jueves, 22 de mayo de 2025

EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificados menores. Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. Sagrada Mortaja.

En el lateral izquierdo del Presbiterio destaca un crucifijo de fecha y autor desconocido.  

Crucifijo

Detalle del Crucifijo

Detalle del rostro

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza

Detalle de los pies

Por Andrés Carranza Bencano

domingo, 18 de mayo de 2025

SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

San Pedro Penitente.  Bartolomé Esteban Murillo.

San Pedro penitente.  Murillo, Bartolomé Esteban. Hacia 1675. Óleo sobre lienzo. 155 x 210 cm. Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (Focus).

Es muy probable que esta pintura fuera encargada por el canónigo de la Catedral de Sevilla Justino de Neve, estrecho amigo y mecenas de Murillo. En su testamento, fechado en 1685, dispuso que la obra fuera donada al Hospital de los Venerables. Sin embargo, contrariamente a su voluntad, no fue ubicada en la enfermería, sino en un altar al pie de la iglesia. Allí se conserva todavía su marco original, tallado en madera dorada y calada, integrado en un retablo que presenta los símbolos papales (las llaves y la tiara) entrelazados con dos palmas, emblemas del martirio.

Durante la ocupación napoleónica, en 1810, el lienzo fue saqueado y trasladado a París, donde formó parte de la colección del Mariscal Soult.

Tras la muerte de este en 1851, la obra fue vendida y enviada al Reino Unido, donde permaneció en colecciones privadas durante más de siglo y medio, fuera del alcance del público. Solo era conocida a través de una fotografía publicada por Diego Angulo en la década de 1970. 

En 2011, gracias a la labor de Gabriele Finaldi, la pintura fue redescubierta y exhibida en la muestra "Murillo y Justino de Neve: el arte de la amistad", organizada por el Museo del Prado, la Fundación Focus y la Dulwich Picture Gallery. 

En 2014, en un destacado esfuerzo de recuperación patrimonial, Abengoa la adquirió y la cedió en depósito a su Fundación para incorporarla a la colección permanente del “Centro Velázquez”.

Antes de su exposición pública, la obra fue sometida a un minucioso proceso de estudio técnico y restauración en el Museo Nacional del Prado, donde se lograron recuperar tanto la riqueza cromática como las transparencias originales, devolviendo a la pintura toda la vitalidad de su pincelada.

El proceso creativo de esta obra se vincula también a un dibujo conservado en el British Museum de Londres, de notable calidad, que presenta algunas variaciones respecto a la composición final, como la disposición de la figura de San Pedro o la inclusión del gallo. Este estudio pudo haber servido como etapa intermedia entre la estampa original y la versión definitiva.

En esta obra, Murillo acusa la influencia de José de Ribera, especialmente de una estampa fechada en 1621 atribuida al artista valenciano, cuya visión severa y dramática es reinterpretada por Murillo en un tono más humano y sereno.

En los evangelios de Mateo (Mt 26:33-35), Marcos (Mc 14:29-31), Lucas (Lc 22:33-34) y Juan (Jn 18:15-27) se relatan las negaciones de Pedro a Jesús. Estas negaciones suceden después de que Jesús predice, durante la Última Cena, que Pedro lo negaría tres veces antes de que el gallo cantara. Los relatos difieren ligeramente en detalles, pero coinciden en que Pedro, ante el temor y la presión, negó conocer a Jesus, y que al oir el canto del gallo, salió fuera y lloró amargamente. 

El tema de San Pedro penitente o en lágrimas fue particularmente relevante en la España del Siglo de Oro, ya que, en el contexto de la Contrarreforma, servía como poderosa herramienta visual para exaltar el arrepentimiento, la confesión y la penitencia, caminos hacia la redención del alma.

En la escena, San Pedro aparece al amanecer, sumido en el dolor por haber negado a Cristo. Sentado ante una gruta, apoya un brazo sobre una roca, entrelaza las manos con fuerza y eleva la mirada al cielo con expresión de súplica y contrición.

Detalle del rostro y de las manos de san Pedro

Detalle de las manos

Detalle del rostro

Detalle del libro

Detalle de las llaves

Llama la atención el tratamiento de sus pies descalzos, que presentan la morfología conocida como “pie griego” y una ligera deformidad compatible con hallux valgus.

Los pies desnudos son símbolo de humildad y al mismo tiempo simbolizan el estatus divino, pues andar descalzos requería una resistencia sobrehumana al dolor.

