EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
JUICIO
Juicio en el Sanedrín. Nikolay Ge.
Juicio en el Sanedrín. Ge, Nikolay. 1892. Óleo sobre
lienzo. Galería Tretyakov. Moscú. Rusia
Con la dominación romana del territorio, a partir del año 6 d.C.
los líderes e instituciones de Judea son sometidas a la administración directa
de Roma.
Pero, en la Judea romana, la ley judía seguía vigente gracias a
la existencia del Sanedrín, el alto tribunal que se encargaba de mantener vivas
las esencias, que ni los invasores fueron capaces de hacer desaparecer, aunque perdió
muchas de sus funciones de carácter ejecutivo.
Estaba compuesto por un mínimo de 23 jueces y un máximo de 71, porque
la Biblia dice que Dios dijo a Moisés en el desierto:” Coge 70 de entre los
ancianos de Israel y haz la Asamblea de Israel”.
Funcionaba como “La Corte Suprema de la Ley Judía” y su misión
era la administración de justicia aplicando la Torah o Ley Sagrada, con competencias
en asuntos religiosos, penales y civiles, pero no podía condenar a muerte, pues
carecía de “ius Gladii” o “derecho de espada” o condena a la pena capital. Este hecho concuerda perfectamente, por otro lado, con la
afirmación del historiador romano Tácito, según la cual “los romanos se
reservan el derecho a usar la espada y olvidan el resto”.
Los miembros se disponían formando un semicírculo, de modo que podían
verse mientras discutían y deliberaban.
En materias civiles o ceremoniales, la votación la comenzaba el miembro
principal de la asamblea.
En materias penales, comenzaban los miembros más jóvenes.
Era necesario una mayoría simple (36 jueces) para absolver al
acusado y la sentencia se pronunciaba al final del juicio.
Si la sentencia era condenatoria, se requerían 37 jueces, uno
más que en la absolución, y se pronunciaba “in voce”, en público, pero no al
final del juicio sino al día siguiente, para que continuara la discusión y los
jueces defensores pudieran convencer a los acusadores de la inocencia del
inculpado.
Si el inculpado era condenado por unanimidad,
tenía que ser puesto en libertad, porque esta unanimidad indicaba que no se había
producido esta discusión durante la noche de reflexión, perdiéndose las
garantías procesales que debe rodear el enjuiciamiento.
Siguiendo este argumento, algunos juristas y estudiosas
contradicen las versiones de los Evangelistas de que Jesus había sido condenado
por unanimidad del Sanedrín, porque en este caso tendría que haber sido puesto
en libertad obligatoriamente.
En tiempos de Jesus, al frente del Sanedrín estaba Caifás, de la secta de los saduceos, descendientes del Sumo Sacerdote Sadoq, de la época de Salomón. Estaba casado con una hija de Anás, su antecesor en el cargo, y ante el que también llevaron a Jesús, tras su apresamiento.
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