EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Crucificados menores. Archicofradía del Amor.
Detalle de una serpiente en el monte
Por Andrés Carranza Bencano
EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Crucificados menores. Capilla Sacramental. Iglesia de los Terceros.
Retablo central
La
Capilla Sacramental presenta un retablo central neoclásico, de mármol jaspeado, fechado en el siglo
XIX, dedicado a la Inmaculada, magnífica imagen anónima del
siglo XVII.
En el ático, presenta un
pequeño Crucificado de origen anónimo.
Crucificado del ático
Detalle superior
Detalle de los pies
Por Andrés Carranza Bencano
EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Crucificados menores. Sacristía de la Iglesia de los Terceros.
Calvario
En el interior de la Sacristía, en su testero frontal se muestra
un calvario de origen desconocido para mí, con un crucificado en el centro, la
virgen a la derecha y María Magdalena a la izquierda.
Detalle del crucificado
Nos
muestra a un crucificado vivo que dirige su mirada al cielo. No presenta corona
de espina por lo que son más patentes las lesiones frontales. El pelo peinado
en el centro y recogido por detrás del cuello nos enseña las orejas
especialmente la izquierda. Los ojos abiertos en actitud suplicante. La nariz
afilada y la boca entreabierta.
Detalle del rostro
El paño de pureza está sujeto por una cuerda y presenta
un gran nudo en el lado derecho y muestra gran parte de la cadera derecha.
Detalle
del paño de pureza
Los pies están fijados con un solo claco, el pie
derecho sobre el izquierdo.
Detalle
de los pies
Virgen María
Detalle de la Virgen
María Magdalena
Detalle de María Magdalena
Por Andrés Carranza Bencano
EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA
Nazareno. Iglesia de Nuestra Señora de Consolación o de los Terceros.
En la
capilla Sacramental, justo al entrar, a la izquierda, hay un retablo que cobija
a un Nazareno del siglo XVIII, con la cruz a cuestas que tiene cierto parecido
al Señor de Sevilla, si bien, como confirma el historiador de la Hermandad de
la Cena, “no tiene nada que ver con Juan de Mesa, como nada tiene que ver con
la Reina Isabel II”, a pesar de que una tal Isabel Segunda Reina fue quien
regaló esta imagen de talla completa.
En otra
visita, según las necesidades del culto, nos lo podemos encontrar en la Sacristía.
EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Santísimo Cristo de Buena Muerte. Iglesia de los Terceros.
Cristo de la Buena
Muerte
En la iglesia de Nuestra Señora de
Consolación o de los Terceros, a los pies de la nave, en el lado del Evangelio,
cuelga un Crucificado de tamaño natural con la advocación del Cristo de la Buena Muerte.
Se trata de una talla anónima de
principios del siglo XVIII, que algunos lo atribuyen a Juan de Mesa (ver), aunque presenta
varias características que no concuerdan con su estilo.
Fue encargada por una cofradía,
fundada en 1742 por los terceros, llamada Confraternidad de la Vía
Sacra, que existió entre mediados del siglo XVIII y finales del
XIX.
Esta imagen
presidia el Vía Crucis que cada noche realizaban los franciscanos por los
distintos claustros de su convento, lo que hoy es sede de EMASESA, excepto los
viernes que lo hacían a extramuros, y en algunas ocasiones especiales que
llegaban hasta el templete o humilladero de la Cruz del Campo.
Cristo dela Buena
Muerte
Se trata de un cristo muerto. El rostro del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, muestra toda la paz
que debe llevar la advocación de Buena Muerte, dando una sensación de descanso
eterno después de un gran sufrimiento. El rostro de Cristo da la sensación de
serenidad y aceptación de su propia muerte.
La cabeza esta desprovista de la
corona de espina lo que hace más evidente las heridas de las espinas de la
frente, dejando más al descubierto la cabeza.
Las cejas se presentan discretamente fruncidas por la
tensión del dolor. Los ojos están totalmente cerrados. La nariz afilada. Los
pómulos muy marcados. La boca entreabierta, con labios carnosos. La barba es
frondosa y el cabello ondulado cae sobre los dos lados cubriendo ambas orejas.
El cuello está totalmente flexionado apoyándose en el pecho
con mínima desviación a la derecha.
Detalle del rostro
Los brazos están totalmente estirados, pero perpendiculares al cuerpo lo que no es lógico en un cuerpo muerto.
Las manos,
fijadas por clavos a nivel de las palmas, presentan signos de rigor mortis.
Detalle de los
brazos
El torso del Cristo presenta la herida
de la lanza de Longinos y de ella brota escasa cantidad de sangre que cae hacia
el torso sin llegar al sudario.
