lunes, 10 de noviembre de 2025

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Pie griego

Aparición de Cristo Resucitado a la Virgen. Luis de Vargas.


Aparición de Cristo resucitado a la Virgen. Luis de Vargas. Óleo sobre tabla. 116 x 43 cm. Museo de Bellas Artes. Sala III. Adquisición del Estado en 1928 de la Colección del Deán López Cepero

Se ignora para dónde fue realizada esta pintura, aunque hay motivos suficientes para suponer que formaba parte de un retablo como son su formato alargado y el que forme pareja con "El Niño Jesús hallado en el Templo" (CE0666P).

La tabla de pequeñas dimensiones muestra en primer plano dos figuras. Cristo resucitado surge de una fuerte zona luminosa, cubierto por un amplio manto púrpura, airoso y envolvente, que deja entrever un paño de pureza transparente y etéreo. Levanta la mano derecha en actitud de bendecir, mientras que en la izquierda porta una banderola blanca con el signo de la cruz. Dirige la mirada a la Virgen, quien se sitúa en el ángulo inferior derecho, de rodillas, en actitud de oración con un gesto de sorpresa.

En segundo plano, en la parte superior de la composición se ve un grupo celestial de ángeles con coronas de flores que completan el conjunto. En esta tabla, de sobrio y brillante colorido, el artista realiza un estudio anatómico del cuerpo de Cristo, que está tratado con un modelado escultórico.

Esta tabla es una de las primeras pinturas en el panorama sevillano que muestra abiertamente el interés del nuevo lenguaje por la representación del cuerpo humano. (Web Museo de Bellas Artes).

Finalmente destacamos la morfología de pie griego con que se representa a Jesús. Este tipo de pie se caracteriza por tener el segundo dedo más largo que el pulgar. Se conoce como griego debido a que en la mitología griega está asociado a las diosas y sus poderesAdemás, presenta deformidad en Hallux Valgus (Juanetes). 

Detalle de los pies

Por Andrés Carranza Bencano

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Pie griego

San Sebastián. Luis de Vargas.

San Sebastián. Vargas, Luis de. Óleo sobre tabla. 112 x 54 cm. Museo de Bellas Artes. Sala III. Adquisición de la Junta de Andalucía en 2006, para su depósito en el Museo de Bellas Artes de Sevilla 


Por su formato podría pertenecer a la calle lateral de un retablo. 

Es una Interesante obra de uno de los pintores más relevantes de la escuela sevillana del Renacimiento aunque, hasta la fecha, sólo estaba representado en el museo por la obra "La Purificación", adquirida por la Junta de Andalucía en el año 1990, y por dos tablas atribuidas a su círculo: Aparición de Cristo Resucitado a la Virgen Jesús entre los doctores

San Sebastián fue tribuno de la guardia pretoriana de Diocleciano a comienzos del siglo IV.  Sometido a martirio al descubrirse su condición de cristiano, fue condenado a morir a flechazos y, aunque sobrevivió cuidado por Santa Irene, acabó muriendo apaleado y su cuerpo arrojado a la Cloaca Máxima de Roma. De ahí provienen los atributos que muestra en este lienzo: el arco, las flechas y la cruz, testimonio de su fe. Aparece vestido como oficial del ejército, con coraza y clámide, y no como es más habitual verlo representado, semidesnudo, atado a un árbol y asaetado. A través de su indumentaria podemos constatar su marcada y voluminosa anatomía, que lo muestra como un soldado viril, recio y atlético en el que se aprecia la influencia de Miguel Ángel. (Web Museo de Bellas Artes).

Detalle del rostro

Detalle de la mano con las flechas de su martirio


Finalmente destacamos la morfología de pie griego con que se representa a San Sebastián. Este tipo de pie se caracteriza por tener el segundo dedo más largo que el pulgar. Se conoce como griego debido a que en la mitología griega está asociado a las diosas y sus poderesAdemás, presenta deformidad en Hallux Valgus (Juanetes). 

Detalle de los pies


Por Andrés Carranza Bencano

miércoles, 5 de noviembre de 2025

EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

CRUCIFIXIÓN 

Calvario. Pieter Coecke. Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Calvario. Pieter Coecke. Hacia 1540. Óleo sobre tabla. 108 x 72 cm. Museo de Bellas Artes. Sala II. Donación de Don Rafael González Abreu en 1928

Pieter Coecke van Aelst (Aelst, 1502 — Bruselas, 1550) fue un pintor y diseñador flamenco activo en la primera mitad del siglo XVI, con formación centroeuropea y viajes a Italia; su producción combina influencias flamencas y manieristas italianizantes. Muchas obras suyas circulan como piezas de taller o con participación de colaboradores. La obra del Bellas Artes suele aparecer como atribuida a Coecke o a su círculo.

La tabla representa el momento culminante de la Pasión de Cristo, el Calvario o Crucifixión, según un modelo compositivo propio de la pintura flamenca del siglo XVI.

Cristo, en el centro de la escena, se alza sobre el monte Gólgota, acompañado a ambos lados por la Virgen María y san Juan Evangelista, figuras que expresan un profundo dolor contenido.

