martes, 9 de agosto de 2022

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Enfermedad de Haglund

Martirio de san Felipe. José de Ribera

Martirio de san Felipe. José de Ribera. 1639. Óleo sobre lienzo. 234 x 234 cm. Museo del Prado. Madrid. 

Es una de las mejores obras de José Ribera, pintada por encargo del rey Felipe IV y actualmente colgada en el museo del Prado, pero anteriormente expuesta en el desaparecido Palacio del Buen Retiro.

Durante mucho tiempo fue conocido como el “Tormento de san Bartolomé”, a pesar de no estar representado el cuchillo alusivo a que fue desollado vivo y que constituye el elemento iconográfico característico de la imagen de san Bartolomé. En 1953 la historiadora de arte Delphine Fitz Derby terminó por identificar al mártir como san Felipe.

Según “La Leyenda Dorada”, compilación de vidas de santo del siglo XIII, el apóstol Felipe predicó el Evangelio en Escritia y fue crucificado, a los 87 años, en la ciudad de Hierapolis, amarrado con cuerdas al travesaño de la cruz, no fijado con clavos como Jesucristo.

La escena muestra la preparación para su crucifixión, San Felipe, desnudo, está siendo subido a la cruz por tres sayones (verdugos que ejecutaba las penas a que eran condenados los reos), ante un grupo de infieles.

San Felipe es representado como un personaje del pueblo sin presentar el aspecto de 87 años que le atribuyen las fuentes hagiográficas, sino como un hombre de mediana edad y de fuerte complexión, tremendamente musculado, por lo que pudo usar como modelo a uno de los estibadores del puerto de la ciudad italiana de Nápoles o a alguna persona cercana.

Su rostro muestra resignación, en actitud de abandono, explayando sus largos miembros y mirando al cielo, como implorando la ayuda divina. Es un rostro muy realista, con un gran dramatismo y una gran fuerza mística, representando con gran crudeza el sufrimiento en su doble vertiente, la física con el dolor de su martirio y la psíquica por la resignación ante su destino a causa de su fe.

Ribera emplea el escorzo de manera violenta, para dar sensación de profundidad, y realiza un gran estudio anatómico, marcando la caja torácica al estar los brazos elevados.

Dentro del dramatismo de la escena, destacan los grupos de personas, más alejados, que la observan desde ambos lados. Los de la derecha parece curiosos que la comentan.  Los de la izquierda parecen ajenos a lo que sucede, pero hay una mujer, con un niño en brazos, que mira hacia al espectador produciendo una sensación de ternura frente la crueldad del conjunto de la escena, y es posible que sea una alegoría a la Caridad Cristiana.

La escena se desarrolla al aire libre, las figuras reciben la luz del sol y el tono azul del cielo ocupa una parte importante del cuadro, lo que hace que todos los personajes se concentren en la parte inferior, acentuando el dramatismo del martirio y llevando a los espectadores a concentrar la atención o dirigir la mirada a esa parte del cuadro, como testigos de la escena, y sobre todo al cuerpo y la cara de san Felipe por sus colores claros y su luminosidad

Destaca el contraste del color rojo del ropaje del sayón de la derecha con el azul de cielo y predominan colores como el marrón, el verde, el gris y el amarillo en tonalidades oscuras. Con ello, es una obra menos “caravagista” y de más influencia veneciana

El cuadro quiere expresar el mensaje de la lucha de los primeros cristianos y la fortaleza con la que se enfrentaban a los enemigos de la fe, en un momento histórico de las luchas entre católicos y protestantes, entre la Reforma y la Contrarreforma. Esta firmado y fechado sobre la piedra del ángulo inferior derecho.


Tampoco están libre de belleza y realismo las figuras de los sayones, destacando el esfuerzo fisco que realizan para izarlo al travesaño de la cruz. Un tercero, en el lado derecho del cuadro ayuda a elevarlo sujetando a San Felipe por una pierna y el situado en el lado izquierdo muestra un talón con la enfermedad de Haglund.

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