viernes, 5 de agosto de 2022

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

Madonna con el niño y Santa Ana o Madonna de los

 Palafreneros. Caravaggio

Este cuadro es conocido como “Madonna con el Niño y Santa Ana” pero también por otros títulos cono “Madonna de los Palafreneros” o “Virgen de la Serpiente”.

Cuando Caravaggio recibe este encargo, el más importante de su vida profesional, ya era un pintor consolidado que gozaba de mucha fama, lo que le permitía rechazar algunos encargos, pero quizás lo más importante era el hecho que muchas de sus obras, una vez terminadas, eran rechazadas por los promotores o eran desviadas del lugar para el que estaban destinada, todo ello, fundamentalmente, por su personalidad y forma de concebir los temas pictóricos, que le creaba grandes enemistades.

Por la morfología, la mayor sutileza de los claro-oscuros característicos y la utilización de los brillos de la luz, junto a la monumentalidad de las figuras y la amplitud de espacios, se puede interpretar que este óleo pertenece a la última etapa del artista.

Es una de las obras de Caravaggio sobre la que más se ha escrito, por su gran tamaño, su magnífica ejecución técnica y su polémica retirada de la Basílica de san Pedro del Vaticano.

El nombre del cuadro se refiere a la madre de la Virgen, Santa Ana, patrona de los palafreneros (criados de alta jerarquía que se ocupaban de los caballos del rey o de los nobles) y por ello, fue un encargo de los palafreneros o caballerizos vaticanos, a través del cardenal Scipione Borghese, a la sazón, sobrino del Papa Pablo V, para el altar de la capilla de Santa Ana, en la Basílica de san Pedro del Vaticano. Pero fue retirado de su ubicación prevista a los dos días y el Papa se lo regaló a su sobrino, el cardenal Scipione Borghese, más famoso por sus labores de mecenazgo que por su contribución a la Iglesia, y hoy forma parte de la colección de obras de la Galeria Borghese, mientras que su lugar está ocupado por un mosaico que representa al arcángel Miguel, basado en la pintura del altar de Guido Reni en la iglesia de santa María della Concezione de Roma.

La película “Caravaggio. L’Anima e il Sangue (El Alma y la Sangre) producida por Sky y Magnitudo Film en colaboración con Vatican Media, permitió que este cuadro se pudiera disfrutar virtualmente, después de cuatro siglos, en el lugar a donde originalmente estaba destinado. La recreación virtual del lienzo, se debe al trabajo realizado tras la creación de una serie de fotografías a 360 grados del Altar, sobre las cuales el modelo fue posteriormente aplicado digitalmente a la imagen de la pintura. El resultado es como ser transportado en el tiempo hasta el 8 de abril de 1606 cuando Caravaggio, “feliz y satisfecho”, como declaró en la única declaración escrita, entregó el trabajo a la comisión de la Archicofradía de los Palafreneros de Sant’Anna. Pero, su decepción debió ser mayor cuando el pintor se enteró que su creación había sido rechazada.

La obra es de un gran realismo y los personajes son presentados como modelos vulgares sin idealizar, de tal modo, que las figuras divinas están encarnadas por figuras terrenales. La Virgen no tiene su aspecto tradicional con velo, halo y ropa bonita, sino que se escenifica con el aspecto de una vulgar campesina, con una pobre vestimenta y excesivo escote, utilizando como modelo, como en otras ocasiones, a su amiga, la prostituta de nombre Lena (Maddalena Antognetti).  Santa Ana, la madre de la Virgen, se presenta como una plebeya, con aspecto de matrona romana, pintada como una mujer mayor, de piel curtida y con ropa oscura como de una gitana. Además, siendo la advocación de la capilla para la que fue encargada, no ocupa el centro de la composición, sino que se dispone en un segundo plano y como difuminada en el fondo de la habitación. El niño Jesús aparece desnudo, sin ser un bebé, con gran rigor anatómico, descalzo, y parece que no tiene realizada la circuncisión.

La pintura en las iglesias, en situaciones de analfabetismo, han servido para trasmitir las verdades de la fe, para evangelizar y catequizar a las personas. Y en este lienzo Caravaggio, aborda un tema doctrinal, pues refleja una doble alegoría, por un lado, el pecado original y por otro la Redención de ese pecado original. La alegoría de Caravaggio está inspirada en la narración del Libro de Génesis, que se ha venido a llamar el “Protoevangelio”, porque contiene una promesa de salvación justo después de que se cometiera el pecado original, y que cuenta la enemistad natural entre la mujer, su estirpe y la serpiente: “Pongo hostilidad entre tí y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia. Esta aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón” ( Gn 3,15).

Así, la obra representa a santa Ana, María y el Niño mirando al mismo tiempo hacia una serpiente. La Virgen, símbolo de la Iglesia, aplasta la cabeza de la serpiente, símbolo del mal, del pecado original, ayudada por su hijo que con su pie le da fuerza; mientras que santa Ana, la personificación de la Gracia, es el testigo de la “Crucifixión” a través de la cual se alcanza la Redención de dicho pecado original a través de la muerte de Cristo. Así, Santa Ana está representada no solo por ser la Patrona de la Cofradía de los Parafreneros, sino también porque hace referencia al misterio, defendido por la contrarreforma, de la inmaculada Concepción de María, al ser la madre de la Virgen.

La Inmaculada Concepción no implica para nada una concepción virginal de María. Lo que implica es lo que estrictamente se dice en la definición del dogma:” ...Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles”.

De este modo, para un cirujano dedicado a esta región anatómica, el pie muestra el mayor simbolismo de la obra por representar la muerte del MAL pisado por la Virgen y el Niño.


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