Detalle de la cabeza de Cristo

San Juan

Detalle de la cabeza de san Juan

Detalle de los pies de san Juan
Detalle de la Virgen

Detalle del rostro de la Virgen

A los pies de la cruz se dispone un cráneo, aludiendo a Adán y al carácter redentor del sacrificio, junto a una figura arrodillada que se corresponde con María Magdalena.

María Magdalena

Detalle de María Magdalena

Detalle del cráneo

En el fondo se abre un amplio paisaje con una ciudad idealizada, elemento característico de la tradición nórdica, que combina minuciosidad descriptiva y sentido narrativo.

El conjunto ofrece un elocuente testimonio de la difusión del arte flamenco en la península ibérica durante el Renacimiento y del valor que este tipo de pinturas alcanzó entre los coleccionistas andaluces del siglo XX.

Por Andrés Carranza Bencano

domingo, 2 de noviembre de 2025

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Enfermedad de Haglund

San Jerónimo penitente. Pedro de Campaña. Museo de Bellas Artes.

San Jerónimo penitente. Pedro de Campaña. Hacia 1540. Óleo sobre tabla. 119 x 93 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala II. Adquisición de la Junta de Andalucía en 1995. 

La incorporación del paisaje, el estudio de la anatomía en el cuerpo semidesnudo del santo ermitaño, la dulzura con que mira al Crucificado, la forma de dibujar el árbol que ocupa gran parte de la escena, son todos elementos que atestiguan la tradición flamenca en la que se formó el artista, pero hay un intento por adaptarse al gusto clasicista que llega desde Italia.

La obra representa a San Jerónimo de Estridón, uno de los Padres de la Iglesia (ver), haciendo penitencia ante una imagen de Cristo crucificado. 

Puede representarse con una calavera por su ascetismo; con libro de las Escrituras, por su trabajo de traducción, por lo que incluso se le representa con anteojos a veces; con una piedra con la que, penitente, se golpea el pecho en el desierto y con un agradecido y dócil león a sus pies, al que le había quitado una espina de la zarpa.

Detalle de la Virgen con el Niño rodeada de ángeles

Detalle del rostro de san Jerónimo

Detalle del Crucifijo

Detalle de la mano derecha con la piedra de su martirio

Detalle del libro y la calavera

Detalle del León

Tampoco están libre de belleza y realismo la pantorrilla izquierda cuyo talón muestra el engrosamiento característico de la enfermedad de Haglund.

Talón con enfermedad de Haglund

Talón con enfermedad de Haglund: Detalle del engrosamiento de la inserción tendinosa en el calcáneo

Esquema de la enfermedad de Haglund

Por Andrés Carranza Bencano

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

PIEDAD

Piedad. Maestro de las Medias Figuras. Museo de Bellas Artes.

Piedad. Maestro de las Medias Figuras. Hacia 1550. Óleo sobre tabla. 71 x 69 cm. Museo de Bellas Artes. Sala II. Procede de la Desamortización de 1845

La obra se atribuye al denominado Maestro de las Medias Figuras, nombre con el que los historiadores identifican a un pintor (o grupo/taller) anónimo, activo en la primera mitad del siglo XVI, probablemente de origen flamenco o formado en ese ambiente. Sus trabajos se caracterizan por figuras de medio cuerpo, especialmente damas jóvenes, con rasgos tipo (cabeza en tres cuartos, rostro ovalado, manos cuidadas). El apodo proviene de esa serie de “medias figuras” repetidas.

Sus dimensiones moderadas, hacen pensar que estaría destinada al ámbito privado, quizá a un oratorio doméstico o a una capilla particular y también parece orientada a la exportación.

Esta pintura representa el momento en que la Virgen sostiene el cuerpo sin vida de Cristo tras el descendimiento de la cruz. La escena, de intensa carga emotiva, combina la serenidad contenida de la Madre con la suavidad idealizada del rostro de su Hijo, invitando a la contemplación piadosa y al recogimiento.

Detalle sin marco

Esta escena, que se intercala entre el Descendimiento de la cruz y el Enterramiento no está relatada en ninguno de los Evangelios. Y es desconocida en el arte cristiano primitivo.

Fue en el siglo XII cuando apareció, por la influencia de las meditaciones de los místicos, salvo que se haya inspirado simplemente en el rito popular de las Lamentaciones fúnebres que perdura hasta hoy en el oriente mediterráneo y en Córcega.

La escena incluye a la cruz vacía, tras el descendimiento, y el cuerpo sin vida de Jesús apoyado en las rodillas de su madre, con su brazo izquierdo lazo caído hacia el suelo en vertical. Mientras en el suelo se dispone la corona de espinas.

Detalle de la virgen con Jesús en su regazo y sobre sus rodillas

A los pies de Jesús se sitúa María Magdalena que lo limpia con sus ungüentos.

Detalle de María Magdalena y los pies de Jesús

En la cabeza se dispone a san Juan Bautista y una de las Santas mujeres.

