EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA
Ecce Homo.
El término Ecce Homo (del latín “he aquí el hombre”) corresponde a
la traducción de la Vulgata de
las palabras que, según el Evangelio de Juan (19:5),
pronunció Poncio Pilato al presentar a
Jesús tras su flagelación y coronación de espinas. El texto griego original
recoge la expresión ἰδοὺ ὁ ἄνθρωπος (idoù ho ánthropos),
que en castellano puede verterse como “este es el hombre” o
“he aquí al hombre”. Con esta
fórmula, Pilato exhibía públicamente al reo ante la multitud, en un intento de
suscitar compasión o de desactivar la presión popular que exigía su ejecución.
La tradición cristiana ha relacionado este episodio con el gesto de “lavarse
las manos” que el Evangelio de Mateo (27,24) atribuye al procurador romano como
signo de su renuncia a asumir la plena responsabilidad en la condena.
La escena del Ecce Homo tiene lugar
inmediatamente después de la flagelación de Jesús atado a
la columna y de la coronación de espinas,
aunque el orden de estos episodios varía en los distintos relatos evangélicos.
La fórmula pronunciada por Pilato constituye una presentación de carácter casi judicial,
comparable en cierto modo a expresiones jurídicas como el “habeas corpus”, en tanto que
muestra públicamente al acusado ante la autoridad del pueblo. Con el paso del
tiempo, la expresión ha trascendido su contexto bíblico y litúrgico para
incorporarse al lenguaje común, donde se utiliza con un sentido figurado que
alude a alguien en estado de gran deterioro físico, como refleja el dicho
popular: “vino hecho un ecce homo”.
En el arte
cristiano, se denomina Ecce Homo a un tipo iconográfico que representa a
Jesús según el relato del Evangelio de Juan, inmediatamente después de la flagelación
y la coronación de espinas. La escena puede incluir únicamente la figura de
Cristo o bien incorporar a otros personajes como Pilato, los
soldados romanos, los sayones o la multitud. El entorno suele
situarse en un marco arquitectónico (palacios, castillos o escalinatas)
que subraya el carácter público de la presentación. La imagen de Cristo se
caracteriza por mostrarlo semidesnudo y maniatado, portando una caña a modo
de cetro, símbolo de la burla de sus verdugos. Del mismo modo,
la túnica
retirada y el manto púrpura refuerzan la ironía cruel, pues la
acusación que motivó su condena era proclamarse “rey de los
judíos”. De ahí también que, ya en el Calvario, los romanos
colocaran sobre la cruz la inscripción INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, “Jesús Nazareno, rey de
los judíos”), que conserva ese matiz sarcástico.
Iglesia de san
Alberto
Capillita de
san José
Una
nueva repisa-retablo con un Ecce-Homo, que se venera con la advocación de
Cristo de las Angustias, de estilo granadino.
Iglesia de san Martin
Ecce
Homo de la Santa
Espina, anónimo siglo XVII, encargado por la Hermandad en 1652, para colocarlo
sobre el tabernáculo en el que se veneraba la reliquia de la Santa Espina.
A principios del XIX fue trasladada a la
Capilla Bautismal, con intención de que pudiera ser contemplado desde el
exterior, a través de una ventana, de forma semejante al Cristo del Buen Viaje
de san Esteban.
Fue retirado del culto en 1889 y colocado
en su capilla después de su restauración.
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