Detalle de los pies

Detalle del pie derecho

Por Andrés Carranza Bencano

viernes, 9 de mayo de 2025

 EL PIE Y LA PIEDAD EN SEVILLA

La Sagrada Mortaja. Iglesia del ex-convento de Nuestra Señora de la Paz.

Representa el momento en que Jesús muerto en el regazo de su Madre, es amortajado por las Tres Marías, que portan el sudario, presenciando la escena San Juan y los Santos Varones, José de Arimatea y Nicodemo (Jn 19:38-40; Lc 23:50-56; Mc 15:42-47; Mt 27: 57-61):

Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.  También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.  Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos”.

El grupo está inspirado en la iconografía que se va a desarrollar en la Italia del Renacimiento y especialmente en el grupo de Miguel Ángel.

Grupo escultórico de la Mortaja

Se desconoce la autoría de la Virgen de la Piedad. Se atribuyen por simple tradición al taller del Pedro Roldán o a la producción de su hija Luisa, "la Roldana" (ver), habiéndose puesto en relación a la imagen de la Virgen con el anónimo autor de la Macarena (ver), no en vano llegó a ser conocida la talla como la Macarenita de Santa Marina.

Presenta las cuencas orbitales enrojecida por el llanto, el ceño muy fruncido, en señal de intenso dolor, mejillas carnosas, hoyito bajo marcado, boca menuda con el labio superior muy picudo, mentón redondeado y notable papada que da paso a un cuello de sección tubular.

Sus manos se extienden sobre el pecho y el brazo izquierdo de Jesús, en actitud de sostenerlo para amortajarlo.

Virgen de la Piedad

Detalle de la Virgen de la Piedad

Detalle de la Virgen de la Piedad

Detalle de la Virgen de la Piedad

La imagen de Jesús, titulada Jesús descendido de la Cruz, fue tallada en 1677 por Cristóbal Pérez.  

El cristo depositado en el regazo materno tras ser descendido del madero queda dispuesto para ser amortajado por la comitiva fúnebre.

Su cabeza aparece caída hacia a atrás y ladeada a la derecha. El cabello y barba, se hallan partidos al centro, quedando al descubierto la oreja izquierda. El rostro conserva el rictus de dolor, con los ojos entreabiertos, y la boca desencajada. En el pómulo izquierdo se observa una contusión sangrante.

Presenta rigidez cadavérica en los músculos del cuello y el hombro derecho. Mientras que los brazos, alineados con el cuerpo, las manos y el tórax están relajados, con las costillas y los músculos epigástricos marcados y el vientre algo globuloso.  

El paño de pureza es cordero y forma un lazo en la cadera derecha, descubriendo el costado de Jesús.

Las piernas se disponen flexionadas sobre el lienzo, lo que supone que guardan cierta rigidez por la postura adoptada en la cruz.

Actualmente presenta los pies paralelos, aunque hasta el siglo XIX el derecho iba montado sobre el izquierdo.

Presentan numerosas livideces, vías de sangre coagulada, moradoras y manchas hipostáticas repetidas por el cuerpo, con cianosis de los pies.

Detalle de Cristo Descendido

Detalle de Cristo Descendido

El resto de figuras, José de Arimatea, Nicodemo, San Juan y las Tres Marías parecen coetáneas, pero son de autor desconocido y no corresponden a un mismo autor.

Salomé y Cleofás se representan con el pelo cubierto como símbolo de casadas, y Magdalena, con el pelo al descubierto.

García de la concha y Romero Mensa las atribuye a Pedro Roldan el Mozo (hacia 1000-1713) hijo menor de Pedro Roldan (ver), hermano de la mortaja. Otras teorías atribuyen la figura de Nicodemo a Luis Antonio de los Arcos y Cristóbal de Guadix (colaboradores de Pedro Roldan, el primero además marido de su hija Luisa) y la figura de Jose de Arimatea a Pedro Nieto (entre 1610 y 1643).

Por su parte Juan Manuel Miñarro, restaurador de todo el conjunto, cree que María de Cleofas puede ser una talla más antigua que el resto del conjunto.

José de Arimatea

Nicodemo

San Juan

María Salomé y María de Cleofás

Magdalena

Detalle de Magdalena

Por Andrés Carranza Bencano

 EL PIE Y LA PIEDAD EN SEVILLA

Piedad. Iglesia del Ex-Convento de Nuestra Señora de la Paz. Hermandad de la Sagrada Mortaja. Pedro Millán.  

La Piedad de la Iglesia que se encuentra en la Iglesia del Ex-Convento de Nuestra Señora de la Paz (ver), constituye un icono fundacional de la Hermandad de la Sagrada Mortaja (ver).