Detalle de San Juan Bautista y una de las Santas mujeres


Destaca el detallismo del paisaje de fondo que muestra la asimilación de ese gusto nórdico por el naturalismo, unido a una sensibilidad más renacentista en la construcción del espacio. Junto al paisaje destaca el sepulcro labrado en la roca.

Detalle del Sepulcro 


Por Andrés Carranza Bencano

sábado, 1 de noviembre de 2025

EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

CRUCIFIXIÓN 

Calvario. Lucas Cranach. Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Calvario. Cranach, Lucas. 1538. Pintura sobre tabla. 85 x 56 cm. Museo de Bellas Artes. Sala II. Adquisición del Estado en 1971. Procede de Venerable y Santa Escuela de la Natividad de Cristo de Sevilla


Esta obra de Lucas Cranach el Viejo ocupa un lugar singular dentro de las colecciones del museo, tanto por su extraordinaria calidad como por la escasa presencia de pintura renacentista alemana en España.

Detalle sin marco


En el centro de la composición se sitúa Cristo crucificado, acompañado a ambos lados por los dos ladrones, Dimas y Gestas, dispuestos de manera simétrica y en posición oblicua, casi de perfil. El momento representado es el de la expiración del Señor, cuando, alzando los ojos al cielo, pronuncia las palabras: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, inscripción que el pintor reproduce en alemán en la parte superior del cuadro (“Vater in dein hendt befil ich mein gaist”).

Cristo crucificado

Vater in dein hendt befil ich mein gaist

Las cabezas de Cristo y de los ladrones, de gran fuerza expresiva, revelan la maestría del artista en la captación del drama humano. 

Detalle de la cabeza de Cristo

Detalle de la cabeza de Dimas
Detalle de la cabeza de Gestas

En la parte inferior aparece un caballero vestido a la moda germana del siglo XVI, anacronismo intencionado que lo identifica como el centurión romano que, al reconocer la divinidad de Cristo, pronuncia la frase: “Verdaderamente este era el Hijo de Dios”, también escrita en alemán (“Warlich diser mensch ist gotes sun gewest”).

Detalle del centurión

Warlich diser mensch ist gotes sun gewest

El paisaje del fondo se organiza en torno a un horizonte bajo que separa el cielo, cubierto de densos nubarrones, de un terreno árido donde se distingue a lo lejos la ciudad de Jerusalén. La oscuridad del firmamento y el violento movimiento del paño de pureza de Cristo evocan el instante de la muerte, cuando el sol se oculta y la naturaleza parece conmoverse.

La obra pertenece a la etapa de madurez de Cranach, caracterizada por superficies pulidas y brillantes, de aspecto esmaltado, y por figuras recortadas con precisión sobre fondos oscuros. En la roca del primer plano, a la derecha, se conserva la firma del artista acompañada de su emblema, el dragón alado, y la fecha de ejecución de 1538.

Por Andrés Carranza Bencano

EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

REDENCIÓN

Retablo de la Redención. Juan Giralte. Museo de Bellas Artes.

Retablo de la Redención. Giralte, Juan. 1562. Relieves de cedro tallado. 110 x 58 cm. (los tableros mayores) y de 58 x 48 cm. los menores. Museo de Bellas Artes. Sala II. Procede del Convento de santa Catalina de las Carmelitas de Aracena. Adquisición del Estado para el Museo Arqueológico Nacional, depositado en el Museo en 1970

Estilísticamente, Giralte sigue los cánones de Balduque, pero acentuando las notas flamencas, consiguiendo realizaciones nerviosas y de menor calidad. Como afirma Bernales, sus figuras son "alargadas, algo angulosas y de expresiones dramáticas", demostrando que su estilo "«se desarrolla dentro del primitivismo nórdico -escribe Palomero-; y muestra las incorrecciones que suponen la forzada y falsa asimilación de las fórmulas renacentistas". Técnicamente, sus obras acusan una ejecución tendente a un relieve excesivamente plano y de vinculaciones todavía muy medievales.           

En 1970, como depósito del Museo Arqueológico Nacional, ingresaron en el Museo las diez tablas que componen el total de los relieves de Giralte para el retablo de la Redención, con­tratado por el escultor, en 1562, con el presbítero  Bartolomé Vázquez, con destino a su Capilla funeraria en la iglesia conventual de Santa Catalina del Carmen, en Aracena (Huelva). 

Según el contrato y la tasación, hecha esta última en 1563 por Andrés Ramírez y Antonio de Arfián, los relieves se hicieron en madera de cedro y la policromía de oro bruñido, ciñéndose a  la siguiente iconografía: 

Las lágrimas de San Pedro (con la figura añadida de San Juan), la Coronación de espinas, la Oración en el huerto, la Anunciación y la Resurrección, en el único cuerpo del retablo; después, y como añadido al mismo, se hicieron por el propio Giralte, para el remate, las pequeñas tablas del Padre Eterno y los Evangelistas.

San Juan

Padre Eterno

San Lucas

Anunciación

Lágrimas de san Pedro

Coronación de espinas

San Mateo

Oración en el Huerto

Resurrección

San Marco

Por Andrés Carranza Bencano