EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
FLAGELACIÓN
La flagelación. Fernando Gallego.
Esta pintura fue encargada por el rey Fernando el Católico para su
capilla personal en la catedral de Zaragoza.
Un
aspecto importante de la pintura es la presencia de pequeñas figuras en los
bordes del cuadro, que representan a los donantes de la obra. Estas figuras son
una muestra del compromiso del artista con la inclusión de los patrocinadores
en la obra de arte.
Es una obra maestra del arte gótico tardío español, que destaca
por su realismo, detallismo y dramatismo.
Se representa uno de los momentos más dramáticos de la Pasión de Jesús.
Según los evangelios de Mateo, Marcos y Juan, Jesús, tras ser prendido en el
Monte de los Olivos, fue golpeado y flagelado por los verdugos del pretorio de
Jerusalén.
Como es habitual en la iconografía de este episodio, se representa a
Jesús atado a una columna y rodeado por tres sujetos que le azotan. En este caso
utilizan un látigo, unas cañas y un látigo de varias colas provistas de nudos.
Detrás y a
la izquierda aparece Poncio Pilato, gobernador de Judea, y varios judíos que le
aconsejan.
El aspecto desagradable de los sicarios parece referirse a la oscuridad de su alma, corrompida por la maldad.
Los personajes malvados son presentados en el arte
como seres desagradables, afectados, en ocasiones, por diversos tipos de
enfermedades, asociando la maldad con la fealdad, la deformidad y la
enfermedad.
El que azota con las cañas con su mano derecha, utiliza la mano izquierda para tirar de los cabellos de Jesús.
Presenta una mirada bizca y la boca entreabierta con dientes desiguales y pequeños, más propios de un monstruo que de una persona. Sus ropas están hechas girones y nos muestran sus piernas con granos y ulceraciones.
El verdugo del área derecha del cuadro presenta un
gesto de extrema crueldad con los labios apretados. Al igual que su compañero
presenta granos en los brazos y en las piernas.
Siempre vemos a Jesús descalzo.
En los Evangelios no se refiere si Jesús caminó hasta
el calvario con o sin calzado, como muestra todas las representaciones
artísticas.
En la mayoría de las religiones, la exposición de los
pies es considerada como señal de humildad, pero también simbolizan el estatus
divino, pues andar descalzos requiere una resistencia sobrehumana al dolor.
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