Se trata de un conjunto de pequeño tamaño modelado en barro (no ejecutado mediante molde “de apretón”), y cuya factura puede situarse en los inicios del siglo XVI. La obra conserva rasgos propios del gótico tardío, lo que sugiere su pertenencia a una etapa de transición estilística.

Detalle de la Piedad

Este conjunto puede vincularse al círculo artístico de Pedro Millán, bien sea directamente a su taller, a su entorno más cercano o a la producción de alguno de sus discípulos o colaboradores inmediatos. No se descarta que pudiera tratarse de una obra atribuible a su hijo, Juan Millán, o a su discípulo Juan Pérez.

La escultura pertenece a la tipología conocida como "Piedades horizontales", en las que el cuerpo de Cristo aparece tendido de forma horizontal sobre el regazo de la Virgen.

El rostro de María expresa una serena tristeza, impregnada de resignación, mientras que el detallado modelado de los pliegues de su manto, bajo el cual asoman los zapatos de la imagen, remite a características presentes en otras obras atribuidas a Pedro Millán.

Detalle de la Virgen

Por su parte, el rostro de Cristo transmite la tranquilidad de la muerte propia del descanso eterno. Su cabello cae en mechones, y aun mostrando las huellas de la Pasión en su cuerpo se ha suavizado el expresionismo.

Detalle de Jesús

Es un hecho inédito que la Hermandad de la Sagrada Mortaja conserve las imágenes que datan de la fecha de su fundación.

Por Andrés Carranza Bencano

lunes, 5 de mayo de 2025

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Pie paralítico

Cristo en la curación del paralítico en la piscina. Bartolomé Esteban Murillo.

Cristo en la curación del paralítico en la piscina. Murillo, Bartolomé Esteban. 1667. Óleo sobre lienzo. 237 x 211 cm. Museo National Gallery. Londres. Sala E.

Este cuadro fue robado en 1810 por el mariscal francés Soult. Estuvo en París en 1812 antes de ser adquirido por el coronel Georgen Tomline y permanecer en colecciones privadas británicas hasta 1950.

Cristo en la curación del paralítico en la piscina. Iglesia de san Jorge. Hospital de la Caridad. Copia realizada en 2008 por el taller de Juan Luis Coto, a instancia de la Hermandad de la Caridad para recuperar el programa iconográfico del templo. 

El cuadro fue encomendado por Mañara para servir en la decoración de la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla. Murillo sería el autor de las seis alegorías de las obras de misericordia, completadas con la séptima que estaba realizada en escultura y situada en el retablo mayor, siendo esculpida por Pedro Roldán.

La curación del paralítico representa la obra de misericordia de visitar y atender a los enfermos. Recoge un pasaje del Evangelio de San Juan donde narra el momento en que durante la segunda estancia de Jesús en Jerusalén cura a un paralítico que no podía sumergirse en la piscina de Bezata.

“Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina, llamada en hebreo Betzata, que tiene cinco pórticos. En estos yacía una muchedumbre de enfermos, ciegos, cojos, mancos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua …. Pues el primero que bajaba después de la agitación quedaba sano. Había allí un hombre que padecía una enfermedad desde hacía treinta y ocho años. Jesús, al verlo tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: ¿Quieres ser curado? le contestó: Señor, no tengo un hombre que me introduzca en la piscina cuando se mueve el agua; mientras voy, desciende otro antes que yo. Le dijo Jesús: Levántate, toma tu camilla y anda. Al instante aquel hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar” (Jn 5: 1-15).

Jesús está en el centro de la composición del cuadro, mientras que las figuras principales se sitúan a la izquierda, y dirige su brazo al paralítico.

Detalle de Jesús

San Pedro, san Juan y otro apóstol no identificado acompañan a Cristo y dirigen su atenta mirada hacia el enfermo al que su maestro cura. 

Detalle de los Apóstoles

Otros personajes dispuestos alrededor de la piscina completan la escena, apreciándose en primer plano un perro. 

Detalle de otros personajes

Detalle del perro


En el cielo nuboso que cierra el conjunto podemos observar una nube de fuego con un ángel rodeado de una aureola de luz dorada. Según el evangelio, ese ángel “descendía de tiempo en tiempo a la piscina; se agitaba el agua, y el primero que descendía después de agitarse el agua, era curado de cualquier enfermedad que tuviese” (ver).

Detalle del ángel

El paralitico aparece en el suelo, en una postura claramente escorzada, sin poder especificar la enfermedad paralitica que sufre.

Detalle del paralitico

Por Andrés Carranza Bencano