lunes, 11 de noviembre de 2024

EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificado de la Misericordia. Iglesia de la Misericordia.

La misericordia representa el trato compasivo que se da a una persona más allá de sus méritos, en virtud de la expiación de Jesucristo. Nuestro Padre Celestial conoce nuestras debilidades y pecados. Nos muestra misericordia al perdonar nuestros pecados y ayudarnos a regresar para morar en Su presencia.

En la nave del evangelio de la iglesia de la Misericordia podemos contemplar un retablo de hacia 1760, en el que figura, en el centro, la imagen del Cristo de la Misericordia, crucificado de la segunda mitad del siglo XVI.

Retablo del Cristo de la Misericordia

Está documentada la compra de un crucificado para la iglesia nueva (ver), que se lo vendió el padre prepósito de la Casa Profesa de la Compañía. Era la imagen que hasta entonces presidía el altar mayor de la capilla mayor de la casa jesuítica, el precio pagado fue de 9.350 maravedís, y seguramente es este Cristo de la Misericordia.

Es la imagen de un cristo muerto clavado a una cruz plana con tres clavos. 

Cristo de la Misericordia

Las manos están fijadas con un clavo sobre la palma y muestra los dedos flexionados.

Detalle del rostro y los brazos

Detalle de la mano

Presenta las tres potencias que recuerdan su triunfo sobre la muerte, el dolor y el mal, y una corona de espinas metálica añadida. 

Detalle del rostro

Muestra la cabeza inclinada hacia abajo y a la derecha con la oreja izquierda totalmente al descubierto y un mechón de cabello sobre el hombro derecho. Los ojos semicerrados y la boca entreabierta con una gran expresión de dulzura y misericordia.

Detalle del rostro

La herida sangrante de la lanzada, símbolo de la muerte, y un sencillo paño de pureza.

Detalle del Paño de Pureza

Los pies fijados con un solo clavo, el pie derecho sobre el izquierdo.

Detalle de los pies

Por Andrés Carranza Bencano

domingo, 10 de noviembre de 2024

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia la Misericordia. 

En el Alta Mayor, el ático está presidido por un crucificado de comienzos del siglo XVII, talla anónima probablemente reaprovechada de un retablo anterior. 

Retablo Mayor

Crucificado en el ático

Detalle del rostro

Detalle del Paño de Pureza

Detalle de los pies

sábado, 26 de octubre de 2024

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

Santo Domingo de Guzmán. Pedro Berruguete. 


Es la tabla central del retablo de Santo Domingo (ver) procedente, junto con otras obras del Museo, del convento de Santo Tomás de Ávila, sede de la Inquisición. Seguramente en su origen formaron parte de dos retablos dedicados a Santo Domingo de Guzmán y a San Pedro Mártir de Verona. 

El Santo porta la cruz de dos brazos (llamada “patriarcal”) que es un símbolo de los fundadores de grandes familias religiosas (patriarcas) o de importantes comunidades cristianas que han dado origen a otras muchas. Se usa para Santo Domingo porque él fue el primero en sacar al monje del monasterio a la ciudad, convirtiéndole en apóstol: un religioso sin dejar de ser un monje. 

Detalle de Santo Domingo de Guzmán con la cruz

Santo Domingo sostiene un libro en su mano izquierda. El libro representa la Biblia, fuente de la predicación y espiritualidad. Sus contemporáneos dicen que en sus viajes por Europa siempre llevaba consigo el Evangelio de san Mateo y las Cartas de san Pablo. Esto se relaciona con la visión que tuvo en una de sus noches de vigilia. Cuando se le aparecieron los santos Pedro y Pablo. San Pedro llevaba consigo el Evangelio, y Pablo sus Cartas, con este mensaje: “Ve y predica, porque has sido llamado para este ministerio”.

Usualmente se le representa con unas azucenas en la mano, que representa el amor por la pureza. 

Detalle de Santo Domingo de Guzmán con la Biblia y la azucena

Con su cruz y con su pie aplasta a un perro demoníaco con una tea encendida, símbolo del Mal.

Detalle del perro demoniaco

El pie como símbolo de la victoria del bien sobre el mal, la conexión de la vida con la muerte.

Por A. Carranza Bencano

miércoles, 23 de octubre de 2024

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificado de la Iglesia del Pozo Santo. 

Retablo

En el arranque del muro izquierdo se sitúa un retablo del segundo tercio del siglo XVIII en cuya hornacina central aparecen las esculturas del Crucificado.

Realmente se trata de un calvario algo peculiar por la diferencia de tamaño de las figuras que lo componen. En el centro está el crucificado de tamaño natural, debajo una dolorosa arrodillada al pie de la cruz de tamaño menor, de talla completa estofada y policromada de la misma época que el crucificado. A ambos lados se encuentran las imágenes de tamaño académico de San Juan Evangelista y María Magdalena.