El sudario o paño de pureza, está anudado a
través de una cuerda muy visible en la parte derecha del Cristo, con amplios
pliegues y bastante tela sobrante, tanto en la parte derecha como en la
izquierda, recogida en dos moños laterales, dejando al
descubierto la cadera derecha.
Detalle del paño de
pureza
Hecho destacable es la colocación de los pies que se cruzan en lugar de disponerse en paralelo. La pierna derecha pasa por delante de la izquierda, creando una tensión evidente entre ambas.
Se observa la presencia de 4 clavos (1 en cada mano, 2 en los
pies), en relación con la visión de Santa Brígida, monja sueca, cuyas
revelaciones fueron recogidas en los tratados de Francisco Pacheco (ver).
Vista frontal de los
pies
Vista lateral de los
pies
Por Andrés Carranza Bencano
EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA
Cristo de la Humildad y Paciencia. Hermandad de la Cena. Iglesia de los Terceros.
Esta advocación resalta la paciencia y la humildad de
Cristo en los momentos previos a su crucifixión, con lo que se busca inspirar
en los fieles una actitud de resignación y fortaleza ante la adversidad.
Es la viva expresión del dolor y la resignación por lo que su culto era ofrecido a los enfermos como
ejemplo de serenidad ante la muerte.
Representa el momento en que el Señor acaba de llegar
al Calvario y aparece sentado sobre una roca, exhausto y meditando, después de ser despojado de sus vestiduras y en situación de espera antes de la crucifixión, tras la flagelación.
Según el pasaje bíblico de Marcos (Mc 15:22-24): “Y le
llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es “Lugar de la Calavera”. Y
le dieron a beber vino mezclado con mirra, mas Él no lo tomó. Cuando le
hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suerte sobre
ellos para ver qué se llevaría cada uno”.
Bernales Ballesteros relaciona esta
representación de Cristo con la del dios Saturno, cuyo temperamento melancólico
aparecería plasmado primero en las iconografías germanas del Varón de Dolores
y, más tarde, consagrado por Durero en algunos de sus grabados de la Pasión.
Iglesia de Nuestra Señora de Consolación o de los
Terceros
El Cristo de la Humildad y Paciencia
de la iglesia de los Terceros, titular de la Hermandad de la Cena, responde a
una iconografía muy popular traída desde el norte de Europa por los artistas
que llegan a Andalucía a partir del siglo XV.
Aunque no existe una constatación documental, parece
que puede ser una obra realizada en tierras castellanas y que luego fue donado
al hospital de San Lázaro, donde existía una asociación caritativa, a finales
del siglo XVI.
Algunos estudios establecen que fue traído por un prelado
abulense alrededor de 1550. Pero otros, como Juan Miguel González Gómez y Jose
Roda Peña sugieren que es una obra realizada alrededor del año 1600.
En 1591 se sabe que la Hermandad del Santísimo Cristo
Humillado está establecida en el templo de Omnium Sanctorum y que se fusiona
con la de la Sagrada Cena y Nuestra Señora del Subterráneo. De allí pasa en
1621 al convento de San Basilio. En 1688 se encarga al escultor Sebastián
Rodríguez un paso con un montículo para colocar la imagen. En los siglos XIX y
XX sufre diversos traslados hasta encontrar su sede definitiva en la iglesia de
los Terceros.
Hasta 1936 llegó a procesionar
acompañado de un conjunto escultórico formado por una cruz tendida en el
centro del paso, a un lado la túnica con los dados para su sorteo entre los
sayones y dos de estos personajes preparando el hoyo para la colocación de la
cruz.
Por el fuego de la Parroquia de Todos los Santos en el
año 1936 sus enseres procesionales se perdieron por lo que la advocación entró
en un largo ostracismo hasta el año 1973 que volvió a salir en Semana Santa en
un paso realizado por el tallista Guzmán Bejarano (ver), sobre un trono de madera de Guinea. Este paso se
finalizó a mediados de los años 90 gracias a la talla de Juan Mayorga, que
desarrollo un diseño del artista Antonio J. Dube de Luque (ver).
La imagen siempre despertó mucha
devoción en el pueblo sevillano, presidiendo rogativas por diversos motivos, como,
por ejemplo, en 1800 por una epidemia o en 1894 por el exceso de lluvia; o
participando en el Santo Entierro Magno en diversos años (1850, 1854).
La escultura (100 x 88
x 46 cm) está realizada con telas
encoladas modeladas sobre un armazón de madera y elementos metálicos, como
clavos y alambres.
El tejido empleado es de lino, salvo el del paño de
pureza, que es de algodón y que fue colocado en sustitución del original
probablemente en la única intervención documentada, la efectuada por Andrés
Cañadas en 1900. Posteriormente ha sido restaurada por Silvia Patricia Martínez
Gracia-Otero en 1996.
