EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA
Cristo de la Humildad y Paciencia. Hermandad de la Cena. Iglesia de los Terceros.
Esta advocación resalta la paciencia y la humildad de
Cristo en los momentos previos a su crucifixión, con lo que se busca inspirar
en los fieles una actitud de resignación y fortaleza ante la adversidad.
Es la viva expresión del dolor y la resignación por lo que su culto era ofrecido a los enfermos como
ejemplo de serenidad ante la muerte.
Representa el momento en que el Señor acaba de llegar
al Calvario y aparece sentado sobre una roca, exhausto y meditando, después de ser despojado de sus vestiduras y en situación de espera antes de la crucifixión, tras la flagelación.
Según el pasaje bíblico de Marcos (Mc 15:22-24): “Y le
llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es “Lugar de la Calavera”. Y
le dieron a beber vino mezclado con mirra, mas Él no lo tomó. Cuando le
hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suerte sobre
ellos para ver qué se llevaría cada uno”.
Bernales Ballesteros relaciona esta
representación de Cristo con la del dios Saturno, cuyo temperamento melancólico
aparecería plasmado primero en las iconografías germanas del Varón de Dolores
y, más tarde, consagrado por Durero en algunos de sus grabados de la Pasión.
Iglesia de Nuestra Señora de Consolación o de los
Terceros
El Cristo de la Humildad y Paciencia
de la iglesia de los Terceros, titular de la Hermandad de la Cena, responde a
una iconografía muy popular traída desde el norte de Europa por los artistas
que llegan a Andalucía a partir del siglo XV.
Aunque no existe una constatación documental, parece
que puede ser una obra realizada en tierras castellanas y que luego fue donado
al hospital de San Lázaro, donde existía una asociación caritativa, a finales
del siglo XVI.
Algunos estudios establecen que fue traído por un prelado
abulense alrededor de 1550. Pero otros, como Juan Miguel González Gómez y Jose
Roda Peña sugieren que es una obra realizada alrededor del año 1600.
En 1591 se sabe que la Hermandad del Santísimo Cristo
Humillado está establecida en el templo de Omnium Sanctorum y que se fusiona
con la de la Sagrada Cena y Nuestra Señora del Subterráneo. De allí pasa en
1621 al convento de San Basilio. En 1688 se encarga al escultor Sebastián
Rodríguez un paso con un montículo para colocar la imagen. En los siglos XIX y
XX sufre diversos traslados hasta encontrar su sede definitiva en la iglesia de
los Terceros.
Hasta 1936 llegó a procesionar
acompañado de un conjunto escultórico formado por una cruz tendida en el
centro del paso, a un lado la túnica con los dados para su sorteo entre los
sayones y dos de estos personajes preparando el hoyo para la colocación de la
cruz.
Por el fuego de la Parroquia de Todos los Santos en el
año 1936 sus enseres procesionales se perdieron por lo que la advocación entró
en un largo ostracismo hasta el año 1973 que volvió a salir en Semana Santa en
un paso realizado por el tallista Guzmán Bejarano (ver), sobre un trono de madera de Guinea. Este paso se
finalizó a mediados de los años 90 gracias a la talla de Juan Mayorga, que
desarrollo un diseño del artista Antonio J. Dube de Luque (ver).
La imagen siempre despertó mucha
devoción en el pueblo sevillano, presidiendo rogativas por diversos motivos, como,
por ejemplo, en 1800 por una epidemia o en 1894 por el exceso de lluvia; o
participando en el Santo Entierro Magno en diversos años (1850, 1854).
La escultura (100 x 88
x 46 cm) está realizada con telas
encoladas modeladas sobre un armazón de madera y elementos metálicos, como
clavos y alambres.
El tejido empleado es de lino, salvo el del paño de
pureza, que es de algodón y que fue colocado en sustitución del original
probablemente en la única intervención documentada, la efectuada por Andrés
Cañadas en 1900. Posteriormente ha sido restaurada por Silvia Patricia Martínez
Gracia-Otero en 1996.
El Señor aparece desnudo
y cubierto por el paño de pureza. La
postura es sedente, sobre una peña, con el codo derecho apoyado sobre el muslo
derecho y la mano sosteniendo la cabeza, situada en la mejilla, cubierto
ocasionalmente por el manto purpura, y con los signos de la pasión como la
flagelación en la espalda o las graves erosiones de las rodillas.
Cristo de la
Humildad y Paciencia
Detalle de Cristo
de la Humildad y Paciencia
La roca sobre la que está asentada la imagen, y que
hace a su vez las funciones de peana, es de madera tallada y está formada por
varias piezas encoladas entre sí y con clavos de refuerzo en las uniones. Todo
este conjunto se apoya en una base rectangular también de madera. La figura
está anclada a la peana por un vástago metálico roscado a ella que alcanza por
el interior hasta la mitad del pecho.
Detalle
del pie desnudo, de morfología egipcia, apoyado sobre la roca
A lo
largo del tiempo se produjeron en la imagen importantes variaciones respecto a
su primitivo aspecto: además de sustituirse el sudario se repolicromó repetidas
veces la escultura y se le mutiló la corona de espinas, cuyos restos, junto a
un añadido de plastilina, servían de apoyo a la actual, que es exenta.
En la Iglesia de los terceros se ubica
en el brazo derecho del crucero, en la
hornacina central de un retablo, barroco, obra de José Fernando de Medinilla (ver), fechado sobre 1.727.
Retablo del Cristo de la Humildad y Paciencia
Por Andrés Carranza Bencano
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