EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
CRUCIFIXIÓN
El campo maldito. Fiodor Andréyevich Brónnikov.
El campo maldito (esclavos ejecutados). Fiodor Andréyevich Brónnikov.
1878. Galería Tretyakov. Moscú
El suplicio de la cruz es de origen oriental y los, griegos, egipcios y
romanos lo recibieron de los fenicios, persas, asirios y caldeos.
Si bien Alejandro Magno heredó tal práctica de los persas, quienes la
emplearon sistemáticamente en el siglo VI a.C., se cree que fueron los fenicios
los que la introdujeron en la capital del imperio itálico tres siglos después.
Otros académicos postulan que fueron los cartagineses los
referentes que inspiraron a los romanos en este modo de ajusticiamiento,
creencia compartida con Gualdi y el resto de investigadores, quienes consideran
que los romanos la usaron durante casi un milenio hasta que el emperador
Constantino la prohibió en el siglo IV d.C.
Constituye la forma de muertes más inhumana, suplicio infamante (servile
suppliciun), por lo que el imperio romano la reservaba para los peores
criminales, los esclavos, los extranjeros, los prisioneros de guerra, los enemigos
del Imperio.
De
aquí, la reticencia de Poncio Pilatos a condenar a Jesús, sobretodo porque
tenía que hacerlo bajo la ley imperial, cuando Jesús era judío sin ciudanía
romana, y porque los judíos no tenían potestad jurídica para aplicar la pena de
muerte.
Tras la flagelación, Jesús tuvo que caminar un poco más de medio kilómetro
(entre 600 a 650 metros) para llegar al lugar del suplicio, cuyo nombre en
arameo es Golgotha, equivalente en hebreo a Gulgolet que significa “lugar de la
calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenía cierta semejanza con
un cráneo humano, hoy se llama por la traducción latina Calvario.
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