martes, 9 de agosto de 2022

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La muerte de Seneca. Rubens

La muerte de Seneca. Rubens. 1612-1615. Óleosobre lienzo. 181 x 119,8 cm. Museo del Prado. Madrid

Rubens tenía una gran obsesión por la imagen y filosofía de Seneca, por ello, el estoicismo senequista impregna buena parte de su producción y en este cuadro relata la muerte del filósofo romano, en una réplica de la obra realizada por el propio Rubens que se conserva en la Alte Pinakothek de Múnich. 

Seneca nació en el siglo I a.C. en la actual Córdoba, situada en una de las provincias occidentales del Imperio Romano. Hijo de padres acaudalados, su padre lo envió a Roma para que obtuviera una mayor educación y pudiera aspirar a alcanzar una buena posición social. Cuando tenía unos veinte años presentó unos graves cuadros febriles y se trasladó a Egipto, donde curó, gracias a unos buenos cuidados, al clima más cálido y seco y a la filosofía de la “Stoá” (estoicismo). Como practicante de este pensamiento, aprendió que el hombre puede vivir en armonía consigo mismo y con la naturaleza si consigue controlar sus pasiones, renunciar al placer y a las posesiones materiales, soportar la desgracia con resignación e incluso renunciar sin miedo a la propia vida.

A su vuelta de Egipto, formó parte del Senado en tiempo de Calígula y fue desterrado a Córcega, isla semi-abandonada e inhóspita, porque Claudio sospechó que estaba confabulado contra él, pero volvió al ser reclamado por Agripina la Joven, segunda esposa de Claudio, para que se hiciera cargo de la educación de su hijo Nerón.

Durante el mandato de Nerón hubo diferentes conspiraciones y Seneca fue acusado injustamente y condenado a suicidarse, cortándose las venas. Cuando llegaron los soldados a su casa, con la orden de Nerón, Seneca estaba cenado con unos amigos y su esposa. Uno de sus amigos le ayudó a cortase las venas, pero como la sangre fluía lentamente, bebió cicuta y los soldados arrastraron al moribundo a la sauna donde murió asfixiado. Al cumplir, con su propia mano la pena capital impuesta, Seneca se mostró consecuente con su estoicismo “La muerte no es un castigo ni una desgracia, sino un estado natural que permite descansar de las tribulaciones de este mundo”

Rubens representa el momento de la muerte de Seneca y lo presenta como un anciano que permanece de pie en una tina metálica, desnudo y mirando hacia arriba, cuando normalmente para morir cortándose las venas, los suicidas se tumban en una bañera. Un joven en cuclillas, sentado a su derecha, apunta sus últimas palabras. Un hombre barbudo, a su izquierda, le corta las venas, como indica Tácito, es un médico amigo que sujeta con su mano izquierda el antebrazo del filósofo y porta en su mano derecha el bisturí con que ha cortado las venas.  Con ello, indica que no es un suicidio, pues no es el propio Seneca quien se quita la vida. El soldado, por detrás a su derecha, observa la escena con la sangre que fluye de sus heridas. 

Rubens, consigue una representación de la senectud y al mismo tiempo de la fortaleza y casi de la santidad. No lo dotó de aurea, pero su cuerpo brilla, como si quisiera significar una gran iluminación o como si estuviera formado de un tejido diferente al de los hombres que lo rodean.

Ennobleció la imagen del pensador, estilizó su constitución rechoncha, estrechó su cabeza y su nariz y acentuó la dirección de la mirada hacia las alturas.

 Se supone que Rubens pudo tomar apuntes de una antigua escultura, casi de cuerpo entero, mármol negro y alabastro de 183 cm, de la colección Altemps-Borghese de Roma, que representa a un anciano desnudo, de pie en una postura de semiflexion, o de un busto antiguo, de su propia colección, identificado en la época como retrato del filósofo romano. 


Rubens pinta a Séneca de pie, pues no necesita yacer para morir.  Pero oculta sus pies en una tinaja, pues son el contacto con lo terrenal, la desaparición de los pies es el anuncio de su muerte terrenal.

 


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