EL PIE Y LOS NAZARENOS DE SEVILLA
Nuestro Padre Jesús de La Sentencia
Nuestro Padre
Jesús de la Sentencia es una talla de madera de pino, para vestir, de 1654. Según consta en el contrato hallado por Enrique Repetto en el
Archivo de Protocolos en 1930, es obra del escultor y pintor sevillano
Felipe Morales Nieto (ver), a quien se le encargó la realización de
otras siete figuras de fariseos, en pasta de madera, para la hermandad:
“una cabeza de Nuestro Señor Jesucristo con su cuello y hombros hasta medio
pecho y sus manos con sus muñecas hasta el codo y sus pies y piernas hasta las
rodillas y siete cabezas con sus pescuezos y manos de figuras de fariseos”,
Estas siete
imágenes secundarias forman, junto a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, el
misterio de la Hermandad de la Macarena. El paso representa el pasaje evangélico
donde Jesucristo es presentado al pueblo y sentenciado a muerte después, ante
la presencia de Poncio Pilato.
Este conjunto escultórico estuvo completo hasta 1659, pero los
siete fariseos fueron sustituidos por nuevas figuras de judíos en 1679 y
cambiados de nuevo a lo largo de los siglos, siendo la composición actual obra
del imaginero Antonio Castillo Lastrucci (ver) de 1929, que lo
reformó en 1938 y amplió dos años después excepto
uno de los soldados romanos, obra de Luis Álvarez Duarte (ver). Ha sufrido a lo largo del tiempo
transformaciones hasta en cinco ocasiones en cuanto a la disposición de las
figuras.
El antiguo
misterio fue vendido a la Hermandad de Yedra de Jerez de la Frontera.
La imagen del
Cristo de la Sentencia fue restaurada en 1933 por el escultor sevillano Antonio
Castillo Lastrucci (ver).
En 1954, Antonio
Eslava Rubio (ver), uno de los discípulos de Castillo Lastrucci, realizó
unas nuevas manos para el Cristo, en 1960 restauró los brazos y la corona de
espinas, y seis años más tarde reparó los pies además de crear otras manos
nuevas.
Finalmente,
en 1984, el profesor Francisco Arquillo Torres realizó una restauración
completa de la talla del Cristo de la Sentencia, de tal modo que lo que persiste de la talla primitiva es solamente el
rostro.
El Señor de la Sentencia muestra una
faz de gran nobleza, coincidiendo casi todos los analistas en destacar los
rasgos afilados de su rostro y la minuciosidad de los rizos de su barba (propio
de los denominados "escultores de pasta" del siglo XVII como era
Felipe Morales).
Al ser una
imagen diseñada para ser vestida con telas naturales, a lo largo de su historia
ha portado túnicas de gran valor histórico artístico. Juan Manuel Rodríguez
Ojeda (ver) en 1889 bordó una sobre terciopelo morado y en 1910 otra decorada
con elementos vegetales. Es muy popular la que se estrenó en 1960 donada por Juanita Reina, obra bordada por Ángela Navarro
Calderón siguiendo el diseño neo-rrenacentista de Joaquín Castilla. En el año
2005, una donación permitió que el taller de Charo Bernardino recreara sobre un
tafetán de seda bordado en oro la túnica representada en el libro de reglas de
1720.
El paso del
Cristo de la Sentencia que mora actualmente en la Basílica de la Macarena,
salió del taller de Juan Pérez Calvo.
La talla es
de obra es Rafael Fernández Toro y los ángeles y los medallones de Luis Ortega
Bru (ver). El dorado fuera realizado, primero por Antonio
Sánchez, y años más tarde por Luis Sánchez Jiménez.