EL PIE Y LA PASION DE CRISTO EN LA PINTURA
MILAGROS
La resurrección de Lázaro. Juan de Flandes.
Esta
tabla y otras tres de Juan de Flandes pertenecen al retablo mayor de la Iglesia
de San Lázaro de Palencia. Fue encargada y costeada por Don Sancho de Castilla,
antiguo preceptor del príncipe don Juan, heredero de los Reyes Católicos.
El tema
que trata esta pintura, hace referencia a uno de los siete milagros realizados
por Jesús, el último y el más impresionante de todos ellos: la resurrección de
Lázaro. Según se narra en el Evangelio de Juan (J 11: 38-44), cuando Jesús se
dirigió a Betania para visitar a su amigo Lázaro, que estaba enfermo, se
encontró con que llevaba muerto cuatro días y había sido ya sepultado. Una vez
a la entrada de su tumba, Jesús mandó quitar la losa que la cubría, rogó a Dios
y gritó a Lázaro para que se levantara. Este se levantó de su tumba aún
cubierto por el sudario, siendo rescatado del mundo de los muertos.
La escena se ha representado en un patio en ruinas, tratado en
perspectiva a la manera italiana, con una iglesia al fondo.
Jesús aparece de pie bendiciendo a Lázaro, que se levanta de la tumba,
apoyando su mano en la tapa del sepulcro, con el aspecto físico propio todavía
de un cadáver en las primeras fases de descomposición. Piel oscura, aparece
pálido, escuálido y con la cabellera convertida en una pelusa desgreñada.
Una de sus hermanas, Marta o María, de rodilla tiende los brazos hacia él, parece querer ayudarle, no sin que la repulsión provocada por el aspecto (y seguramente el olor) del cuerpo a punto de pudrirse la hagan dudar. Es presentada con vestimentas propias del tiempo de los Reyes Católicos.
A la par que horror,
esta escena produce una enorme fascinación debido al realismo con que está
tratada. El pintor debió conocer cuál era el aspecto de un cadáver gracias a
las numerosas ejecuciones que se realizaban en público en la época,
permaneciendo a veces el cuerpo expuesto durante semanas enteras para
aleccionar a la población.
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