sábado, 26 de octubre de 2024

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

Santo Domingo de Guzmán. Pedro Berruguete. 


Es la tabla central del retablo de Santo Domingo (ver) procedente, junto con otras obras del Museo, del convento de Santo Tomás de Ávila, sede de la Inquisición. Seguramente en su origen formaron parte de dos retablos dedicados a Santo Domingo de Guzmán y a San Pedro Mártir de Verona. 

El Santo porta la cruz de dos brazos (llamada “patriarcal”) que es un símbolo de los fundadores de grandes familias religiosas (patriarcas) o de importantes comunidades cristianas que han dado origen a otras muchas. Se usa para Santo Domingo porque él fue el primero en sacar al monje del monasterio a la ciudad, convirtiéndole en apóstol: un religioso sin dejar de ser un monje. 

Detalle de Santo Domingo de Guzmán con la cruz

Santo Domingo sostiene un libro en su mano izquierda. El libro representa la Biblia, fuente de la predicación y espiritualidad. Sus contemporáneos dicen que en sus viajes por Europa siempre llevaba consigo el Evangelio de san Mateo y las Cartas de san Pablo. Esto se relaciona con la visión que tuvo en una de sus noches de vigilia. Cuando se le aparecieron los santos Pedro y Pablo. San Pedro llevaba consigo el Evangelio, y Pablo sus Cartas, con este mensaje: “Ve y predica, porque has sido llamado para este ministerio”.

Usualmente se le representa con unas azucenas en la mano, que representa el amor por la pureza. 

Detalle de Santo Domingo de Guzmán con la Biblia y la azucena

Con su cruz y con su pie aplasta a un perro demoníaco con una tea encendida, símbolo del Mal.

Detalle del perro demoniaco

El pie como símbolo de la victoria del bien sobre el mal, la conexión de la vida con la muerte.

Por A. Carranza Bencano

miércoles, 23 de octubre de 2024

 EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA

Crucificado de la Iglesia del Pozo Santo. 

Retablo

En el arranque del muro izquierdo se sitúa un retablo del segundo tercio del siglo XVIII en cuya hornacina central aparecen las esculturas del Crucificado.

Realmente se trata de un calvario algo peculiar por la diferencia de tamaño de las figuras que lo componen. En el centro está el crucificado de tamaño natural, debajo una dolorosa arrodillada al pie de la cruz de tamaño menor, de talla completa estofada y policromada de la misma época que el crucificado. A ambos lados se encuentran las imágenes de tamaño académico de San Juan Evangelista y María Magdalena.

Crucificado

El crucificado, es de tamaño natural y de autor anónimo del segundo tercio del siglo XVIII.

Detalle del rostro

Detalle del rostro

Se trata de un cristo muerto con escasa inclinación de la cabeza hacia el lado derecho.

Detalle del paño de pureza

El paño de pureza lo cubre totalmente con el nudo a la derecha.

Detalle de los pies

Los pies están parcialmente cubiertos por la corona de la Virgen situada debajo y se muestran fijados con un solo clavo con el pie derecho sobre el izquierdo.

martes, 1 de octubre de 2024

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La Inmaculada Concepción. Giambattista Tiepolo. 


La Inmaculada Concepción. Tiepolo, Giambattista. 1767-1769. Óleo sobre lienzo, 281 x 155 cm. Museo del Prado. Sala 023. (CC BY 3.0)

Esta majestuosa imagen, es uno de los más bellos cuadros de altar pintados por Tiepolo.  Formó parte de un ciclo de siete encargados realizados entre 1767 y 1769 para para la iglesia real del convento de San Pascual Bailón de Aranjuez, actualmente repartidos entre el Museo del Prado de Madrid y el Palacio Real de Madrid.

El boceto para este lienzo se conserva en las Courtauld InstituteGalleries de Londres.

Esta escena muestra la manera tradicional de representar el dogma de la Inmaculada Concepción de María para la Iglesia católica, como el único ser humano concebido sin pecado original.

Se representa a la Virgen tal como se narra su aparición en el Apocalipsis (12: 1-17):

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Está encinta y grita al sufrir los dolores del parto y los tormentos de dar a luz. Apareció entonces otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. La cola arrastró una tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se puso delante de la mujer, que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. Y dio a luz un hijo varón, el que va a regir a todas las naciones con cetro de hierro. Pero su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Entonces la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que allí la alimenten durante mil doscientos sesenta días”.  

Los símbolos de la pintura aluden a las virtudes de María y al significado de su concepción inmaculada.

La corona de doce estrellas, metáfora de las doce tribus de Israel, y sobre ella, una paloma que representa el Espíritu Santo.

Detalle de la corona y la paloma del Espíritu Santo


Se alza, envuelta en un manto azul celeste. El manto representa a la madre que envuelve y cobija. El azul evoca la pureza, el desprendimiento de lo humano que permite remontarse a lo divino, lo trascendental y, en definitiva, lo espiritual y lo profundo.

Detalle del manto azul

Tanto los lirios como las azucenas, al ser blancas, vienen a significar su ser virginal y su concepción sin mancha de pecado. 

Detalle de las azucenas

La rosa es la imagen de la copa que recoge la sangre de Cristo, el sufrimiento de la Virgen al sacrificio de su hijo.

La palmera simboliza su triunfo y exaltación.

Detalle de la rosa y la palmera

El espejo es la pureza sin mancha, a la par que ella misma es espejo de todas las virtudes.

Detalle del espejo

La Luna es el símbolo de la Madre Mediadora y Escalón o puente entre la tierra y el cielo, entre la divinidad y la humanidad.

Detalle del pie de la Virgen pisando a la serpiente

La virgen se alza, envuelto en el típico manto azul celeste, con sus pies sobre la esfera terrestre y una media Luna, pisando a la serpiente o dragón que es el Diablo que lleva en la boca la manzana que hizo caer en la tentación a Adán y Eva, de manera que la Virgen aparece como redentora del Pecado Original.