Crucificado

El crucificado, es de tamaño natural y de autor anónimo del segundo tercio del siglo XVIII.

Detalle del rostro

Detalle del rostro

Se trata de un cristo muerto con escasa inclinación de la cabeza hacia el lado derecho.

Detalle del paño de pureza

El paño de pureza lo cubre totalmente con el nudo a la derecha.

Detalle de los pies

Los pies están parcialmente cubiertos por la corona de la Virgen situada debajo y se muestran fijados con un solo clavo con el pie derecho sobre el izquierdo.

martes, 1 de octubre de 2024

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La Inmaculada Concepción. Giambattista Tiepolo. 


La Inmaculada Concepción. Tiepolo, Giambattista. 1767-1769. Óleo sobre lienzo, 281 x 155 cm. Museo del Prado. Sala 023. (CC BY 3.0)

Esta majestuosa imagen, es uno de los más bellos cuadros de altar pintados por Tiepolo.  Formó parte de un ciclo de siete encargados realizados entre 1767 y 1769 para para la iglesia real del convento de San Pascual Bailón de Aranjuez, actualmente repartidos entre el Museo del Prado de Madrid y el Palacio Real de Madrid.

El boceto para este lienzo se conserva en las Courtauld InstituteGalleries de Londres.

Esta escena muestra la manera tradicional de representar el dogma de la Inmaculada Concepción de María para la Iglesia católica, como el único ser humano concebido sin pecado original.

Se representa a la Virgen tal como se narra su aparición en el Apocalipsis (12: 1-17):

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Está encinta y grita al sufrir los dolores del parto y los tormentos de dar a luz. Apareció entonces otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. La cola arrastró una tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se puso delante de la mujer, que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. Y dio a luz un hijo varón, el que va a regir a todas las naciones con cetro de hierro. Pero su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Entonces la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que allí la alimenten durante mil doscientos sesenta días”.  

Los símbolos de la pintura aluden a las virtudes de María y al significado de su concepción inmaculada.

La corona de doce estrellas, metáfora de las doce tribus de Israel, y sobre ella, una paloma que representa el Espíritu Santo.

Detalle de la corona y la paloma del Espíritu Santo


Se alza, envuelta en un manto azul celeste. El manto representa a la madre que envuelve y cobija. El azul evoca la pureza, el desprendimiento de lo humano que permite remontarse a lo divino, lo trascendental y, en definitiva, lo espiritual y lo profundo.

Detalle del manto azul

Tanto los lirios como las azucenas, al ser blancas, vienen a significar su ser virginal y su concepción sin mancha de pecado. 

Detalle de las azucenas

La rosa es la imagen de la copa que recoge la sangre de Cristo, el sufrimiento de la Virgen al sacrificio de su hijo.

La palmera simboliza su triunfo y exaltación.

Detalle de la rosa y la palmera

El espejo es la pureza sin mancha, a la par que ella misma es espejo de todas las virtudes.

Detalle del espejo

La Luna es el símbolo de la Madre Mediadora y Escalón o puente entre la tierra y el cielo, entre la divinidad y la humanidad.

Detalle del pie de la Virgen pisando a la serpiente

La virgen se alza, envuelto en el típico manto azul celeste, con sus pies sobre la esfera terrestre y una media Luna, pisando a la serpiente o dragón que es el Diablo que lleva en la boca la manzana que hizo caer en la tentación a Adán y Eva, de manera que la Virgen aparece como redentora del Pecado Original.

lunes, 30 de septiembre de 2024

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La Inmaculada Concepción. Pedro Pablo Rubens. 

La Inmaculada Concepción. Rubens, Pedro Pablo. 1628-1629. Óleo sobre lienzo. 198 x 135 cm. Museo del Prado. Sala 028 (CC BY 3.0)

Rubens pintó este cuadro durante su segunda visita a Madrid (1628-1629), por encargo del marqués de Leganés que después se la regaló al rey Felipe IV, por lo que se colocó en el oratorio del rey del Alcázar de Madrid, donde se documenta ya en 1636 y, posteriormente en el Monasterio del Escorial, donde estuvo hasta 1837.

La Virgen viste túnica roja, símbolo del martirio psicológico al padecer el sufrimiento de su hijo, y manto azul como símbolo de eternidad.

La Iglesia Católica promovía el culto a la Inmaculada Concepción como parte de su estrategia para frenar el avance del protestantismo. Por esta razón, en el siglo XVII proliferaron las representaciones de la Inmaculada.

Estas representaciones tomaron como base un pasaje del Apocalipsis de la Biblia: “Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del Sol, y la Luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”.

