SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA
Piedad. Luis de Vargas.
Retablo de la Piedad de Luis de Vargas. 1564. Iglesia Santa María La Blanca. Sevilla
La composición la centra una magnífica
Piedad, una de las cumbres del arte renacentista en Sevilla: “Un amigo me comentó al ver esta
obra que más que una Piedad, aunque así se llame la obra, parece más bien
escenificar el Llanto Sobre Cristo Muerto”.
Este cuadro es la última obra conocida de Luís de Vargas, pintor nacido y formado en Sevilla. Su obra, muy influenciada por los maestros italianos de la época, es el mejor ejemplo de la tendencia rafaelista en la pintura hispalense durante el segundo tercio del siglo.
Detalle de la Piedad. Óleo sobre tabla
En ella se representa a Cristo yacente rodeado por las tres Marías y San Juan.
Detalle de las caras de Jesús,
La Virgen, San Juan, María de Cleofás y María Magdalena
Gran simbolismo de Magdalena besando los pies cianóticos de Jesucristo como signo de humildad y reverencia (ver).
Detalle de María Magdalena besando los pies cianóticos de Jesús
El origen de la costumbre de
besar los pies procede de Oriente y en el Imperio Aqueménida era la forma de
venerar al Emperador de los Persas.
Tras la
invasión de Alejandro Magno (331 a. C), los griegos traen esta costumbre a
Occidente, consolidándose en el Imperio Romano como forma de veneración al
Emperador.
Esta costumbre se mantuvo en el
Imperio Romano de Oriente o Bizantino hasta su caída en 1453.
Esta forma de mostrar respeto se
daba igualmente en la Edad Media, pues los vasallos juraban fidelidad a los
nobles.
En el Occidente Medieval, el Papa
Constantino I introdujo esta costumbre en el ceremonial pontificio en el año
709, para jurar obediencia al Papa, pero esta costumbre fue abolida por San
Juan XXIII en los años 50 del siglo XX.
Así, en la época de
Jesús era una tarea que se consideraba humillante y que solo la realizaban
los esclavos o los sirvientes y Cristo la convirtió en una señal de humildad
cuando, en la última Cena, besó los pies de los Apóstoles, luego de lavárselos.
El Beato Papa Pablo VI, el 14 de septiembre de 1975, recibió al Patriarca Melitón de Calcedonia, en representación de toda la Ortodoxia, y tras abrazarlo se arrodilló y le besó los pies en señal de humildad y reverencia para toda la Iglesia Ortodoxa.
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