martes, 21 de noviembre de 2023

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

CORONACIÓN DE ESPINAS

La coronación de espinas. Antón van Dyck. 

Es una obra realizada por van Dyck en su periodo juvenil, cuando demuestra una gran influencia de la pintura veneciana.

La relación entre Van Dyck y su maestro Rubens debió ser muy importante, ya que el discípulo regaló esta obra al maestro cuando se marchó en 1621 desde Amberes a Italia.

Rubens lo conservó en su colección personal hasta su muerte en 1640 y después fue adquirido por el rey de España Felipe IV, en la subasta de sus bienes, que la destinó al Monasterio de El Escorial de donde pasó al Museo del Prado en 1839.

La obra está inspirada en un cuadro de su maestro, Rubens, pintado en 1601-1602 para la iglesia de Santa Cruz de Jerusalén de Roma, a su vez inspirado en un cuadro de Tiziano

La obra fue realizada en varias fases, de tal modo que la reflectografía infrarroja y las radiografías permiten observar la escena pintada primeramente y determinar sus modificaciones que se pueden comparar con la otra versión que realizó del cuadro, que estaba en Berlín, cuando fue destruida en la segunda guerra mundial.  

El principal cambio es la eliminación de los dos soldados de cuerpo entero que estaban situados a la izquierda de la escena, como en la versión perdida, y que estaban prácticamente finalizados cuando el artista decidió ocultarlos.

Igualmente, se observan pentimentos (arrepentimientos), como un pie entre Cristo y el perro y una mano en el extremo izquierdo, junto al codo del verdugo.

Son varias las obras que Anton van Dyck dedicó a Jesucristo y esta se basa en el episodio narrado en los Evangelios de Mateo (27:29), Marcos (15:17) y Juan (19:2), cuando los soldados romanos quisieron burlarse de Jesús, le colocaron una túnica purpura, lo coronaron con una corona de espinas y  le colocaron una caña en la mano a modo de cetro real:

“Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto púpura; y trenzando una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!, y después de escupirle, cogían la caña y le golpeaban con ella la cabeza”.(Mt 27,27-30).

El joven pintor trató de alejarse del dramatismo habitual que caracterizaba a este tema, a menudo con unos verdugos bestiales representados de manera caricaturesca, por simbolizar el mal. Frente a ello, se inclinó por expresar de una manera más suave y espiritual el sentimiento trágico del escarnio de Cristo.

La escena se desarrolla en un interior, con la figura de Cristo, como eje de la escena, sentado en el centro de la composición y a su alrededor un grupo de sayones, siguiendo una estructura circular, similar a la corona que protagoniza indirectamente el cuadro.

Un soldado armado y un verdugo le colocan la Corona de espinas, mientras otro le ofrece la caña como cetro, mientras la escena es contemplada por otras dos figuras desde la ventana.

Las figuras de Cristo y de los sayones son amplias y macizas, inspiradas en Miguel Ángel, así como Jesús en un modelo de Tiziano. Las expresiones de sus rostros están perfectamente caracterizadas, anticipándonos su faceta de retratista. Destaca la sensación de entrega de Jesús y de contemplación del soldado y los sayones. Tiene gran significado el pie descalzo y sucio del sayón situado en primer plano. 


Detalle de la cara de los personajes

Detalle de Jesús

Tiene gran significado de pobreza espiritual el pie descalzo y sucio del sayón situado en primer plano. 


Detalle de los pies del sayón arrodillado en primer plano

En la ventana, situada a la izquierda, se sitúan dos personajes totalmente anecdóticos, muy similares a los empleados por Jacob Jordaens con quien van Dyck tenía gran contacto.

Esta ventana abierta al exterior del calabozo, permite el paso de la luz y es una abertura a la vida y a la esperanza que simboliza la muerte de Cristo.


Detalle de la ventana

El perro representa la fidelidad y la lealtad, y sus ladridos ponen sonido a la brutalidad de la acción, como denunciando los insultos y la mofa de los verdugos, acentuando el dramatismo de la escena sin exagerar los gestos y ademanes de los personajes que adoptan una actitud reposada. 


Detalle del perro ladrando

Finalmente, destaca el pie descalzo y sangrante de Jesús que imprime un gran dramatismo a la escena, junto a su deformidad de pie egipcio con  Hallux Valgus (Juanete).


Detalle del pie de Jesús

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