jueves, 30 de noviembre de 2023

 EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA

VÍA DOLOROSA.

Verónica con la Santa Faz. El Greco. 

La Verónica se encargó para la parroquia de Santa Leocadia, donde se situó en la capilla absidial denominada de Santa Inés, del lado del Evangelio.

Esta pintura constituía el ático o coronación de un retablo cuyo lienzo central era un ‘Expolio’, copia de taller de la obra maestra que preside la Sacristía de la Catedral Primada de Toledo, y que también se expone en el Museo de Santa Cruz.

La obra formó parte del desaparecido Museo parroquial de San Vicente, de Toledo, de 1929 a 1961, fecha en la que ingresa en el Museo de Santa Cruz como depósito de la Parroquia de Santa Leocadia.

En 1994 la obra fue adquirida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y adscrita a la colección estable del Museo de Santa Cruz.

La leyenda de la Santa Faz está narrada en el evangelio apócrifo de Nicodemo (s. III-IV) aunque será Jacobo de la Vorágine, en su Leyenda Dorada (s. XIII), el que la popularice, surgiendo la versión definitiva en torno al s. XIV-XV en Europa Occidental, Armenia y el Oriente Ortodoxo.

Esta tradición narra el momento en el que Berenice, para algunos la hemorroisa curada por Jesús y una de las santas mujeres que acompañan a Cristo camino del Calvario, en un gesto de profunda piedad, le enjuaga el sudor y su sangre en un paño en el que milagrosamente queda grabado el rostro del Nazareno.

La etimología del nombre de Verónica alude a la ‘vera icona’ o verdadera imagen de Cristo, siendo la única santa a la que se nombra por su atributo.

El cuadro nos muestra la Verónica, de media figura, sobre un fondo, neutro y oscuro. Destacan las manos, el rostro y la cabeza de la protagonista femenina. Presenta una leve torsión del rostro y un principio de escorzo con desviación de la mirada hacia su izquierda. 

Detalle de la Verónica

El lienzo blanco del paño, enmarcado en dorado y azul, muestra el rostro de Cristo representado de una manera frontal, con la corona de espinas y con los cabellos sueltos sin recoger ni trenzar, que parece flotar sobre la tela.  

Detalle del rostro de Jesús

Julián Gallego encuadra esta obra dentro de la tipología de ‘el cuadro dentro del cuadro’ ya que la protagonista femenina sujeta a su vez un lienzo donde, de forma milagrosa, se reproduce la imagen grabada del rostro de Cristo.

Algunos investigadores consideran que La Verónica estaba inspirada en el retrato de Doña Jerónima de las Cuevas, la que fuera pareja de El Greco y madre de su único hijo conocido.

El rostro de Cristo, por otra parte, tiene su paralelo más claro en la magnífica Santa Faz (1580) del Convento de la Purísima Concepción, o de las Capuchinas, de Toledo.

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