Por esta razón la Luna aparece en todas las Inmaculadas, como alegoría de la pureza de María y, como tal, se representa siempre como un cuerpo perfecto: llena, creciente o menguante, de alabastro o cristal, y siempre inmaculada, como la Virgen.

Pero Rubens, contemporáneo de Galileo, conocía los descubrimientos realizados por el astrónomo y este es uno de los primeros cuadros en los que la Luna se representa como la mostró el telescopio, o sea imperfecta y opaca, en contradicción con la idea de la pureza lunar defendida desde los tiempos de Aristóteles.

Detalle

Además, La Virgen, coronada de estrellas, pisa la serpiente con la manzana, símbolo del pecado.

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La Inmaculada Concepción. Antonio del Castillo Saavedra.

La Inmaculada Concepción. Castillo Saavedra, Antonio del. Hacia 1645. Óleo sobre lienzo. 192,5 x 131 cm. Museo del Prado. No expuesto. (CC BY 3.0)

La Virgen aparece en primer término, invadiendo gran parte de la superficie pictórica, lo que le otorga una fuerte presencia.

La zona superior está invadida por la luz en la que destaca un haz triangular que tiene su vértice superior fuera de la superficie del cuadro y que evoca directamente la idea de la Sabiduría Divina que abarca a la Virgen, tras cuya cabeza se expande una corona de rayos de acusada simetría.

Más allá de ese marco, Castillo ha construido otro exterior, formado por cuatro cuerpos de ángeles, y las cabezas de otros doce, y dispuestos según un esquema simétrico.

Los ángeles de cuerpo entero aparecen a ambos costados de María y ostentan atributos vegetales: un lirio, una azucena, una palma y un ramo de olivo, símbolos marianos habituales y alusivos a conceptos como la pureza, la paz y la gloria.

Inmediatamente bajo la Virgen hay una cabeza que se eleva sobre otras dos dispuestas simétricamente, y a los lados vemos otro par.

María, además, apoya sus pies sobre una luna que describe un círculo muy nítido y en cuya parte inferior vemos al dragón infernal, que rompe el estricto equilibrio del cuadro.

Bajo la Virgen, y su pedestal angélico se muestra la tierra.

A la derecha, una fuente y una torre evocan las Letanías marianas.

A la izquierda un paisaje fluvial con un puente, que se identifica con el famoso puente romano de Córdoba, defendido por la torre de la Calahorra, que constituye una de las principales señas de identidad de la ciudad.

Detalle de la zona inferior de la composición

La Virgen, símbolo de la Iglesia. Es la nueva Eva, nacida sin Pecado Original y aplasta la cabeza del dragón infernal, símbolo del pecado original, símbolo del mal. 

domingo, 29 de septiembre de 2024

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Santísimo Cristo de la Lanzada. Hermandad de la Lanzada. Iglesia de san Martín.


La imagen del Santísimo Cristo de la Lanzada, es obra contemporánea de Antonio Illanes (ver) del año 1929.

Se trata de la primera gran obra de este imaginero para la Semana Santa Sevillana, puesto que en esas fechas se encontraba cursando estudios en la Escuela de Bellas Artes, ubicada en el actual Museo de Bellas Artes.

Santísimo Cristo de la Lanzada

Realizada en pino de flandes, mide 1,67 metros de altura y está inspirada en el crucificado de la Clemencia de Montañés, con piel morena y claros rasgos judíos.

Se trata de un cristo muerto, en el momento de ser atravesado por la lanza de Longinos, con la cabeza caída hacia el lado derecho.

Detalle del rostro

El paño de pureza es de gran delicadeza, sujeto con una cuerda con el nudo a la derecha, cubriendo ambas caderas.

Detalle de la herida de la lanzada y el paño de pureza

Los pies están fijados con un solo clavo con el pie derecho sobre el izquierdo.

Detalle de los pies

El paso del misterio representa el momento en que Longinos montado a caballo propina la Sagrada Lanzada a Jesucristo en el costado, que yace en la cruz, para cerciorarse de su muerte, como se narra en el Evangelio de san Juan (19:33-34), siendo el único que recoge el momento, que no aparece en los evangelios sinópticos: “Pero al llegar a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”.(Jn. 19:33.34).

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de San Martín II. 

En la Iglesia de san Martin, en el muro de la derecha, de la epístola, destaca el retablo de la Sagrada Familia de la Virgen, conocido popularmente como el “Paseíto”, con un grupo escultórico central con imágenes de Santa Ana, San José, la Virgen Niña atribuido al escultor Benito Hita del Castillo, siglo XVIII, rodeadas de pinturas sobre tabla del siglo XVI de los apóstoles. 

En el centro del segundo cuerpo se presenta un crucificado.

Retablo de la Sagrada Familia

Crucificado del segundo cuerpo del retablo