sábado, 23 de agosto de 2025

EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA

Ecce Homo.

El término Ecce Homo (del latín “he aquí el hombre”) corresponde a la traducción de la Vulgata de las palabras que, según el Evangelio de Juan (19:5), pronunció Poncio Pilato al presentar a Jesús tras su flagelación y coronación de espinas. El texto griego original recoge la expresión ἰδοὺ ὁ ἄνθρωπος (idoù ho ánthropos), que en castellano puede verterse como “este es el hombre” o “he aquí al hombre”. Con esta fórmula, Pilato exhibía públicamente al reo ante la multitud, en un intento de suscitar compasión o de desactivar la presión popular que exigía su ejecución. La tradición cristiana ha relacionado este episodio con el gesto de “lavarse las manos” que el Evangelio de Mateo (27,24) atribuye al procurador romano como signo de su renuncia a asumir la plena responsabilidad en la condena.

La escena del Ecce Homo tiene lugar inmediatamente después de la flagelación de Jesús atado a la columna y de la coronación de espinas, aunque el orden de estos episodios varía en los distintos relatos evangélicos. La fórmula pronunciada por Pilato constituye una presentación de carácter casi judicial, comparable en cierto modo a expresiones jurídicas como el “habeas corpus”, en tanto que muestra públicamente al acusado ante la autoridad del pueblo. Con el paso del tiempo, la expresión ha trascendido su contexto bíblico y litúrgico para incorporarse al lenguaje común, donde se utiliza con un sentido figurado que alude a alguien en estado de gran deterioro físico, como refleja el dicho popular: “vino hecho un ecce homo”.

En el arte cristiano, se denomina Ecce Homo a un tipo iconográfico que representa a Jesús según el relato del Evangelio de Juan, inmediatamente después de la flagelación y la coronación de espinas. La escena puede incluir únicamente la figura de Cristo o bien incorporar a otros personajes como Pilato, los soldados romanos, los sayones o la multitud. El entorno suele situarse en un marco arquitectónico (palacios, castillos o escalinatas) que subraya el carácter público de la presentación. La imagen de Cristo se caracteriza por mostrarlo semidesnudo y maniatado, portando una caña a modo de cetro, símbolo de la burla de sus verdugos. Del mismo modo, la túnica retirada y el manto púrpura refuerzan la ironía cruel, pues la acusación que motivó su condena era proclamarse “rey de los judíos”. De ahí también que, ya en el Calvario, los romanos colocaran sobre la cruz la inscripción INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, “Jesús Nazareno, rey de los judíos”), que conserva ese matiz sarcástico.

Iglesia de san Alberto

Hornacina con Ecce Homo

Detalle de Ecce Homo

Capillita de san José

Una nueva repisa-retablo con un Ecce-Homo, que se venera con la advocación de Cristo de las Angustias, de estilo granadino.

Repisa-retablo con Ecce-Homo
Detalle de Ecce-Homo

Iglesia de san Martin

Ecce Homo de la Santa Espina, anónimo siglo XVII, encargado por la Hermandad en 1652, para colocarlo sobre el tabernáculo en el que se veneraba la reliquia de la Santa Espina.

A principios del XIX fue trasladada a la Capilla Bautismal, con intención de que pudiera ser contemplado desde el exterior, a través de una ventana, de forma semejante al Cristo del Buen Viaje de san Esteban.

Fue retirado del culto en 1889 y colocado en su capilla después de su restauración.

Capilla del Ecce Homo de la Santa Espina
Ecce Homo de la Santa Espina
Detalle del rostro
Detalle de las manos
Detalle de una de las manos

Por Andrés Carranza Bencano

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