proclamado juez de Israel, gobernando a su pueblo durante veinte años.

En Gaza, Sansón encontró a una bella prostituta y se quedó a dormir en su casa. Los filisteos le tendieron una emboscada para apresarlo, cerrando las puertas de la ciudad para que no pudiera escapar, pero Sansón, con su fuerza descomunal, arrancó las enormes puertas de cuajo y se las llevó al monte.

Después, Sansón se enamora de la prostituta  Dalila, una mujer Filistea. Los gobernantes de los Filisteos intentan sobornar a Dalila y le pidieron que lo sedujera y descubriera dónde residía el secreto de su gran fuerza, con el fin de poder vencerlo. En recompensa le ofrecieron mil cien piezas de plata.

Sansón, confiando en Dalila le confiesa su secreto y esta obtuvo las piezas de de plata prometida por los filisteos y, mientras Sansón dormía en sus brazos, un sirviente termina por cortarle siete trenzas de su cabello y con ello a Sansón lo abandonó la fuerza.

Cuando Sansón se despertó, los filisteos lo apresaron, le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza donde trabajó, durante largo tiempo, moliendo grano para sus enemigos.

Posteriormente, lo llevaron ante el pueblo para sacrificarle a su Dios, Dagón, en su templo. Pero, en ese tiempo el cabello de Sansón había vuelto a crecer, y Sansón invoca a Yahweh para recuperar su fuerza por última vez, y derribando las columnas sobre las que descansaba el palacio, consigue que el edificio se derrumbe provocando la muerte de más de tres mil filisteos, aunque él también muere. Sansón aparece entre los escombros y es enterrado en la tumba familiar.

La temática de Sansón y Dalilaha sido representada en más ocasiones a lo largo de la historia del arte, como las obras homónimas de Aton Van Dyck (ver) o José Echenagusía (1887), entre otras.

Fuera del contenido de la pintura, la historia de Sansón y Dalila ha sido llevada a diferentes medios. Se han escritos libretos para ópera, obras de teatro e incluso una película clásica del tema aportando nuevas visiones sobre la leyenda sobre todo en el tipo de relación que mantenían los dos protagonistas y la verdadera naturaleza de la mujer.

Respecto a Rubens, el cuadro muestra sus orígenes en Miguel Ángel, Rafael, los venecianos del alto renacimiento, Caravaggio, como una simbiosis entre pasado, presente y futuro del arte. Rubens representa a personajes históricos bajo cuerpos clásicos desnudos, idealmente bellos. 

La composición de la escena está dirigida por la línea diagonal que forman los cuerpos de Sansón y Dalila, sobre los que recae también el foco de luz, que procede de la esquina superior izquierda de la tabla. 

Este foco contrasta con la oscuridad del fondo de la imagen, en la que aparecen los solados filisteos que esperan para la captura de Sansón, tan solo alumbrados por el punto de luz de la vela que portan. 

Esta es una muestra clara de la influencia del tenebrismo barroco, cuyo origen técnico situamos en Caravaggio. 

Rubens capta el momento en el que, a Sansón, dormido sobre el regazo de Dalila, después del placer, le cortan el pelo y se desvanece, tal y como lo hace su fuerza.

Observamos cómo su cuerpo cuasi escultórico, miguelangelesco, cae desplomado sobre las piernas de Dalila.

Su espalda desnuda e iluminada, llevan el ojo del espectador hacia el punto culminante que son las caras de los personajes principales.

Detalle de Sansón

En el cuadro Rubens representa a una Dalila con mejillas encendida por el placer físico y se encuentra lánguidamente reclinada, en un intento del autor de mostrarnos a una Dalila prostituta, e incluso, situada en una especie de burdel.

La bella mujer ha conseguido el propósito de su pueblo, pero su expresión corporal revela una doble moral, pues la mano izquierda aparece sobre la espalda de Sansón, como quien acaricia, por última vez, al amado muerto, mientras su mano derecha se apoya suavemente en espera de lo que ha de suceder. Rubens está, por tanto, retratando un estado psicológico del personaje. 


Detalle de Dalila

Dalila representa a todas las mujeres de la historia que han usado sus encantos físicos para atraer a hombres fuertes a su ruina, a fin de obtener provecho personal. 

Pero, además, los pechos desnudos de Dalila forman parte de la feminidad, de tal modo que la mujer es la madre de la patria, pues Dalila es la garante de los destinos filisteos. La misma idea que el cristianismo otorga a la figura de la virgen, como madre del redentor, pues en ella está el origen del salvador de la Humanidad.

Su piel suave y fresca presenta un fuerte contraste con la de la anciana que desde detrás ilumina con una vela. 

La Biblia no menciona a esta anciana, pero Rubens la introduce por su fealdad para realzar la belleza de la joven y representar el paso del tiempo, el devenir del cuerpo, el destino de la belleza y contrastar su vejez con la ignorancia juvenil de Dalila, que no la deja ver el destino que le está trayendo a su amante.


Detalle de la anciana

En la parte superior del fondo de la escena aparece una escultura de Venus y Cupido, de manera que Rubens nos muestra un paralelismo entre la diosa de la belleza y la protagonista de su relato y complementa la interpretación erótica de la escena.

La inclinación de la cabeza de Dalila guarda semejanza con la de esta estatua de Venus.  

Detalle de la estatua de Venus

Las manos del barbero se disponen entrelazadas y en complicada posición para sostener las tijeras, con la concentración de un cirujano, como metáfora de la elaborada y engañosa trama que provocaría la caída de Sansón.  

Detalle del barbero

Al fondo a la derecha y detrás de una puerta aparecen los soldados filisteos que esperan ansiosos, para entrar y arrestarlo después que Sansón se quedara debilitado e indefenso. Están iluminados desde abajo por una antorcha de fuego y llevan las estacas afiladas que van a utilizar para quitarle los ojos a Sansón.

Detalle de los soldados filisteos

Destaca el color rojo intenso y brillante de la parte inferior de la composición, frente a los marrones cálidos y dorados.  

El color rojo simboliza la pasión que precedió a esta escena, así como el color de la sangre de la acción macabra que se va a desarrollar.

Detalle de la sabana roja

Finalmente, en la esquina inferior derecha destacan los pies descalzos y sucios de Sansón que contrastan con los pies limpios de Dalila. 

Los pies descalzos de Sansón simbolizan humildad y al mismo tiempo son representación del estatus divino, pues andar descalzos requería una resistencia sobrehumana al dolor. 

Los pies descalzos de Dalila simbolizan el erotismo de la escena. 

Detalle de los pies