El Señor aparece desnudo
y cubierto por el paño de pureza. La
postura es sedente, sobre una peña, con el codo derecho apoyado sobre el muslo
derecho y la mano sosteniendo la cabeza, situada en la mejilla, cubierto
ocasionalmente por el manto purpura, y con los signos de la pasión como la
flagelación en la espalda o las graves erosiones de las rodillas.
Cristo de la
Humildad y Paciencia
Detalle de Cristo
de la Humildad y Paciencia
La roca sobre la que está asentada la imagen, y que
hace a su vez las funciones de peana, es de madera tallada y está formada por
varias piezas encoladas entre sí y con clavos de refuerzo en las uniones. Todo
este conjunto se apoya en una base rectangular también de madera. La figura
está anclada a la peana por un vástago metálico roscado a ella que alcanza por
el interior hasta la mitad del pecho.
Detalle
del pie desnudo, de morfología egipcia, apoyado sobre la roca
A lo
largo del tiempo se produjeron en la imagen importantes variaciones respecto a
su primitivo aspecto: además de sustituirse el sudario se repolicromó repetidas
veces la escultura y se le mutiló la corona de espinas, cuyos restos, junto a
un añadido de plastilina, servían de apoyo a la actual, que es exenta.
En la Iglesia de los terceros se ubica
en el brazo derecho del crucero, en la
hornacina central de un retablo, barroco, obra de José Fernando de Medinilla (ver), fechado sobre 1.727.
Retablo del Cristo de la Humildad y Paciencia
Por Andrés Carranza Bencano
EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Crucificados menores. Hermandad de Vera Cruz.
Crucifijo. Escuela hispano-filipina. Siglo XVI. Marfil. 45 x 45 cms
(Cristo) 92 x 68 cms (Cruz). Real Monasterio de San Leandro. Madres Agustinas.
Sevilla.
A través de las rutas
comerciales marítimas llegaban a España los apreciados productos orientales,
que satisfacían la gran demanda de objetos lujosos y exóticos.
El marfil, material de lujo y
alta estima, significaba prestigio, poder económico y social para su poseedor,
siendo especialmente apreciadas las obras de imaginería religiosa trabajadas en
este material, pensadas para la devoción privada.
En este sentido, se conserva en
la ciudad de Sevilla un valioso conjunto de Crucificados hispano-filipinos de marfil,
tallados entre los siglos XVI al XVIII.
Los sangleyes, “artistas de
todos los oficios”, o chinos de Filipinas, urgidos por la demanda de obras
religiosas cristianas, atendían los pedidos españoles teniendo como modelos
esculturas, estampas o grabados enviados desde la metrópoli, pero sin olvidar
los rasgos de la anatomía oriental.
Por ello, los ojos de esta pieza se muestran rasgados,
con párpados abultados realizados en doble brida, configurando un rostro de pómulos
salientes que se aparta del ideal clásico de la Europa contemporánea.
Detalle
del crucifijo
La cruz se enmarca en los
cánones de la escultura oriental, tratada a modo de tronco arbóreo.
Se trata de un Cristo muerto con el cuerpo está muy
estilizado y adaptado a la curvatura natural del colmillo de elefante.
La cabeza esta inclinada hacia la derecha, y está
coronada por una gruesa y trenzada corona de espinas.
En el rostro destacan los ojos almendrados con los párpados
abultados y cerrados, la incurvación del rabillo del ojo de raíz oriental, la nariz alargada y la boca
cerrada, comn una gran
expresividad de serenidad.
El cabello se dispone fundamentalmente hacia el lado
derecho dejando al descubierto la oreja izquierda.
La barba es bífida y enroscada.
Detalle
del rostro
El vientre se presenta abultado y
el paño de pureza es muy sencillo y sin nudo, cubriendo ambos costados, aunque más
el izquierdo.
Detalle
del paño de pureza
Las rodillas semiflexionadas en paralelo y simetría con
el
pie derecho que monta
sobre el siniestro,
fijado con un solo clavo.
Detalle
de los pies
Esta pieza del Real Monasterio de San Leandro, se arroga al patrimonio del Dulce Nombre de Jesús, ya que, según una petición de una antigua huésped del convento de Jesús de los Baños, con fecha de 14 de febrero de 1870, se reclamó un crucifijo de marfil, “que al ocurrir la Revolución del 68 se hallaba en la iglesia del convento”, y que era de su propiedad. El mismo “no hubo tiempo de recogerlo y está hoy depositado en la Catedral”. Por la documentación conservada, sabemos que se le concedió su petición y la devolución en 1870.
Por Andrés Carranza Bencano